¿Alguna vez ha oído hablar del “síndrome de domesticación? De no ser así, imagínese un lobo y después imagínese un perro con las orejas caídas, con pelaje blanco y cara de bebé (cachorro).
De acuerdo con un estudio publicado el año pasado en la revista Genetics, el síndrome de domesticación es un término que acuñó Charles Darwin para describir su descubrimiento de que “los mamíferos domésticos poseen una serie de rasgos hereditarios distintivos e inusuales no vistos en sus progenitores salvajes.”1
Y el síndrome de domesticación no se ve exclusivamente en mamíferos como perros, conejos, zorros, cerdos, caballos y ovejas. También puede observarse en pájaros domésticos e incluso en peces.
La Domesticación Causa Cambios Genéticos
Los científicos, incluyendo a Darwin, se han preguntado durante mucho tiempo por qué los animales domésticos tienen muchas características y comportamientos similares. Incluyendo:
Despigmentación (manchas blancas, regiones marrón) |
Orejas caídas |
Orejas pequeñas |
Hocicos cortos |
Dientes más pequeños |
Comportamiento dócil |
Cerebro más pequeño o capacidad craneal |
Ciclos de celo más frecuentes |
Comportamiento juvenil |
Colas rizadas |
De acuerdo con los autores del estudio de Genetics, cuando ciertas especies son domesticadas con la meta de domarlas, suceden cambios genéticos que afectan un grupo de células madre embrionarias llamadas cresta neural.
Las células de la cresta neural se forman cerca de la médula espinal de los embriones vertebrados tempranos. Conforme se desarrolla el embrión, las células viajan a otros lugares del cuerpo y crean diferentes tipos de tejidos, incluyendo células de pigmento, partes de la cabeza (cráneo, mandíbula, dientes, orejas) y las glándulas suprarrenales, que son las responsables de la respuesta de lucha-huida. Las células de la cresta neural también están indirectamente involucradas en el desarrollo del cerebro.
La Falta de Miedo a los Humanos Tuvo Sus Inicios como una Anormalidad Celular
De acuerdo con el co-autor Adam Wilkins de la Universidad Humboldt de Berlín:
“Cuando los humanos criaron a estos animales para domesticarlos, podrían haber seleccionado inadvertidamente a aquellos con un leve déficit de la cresta neural, dando como resultado glándulas suprarrenales más pequeñas o de maduración tardía. Así que, estos animales tenían menos miedo.”
Las anormalidades de la cresta neural de las que habla Wilkins también podrían dar lugar a signos físicos de domesticación- y no todos ellos son buenos. Por ejemplo, las orejas caídas son una característica atractiva de los perros y conejos, pero desafortunadamente, en realidad son el resultado de la deformación del cartílago de la oreja. Los animales con orejas caídas y colgadas a lado de sus caras, presumiblemente no escuchan tan bien como los animales con orejas erguidas.
Los animales domesticados también parecen tener cerebros más pequeños que sus contrapartes salvajes. La disminución del tamaño del cerebro que se observa en la mayoría de los animales domésticos podría estar indirectamente relacionada con los cambios de la cresta neural.
De acuerdo con Wilkins, “La domesticación animal fue un paso crucial en el desarrollo de las civilizaciones humanas. Sin estos animales, es difícil imaginar que las sociedades humanas pudieran haber podido prosperar en la manera en que lo hicieron.”
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