Hace poco leí un informe de un caso en un periódico veterinario convencional sobre un perro diagnosticado y tratado por tener agresión dirigida hacia su dueño.1 Conforme leí la historia del mal comportamiento de Stevie, me molesté cada vez más.
En mi opinión, el caso de este perro es un buen ejemplo en la aplicación de un mal enfoque para atender un problema de conducta que parecía estar directamente relacionado con la alimentación del perro. También, es un buen ejemplo de por qué los veterinarios integrativos casi siempre empezamos por hacer una revisión en la alimentación, cada vez que vemos a un nuevo paciente.
Excepto en los casos en que un animal necesita una cirugía o medicamentos vitales, casi siempre empezamos por mejorar o adaptar la alimentación de una mascota para iniciar con una buena base—es decir, los fundamentos correctos. Posteriormente, retrocedemos un poco y analizamos qué tipo de cambios ocurrieron en la salud de la mascota, como resultado de esta implementación.
Una vez que estamos seguros de que el animal recibe una nutrición óptima, podemos abordar cualquier problema físico y/o de comportamiento. En muchos casos, una vez que aplicamos el tipo de alimentación adecuada, ya no hay nada que atender. Ese es el poder que tiene llevar una alimentación nutricionalmente equilibrada, fresca y biológicamente apropiada.
Los Antecedentes de Stevie y Sus Problemas de Comportamiento
Stevie era un perro Goldendoodle castrado de un año de edad, quien fue llevado con un veterinario conductista por "gruñir, hacer chasquidos y morder a sus dueños, desde que era un cachorro joven".
"El comportamiento se suscitó cuando sus dueños trataron de alejar de él algunos objetos (es decir, que manifestaba un conducta de protección de recursos), y algunas veces, cuando intentaron acariciarlo", escribe la autora del informe, la Dra. Lore Haug. Como resultado del comportamiento amenazante de Stevie, sus dueños evitaron cortarle las uñas, limpiarle las orejas, o incluso cepillarle.
Además, "Los propietarios señalaron que con frecuencia, Stevie se quejaba y caminaba de un lado a otro por la casa, y montaba persistentemente la pierna de su dueño—varón—en situaciones de estrés", según Haug.
Stevie provenía de un criador local que sus dueños habían investigado cuidadosamente. Él era su primer perro, y claramente intentaban hacer todo bien. Desde la edad de 12 semanas, Stevie fue inscrito de manera continua en clases de obediencia con refuerzo positivo o sesiones privadas de entrenamiento.
Como resultado, Stevie aprendió comandos básicos como "sentado" y "quieto", y la conducta de protección de recursos no era tan marcada. Sin embargo, el entrenamiento no tuvo un gran impacto en aliviar la ansiedad y agresión del perro.
Sus dueños reforzaron diariamente su entrenamiento. Recibía caminatas diarias de media hora y asistía a la guardería de perros dos veces a la semana y socializaba bien con otros perros.
Un Problema Evidente: La Alimentación de Stevie
Ahora, prosigue la parte del informe del caso de Stevie que me llamó la atención:
"Se le proporcionó una alimentación limitada en ingredientes debido a alergias alimenticias que causaban prurito, falta de apetito y diarrea crónica. Sin embargo, su escaso apetito impedía que se utilizaran premios alimenticios para hacer el entrenamiento.
En el momento de la presentación, Stevie continuaba teniendo diarrea crónica intermitente. Los dueños informaron episodios de falta de apetito y aislamiento social en el hogar, seguido de una agresión intensificada las 24 horas".
Dado que Stevie solo tenía un año de edad cuando visitó al veterinario conductista y ya llevaba una alimentación especial (más que una posible "prescripción" procesada o alimentación "terapéutica") para tratar las alergias alimenticias, esto significaba que sus síntomas aparecieron más prematuramente de lo habitual para un perro que padece una sensibilidad alimenticia.
Así que este pobre perrito había tenido problemas de picazón cutánea, diarrea crónica y falta de apetito desde que era un cachorro. No es de extrañar que tuviera problemas de ansiedad y comportamiento—se sentía muy mal todo el tiempo.
Esto debió haber sido una clara señal de alerta no solo para el veterinario de Stevie, sino también para sus padres, acerca de que tenía graves problemas de intolerancia alimenticia que muy probablemente afectaban a todos los aspectos de su vida.
Para decirlo de una forma fuerte y clara, tuvo "episodios" en los que primero se negó a comer, se aisló de sus seres humanos, y luego se volvió cada vez más agresivo en un período de 24 horas. Esta secuencia de acontecimientos apunta a un vínculo directo entre su alimentación y comportamiento. ¡No podría ser más evidente!
Si alguna vez hubo algún caso en el que se requiriera hacer un análisis alimenticio inmediato y programarlo como el primer asunto de importancia, ese era el pobre de Stevie.
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Los Problemas de Stevie No Eran y Nunca Fueron por un Comportamiento Natural
Cuando Stevie fue llevado a la sala de examinación del veterinario conductista, parecía ansioso. Gimoteó, saltó sobre sus dueños, se escondió debajo de una silla, caminó de un lado a otro, y se echó en el regazo de su dueño. No respondió a los comandos verbales, y no quería tener contacto con el personal veterinario a pesar de darle premios.
El nivel de estrés de Stevie era tan elevado que el veterinario solo pudo completar un examen físico limitado.
Así que, aquí tenemos un perro que presumiblemente provenía de criadores responsables que era una mezcla de Golden Retriever y Caniche—razas conocidas por ser inteligentes, con ganas de agradar, y altamente entrenables--y que ha tenido un extenso y continuo entrenamiento de comportamiento con refuerzo positivo, así como socialización. Él hace mucho ejercicio, y sus dueños trabajan diariamente con él para mantener su entrenamiento y socialización.
Además, según Haug:
"La adolescencia podría ser una de las etapas de desarrollo canino más difíciles de soportar para los dueños; sin embargo, la agresión no es un rasgo de la adolescencia. La agresión de Stevie se manifestó a una edad temprana y persistió en la adolescencia. Su agresión no estaba relacionada con cuestiones de dominación o jerarquía con sus dueños.
Aunque, a menudo, la conducta de montar es considerada un comportamiento dominante, también podría ser un signo de excitación sexual, estrés, juego o emoción".
No estoy seguro de cómo alguien, en este momento, podría asumir que los problemas de este perro eran verdaderamente de carácter conductual.
'Las Cuestiones Fisiológicas y Médicas' son la Causa Principal del Comportamiento de Stevie
Afortunadamente, el conductista veterinario concluyó que basado en el historial de Stevie, "probablemente, los problemas fisiológicos y médicos eran los factores contribuyentes más significativos en su comportamiento". Por desgracia, el sufrimiento de este pobre perro no había terminado. Por razones que solo su equipo de atención veterinaria podría explicar, el primer paso no fue ajustar su alimentación, sino su programa de modificación de conducta.
"Sin embargo", escribe Haug, "cuando su enfermedad gastrointestinal crónica progresó, su agresión aumentó y disminuyó su apetito, lo que hizo más difícil aplicar el entrenamiento. Sustituir las caricias y juguetes por premios alimenticios fue problemático y potencialmente peligroso porque Stevie guardó objetos y algunas veces mordía a sus dueños cuando era acariciado".
Francamente, estoy consternada de que las cuestiones gastrointestinales de Stevie (desencadenadas inicialmente por sus alergias alimenticias) se pusieron en riesgo de nuevo, una vez más en favor de otros o diversos entrenamientos de comportamiento.
El equipo de atención veterinaria, finalmente, decidió que necesitaba abordar la enfermedad gastrointestinal de Stevie, mientras que al mismo tiempo buscaban un medicamento adecuado para abordar "el punto de referencia de la ansiedad" en el perro.
Si Stevie fuera mi paciente, no hubiera asumido que tenía un problema de ansiedad adicional, hasta que resolviera sus problemas gastrointestinales. Padecer un sufrimiento intestinal crónico tiene el potencial de hacer que cualquier animal manifieste una terrible ansiedad.
En mi práctica, he visto a muchos perros que exhiben profundos cambios de personalidad en el primer año de vida debido al enorme problema ocasionado por aplicar una gran cantidad de vacunas innecesarias, mezcladas con muchas rondas de antibióticos innecesarios y desparasitantes químicos (muchas son aplicadas sin hacer un muestreo de heces, que en primer lugar, confirmen la presencia de parásitos).
Lo cual remata con tazones que contienen alimento seco, a base de almidón, que es inflamatorio (cargado de transgénicos) nutrientes artificiales y AGEs—productos finales de glicación avanzada).
El resultado es una disbiosis, intolerancias alimenticias y una importante alteración del microbioma, que la investigación ha mostrado que podría tener un profundo impacto negativo en el comportamiento de los mamíferos.
El Plan de Tratamiento para Stevie
A Stevie se le introdujo a un tratamiento con probióticos veterinarios y una sola alimentación de proteínas (de conejo). Una vez más, fue fácil asumir que era a base de croquetas procesadas o alimentos enlatados. Si estuviera tratando a Stevie, me gustaría empezar por hacer una transición a una alimentación fresca, balanceada y con proteínas novedosas, y complementar con dos probióticos y enzimas digestivas, junto con un protocolo intensivo para abordar la disbiosis.
Curiosamente, muchos practicantes y profesionales integrales—incluyéndome—han aplicado la terapia para restaurar el microbioma para reequilibrarlo, lo que mejora la personalidad del paciente de forma notable, cuando el intestino se encuentra finalmente saludable.
Una alimentación a base de alimentos enteros, frescos, sin procesar, apropiada para cada especie, evita que se le proporcionen todos estos "ingredientes adicionales" (granos, almidones, transgénicos, conservadores, colorantes, palatantes, etc.), que se encuentran en los alimentos procesados para mascotas, a perros muy sensibles, como en el caso de Stevie.
Me gustaría hacer simultáneamente una prueba de intolerancia a los alimentos y, posiblemente, una prueba de Índice de Disbiosis en el Microbioma Canino para acertar con precisión a qué alimentos es sensible y que tan mal se encuentra su estado de disbiosis. Esta información es invaluable para un perro como Stevie, que tiene graves intolerancias alimenticias.
Además, Stevie recibió paroxetina, un Inhibidor Selectivo de la Recaptación de Serotonina (ISRS), [por ejemplo, Paxil], presumiblemente por su ansiedad. Evitaría los medicamentos tanto como sea posible, y en este caso ni siquiera estoy convencida de que Stevie tuviera un problema de ansiedad adicional, así que esta no sería la opción que elegiría.
Recomiendo que sus dueños esperen ver los resultados del cambio en su alimentación. Si la ansiedad del perro persiste, incluso después de varias semanas de haber mejorado la alimentación, probablemente, continuaría ajustando la alimentación, de igual manera le proporcionaría una combinación de remedios naturales para abordar la ansiedad canina.
¿Qué Otras Medidas Se Pueden Aplicar en el Caso de Stevie?
Según Haug, una vez que se cambió la alimentación de Stevie y se determinó la dosis correcta de paroxetina, la diarrea desapareció. Su apetito mejoró, y respondió mejor al entrenamiento, su ansiedad disminuyó mucho, demostró un menor nivel de agresión y fue más sociable con los humanos en general.
Lamentablemente, si mi corazonada es correcta, este enfoque solo le proporcionará un bienestar temporal al perro. Lo más probable es que desarrolle sensibilidad al conejo y/u otros ingredientes procesados presentes en el alimento.
Cuando las cosas comiencen a desmejorar nuevamente, es posible que se le cambie el alimento procesado a uno que contenga una proteína diferente, y que se incremente su dosis de medicamento o se le proporcione un ISRS diferente.
Mi enfoque sería estabilizarlo durante varios meses con una alimentación que contenga una proteína novedosa que le sea favorable, junto con una suplementación adecuada. Entonces, intentaría introducir una proteína diferente para ver si eso le beneficia. Siempre que sea posible, es importante rotar las fuentes de proteínas para evitar que se desarrolle una intolerancia.
Como padres de mascotas, tenemos que entender que las prácticas de la medicina occidental, tanto humana como veterinaria, están diseñadas para tratar las enfermedades, no para prevenirlas. Eso es debido a que muy pocos médicos y veterinarios comprenden la relación que existe entre la alimentación y las enfermedades.
Asimismo, es por eso que se le pone muy poca atención a una alimentación determinada, a pesar de que es algo muy conocido que "somos lo que comemos". Lo primero que debería haber sucedido con el cachorro Stevie es que, en el momento en que desarrolló una picazón y diarrea, su alimentación debió haber sido analizada y modificada.
Si alguna vez te enfrentas a un caso similar al de Stevie, tendrás que investigar por tu cuenta, confiar en tus propios instintos y abogar por tu mascota en cada paso de esta travesía.