La respuesta de tu perro puede hacerte sentir bien

vinculo entre humanos y perros

Historia en Breve

  • Cada vez son más las evidencias que respaldan las pruebas científicas sobre el extraordinario vínculo entre humanos y perros
  • Gracias a la oxitocina y otras hormonas de la felicidad, los humanos y caninos pueden recibir múltiples beneficios físicos y emocionales por medio de su interacción
  • A través del proceso de domesticación, los perros también han aprendido a leer las expresiones faciales de los humanos y responder a nuestra intención de comunicación

Los científicos que se especializan en estudiar todo los temas relacionados con los caninos han compilado un impresionante cuerpo de investigación sobre el extraordinario vínculo entre los humanos y sus perros. Desde luego que, las personas que compartimos nuestras vidas con perros hemos llegado a la misma conclusión hace mucho tiempo, pero, de todas maneras es bueno confirmar nuestras sospechas.

De hecho, los estudios demuestran que existe una verdadera química entre los perros y sus humanos. Las interacciones diarias con tu compañero canino pueden tener un efecto estimulante en tu bioquímica, gracias a una hormona llamada oxitocina, algunas veces llamada la "hormona de los abrazos" o "químico del amor".

La oxitocina es una sustancia natural en el cuerpo que produce una sensación placentera cuando hay contacto piel con piel. También, puede actuar como un analgésico natural y disminuir los niveles de estrés, así como la presión arterial.

Desde hace mucho tiempo se ha establecido que el contacto entre humanos, por ejemplo, con niños o parejas, puede desencadenar la liberación de oxitocina. Más recientemente, los estudios han revelado que hacer un vínculo con una especie completamente diferente también puede promover la liberación de esta maravillosa hormona.

Cuando interactúas con tu perro, proliferan las hormonas de la felicidad

En 2003, un estudio realizado en la Universidad de Pretoria en Sudáfrica reveló algunas ideas fascinantes sobre la interacción entre los perros y sus humanos.1

Los dueños se sentaron junto a sus perros sobre una alfombra en el suelo y, durante 30 minutos, se enfocaron únicamente en sus mascotas. Les hablaron cariñosamente, los acariciaron, rascaron y mimaron. La sangre de los dueños fue extraída al principio y de nuevo al final de la sesión de 30 minutos.

Los investigadores encontraron que la presión arterial de los dueños de los perros había disminuido y no solo demostraron niveles elevados de oxitocina, sino también de muchas otras hormonas. Esto incluyó a las beta-endorfinas, que están relacionadas con el alivio del dolor y euforia; prolactina, que promueve el vínculo entre padres e hijos; feniletilamina, que aumenta en personas involucradas en relaciones románticas; y dopamina, que incrementa la sensación de satisfacción.

Curiosamente, los niveles de estas mismas hormonas también se incrementaron en los perros, lo que sugiere que el sentimiento de apego es mutuo.

Enseguida, los dueños se sentaron en la habitación y leyeron un libro durante 30 minutos. Ninguna de las hormonas, incluyendo a la oxitocina, aumentó tanto como lo hicieron durante la sesión con los perros.

Hace una década, un estudio japonés demostró que cuando nuestros perros nos observaban, nuestros niveles de oxitocina aumentaban.2

En el estudio participaron 55 perros y sus dueños. Las personas cuyos perros los observaron durante dos minutos o más, presentaron niveles más altos de oxitocina que los dueños cuyos perros los observaron durante menos tiempo, y afirmaron ser más felices con sus perros que los dueños que eran observados por sus perros solo alrededor de un minuto.

En un estudio sueco realizado en 2011, los investigadores encontraron que las personas que besaban a sus perros con frecuencia tenían niveles más altos de oxitocina que otros dueños.3 Junto con los besos, hubo otros dos factores que contribuyeron a los niveles elevados de esta hormona.

Uno, fue que los dueños percibieron que la relación con su perro era placentera en vez de una tarea difícil, y la otra, era que proporcionaban menos premios a sus mascotas, y preferían darles cariño y atención.

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Mayor evidencia del vínculo que compartimos: los perros pueden leer nuestras expresiones faciales

El año pasado, un equipo de investigadores italianos publicó un estudio de expresión facial en el que participaron 26 perros.4 Mientras los perros comían, los científicos les mostraron fotos de los mismos dos rostros humanos (un hombre y una mujer).

Las imágenes fueron colocadas deliberadamente a los lados de la línea de visión de los perros y les mostraron a los humanos mientras expresaban una de seis emociones de forma intensa, ira, miedo, felicidad, tristeza, sorpresa o disgusto. Una segunda cara mostraba una expresión neutral (sin emoción).

Los investigadores observaron que cuando los perros observaban expresiones faciales como ira, miedo y felicidad, su ritmo cardíaco se aceleraba y eran propensos a girar la cabeza hacia la izquierda. También, tardaban más en volver a comer que cuando se les mostraba la cara con expresión neutral.

Los científicos concluyeron que los perros experimentaban más estrés mientras se les mostraban estas tres expresiones faciales en particular, y especularon que el rostro feliz causaba estrés porque los perros perciben instintivamente los dientes expuestos como amenazantes. Lo curioso es que, cuando a los perros se les mostraron expresiones faciales de sorpresa, se mantuvieron relajados y tendieron a girar la cabeza hacia la derecha.

Cuando se les mostraron imágenes de tristeza, disgusto o expresión neutral no demostraron "tendencia en el movimiento lateral" con sus cabezas.

Los resultados de este estudio son una prueba más de cuán estrecho es el vínculo de los perros con los humanos. Según los investigadores, el hecho de que los perros giren la cabeza hacia la izquierda o derecha también sugiere que nuestros compañeros peludos emplean diferentes regiones cerebrales para procesar las emociones humanas.

El lado derecho del cerebro desempeña un rol más importante en la regulación del flujo simpático hacia el corazón, y es fundamental para controlar la respuesta de lucha o huida necesaria para la supervivencia. La excitación y las emociones negativas parecen ser procesadas en el hemisferio derecho del cerebro de un perro, y las emociones más positivas en el hemisferio izquierdo.

Aún hay más evidencia: los perros pueden responder a nuestra intención de comunicación

Las investigaciones demuestran que los perros pueden seguir los movimientos del ojo humano, y estos movimientos oculares están relacionados con la intención.

Un estudio publicado en 2012 en la revista Current Biology comparó esta capacidad de los perros con una respuesta similar demostrada por bebés humanos.5 En este estudio, a 16 perros se les mostraron videos de una persona que giraba hacia uno de dos objetos idénticos. En un video, la persona miraba directamente al perro y decía en voz alta, ‘¡hola perro!’. En el otro video, la persona evitaba el contacto visual y decía en voz baja, ‘hola perro’.

Se utilizó un monitor ocular para capturar las reacciones de los perros, y por medio de los datos recopilados los investigadores pudieron concluir que los perros tenían más probabilidades de ver el objeto en el video que presentaba a la persona más comunicativa. Este fue el primer estudio que utilizó técnicas de seguimiento ocular para observar cómo los perros interactuaban con las personas.

El estudio reveló un aspecto adicional de la atención de los perros hacia los humanos al demostrar que cuando un perro sigue con su mirada a un humano, no solo es un reflejo; sino que, está relacionado con la "intención comunicativa" del humano.

Aunque el cerebro de un perro no procesa la información de la misma manera que lo hace un niño, su capacidad para interactuar con un humano en este nivel puede fortalecer el vínculo que comparten. Si tomamos en consideración las diferencias biológicas entre los seres humanos y caninos, ¡el hecho de que seamos capaces de tener un intercambio en la comunicación es bastante extraordinario!

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