Otra excelente razón para tener una mascota

mascotas y recién nacidos

Historia en Breve

  • Un estudio reciente sugiere que exponerse a las mascotas durante la infancia tiene un efecto protector contra las alergias a largo plazo y que mientras más mascotas, mejor
  • De acuerdo con los investigadores de la Universidad de Wisconsin, lo óptimo es exponer a los niños desde recién nacidos
  • Otro estudio concluyó que los bebés que son expuestos a las mascotas desde que están en el útero y hasta los 3 meses de edad tienen mayores niveles de bacterias intestinales que refuerzan el sistema inmunológico
  • Una investigación reciente realizada en Dinamarca sugiere que tener un gato reduce el riesgo de asma infantil en niños con predisposición genética

Un estudio reciente realizado en Suecia se suma a la creciente evidencia que demuestra que exponerse a las mascotas durante la infancia podría tener un efecto protector contra las alergias a futuro.1 El estudio publicado en la revista PLOS One, también sugiere que mientras más mascotas, mejor.

El estudio involucró a un total de 1 278 niños. Alrededor del 80 % de los padres completaron cuestionarios sobre tener mascotas y la incidencia de rinitis alérgica (secreción nasal y comezón en los ojos), asma y eczema en sus hijos.

Los investigadores entrevistaron al 20 % de los padres restantes cuando sus hijos tenían de 6 a 12 meses de edad y se les realizaron evaluaciones clínicas a los 18 meses, 3, 8 y 9 años.

En ambos grupos, los reportes de alergias disminuyeron a medida que aumentaba el número de mascotas en el hogar. Cerca de un tercio de los niños sin mascotas reportaron alergias, mientras que ninguno de los niños que vivían en casas con 5 o más perros o gatos reportó algún caso de alergias.

Estos investigadores controlaron muchos factores para su estudio, sin embargo, la relación entre tener mascotas en casa y un menor riesgo de alergias se mantuvo constante.

Esta es la hipótesis de la higiene laboral”, dijo para The New York Times, el autor principal del estudio, Bill Hesselmar, profesor asociado de la Universidad de Gotemburgo.2

Alergias y la hipótesis de higiene

La teoría de la hipótesis de la higiene nació a finales de la década de 1980 y explica que el gran aumento de trastornos alérgicos vivido durante el último siglo se debe en parte a nuestra obsesión con la limpieza.

Desde la llegada de los productos antibacterianos para todo tipo de uso, se ha vuelto una obsesión tratar de evitar todos los gérmenes en el entorno. A simpe vista, este podría parecer un enfoque sensato, pero no todos están de acuerdo con esto.

Se cree que la exposición temprana a las bacterias y parásitos prepara a los sistemas inmunológicos para combatir infecciones peligrosas. Además, este “entrenamiento” para el sistema inmunológico también ayuda a poder diferenciar entre peligros graves para la salud como una infección por neumonía e irritantes inofensivos como la caspa de las mascotas o el polen.

De acuerdo con la hipótesis de la higiene, cuando el sistema inmunológico no se expone a patógenos reales aumentan las probabilidades de que se vea afectado por factores desencadenantes ambientales benignos.

Por eso es posible que exponer a los niños a las mascotas de la casa durante sus primeros años de vida los ayude a que su sistema inmunológico mantenga un equilibrio respecto a reconocer la diferencia entre los patógenos y los organismos inofensivos.

Permitir que los recién nacidos convivan con las mascotas ayuda a prevenir alergias

La investigación realizada por profesores del Departamento de Pediatría de la Universidad de Wisconsin sugiere que la exposición a los perros durante la infancia, en especial después del nacimiento, influye en el desarrollo inmunológico y reduce el riesgo de ciertas alergias.3

Los investigadores evaluaron a 275 niños que tenían al menos un padre con alergias respiratorias o asma. Una vez al año, durante 3 años, se les preguntó a los padres de los niños si tenían un perro en casa y si los niños tenían síntomas de alergia. Además, los investigadores solicitaron análisis de sangre con el fin de evaluar las respuestas inmunológicas de los niños.

Los resultados del estudio demostraron que los niños que tenían un perro en casa desde recién nacidos tuvieron menor riesgo de padecer dermatitis atópica (comezón en la piel) (12 % vs. 27 %) y sibilancia (19 % vs. 36 %) antes de cumplir sus 3 años de edad y que todo se debía a la exposición temprana, ya que los niños cuyas familias tuvieron un perro hasta después de nacer no mostraron los mismos beneficios.

Los investigadores de la UW creen que la exposición a los perros “…podría contribuir con un paso crítico en el rápido desarrollo del sistema inmunológico, un paso que puede ocurrir poco después de nacer”.

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Exponerse a las mascotas mientras el bebé aún está en el útero aumenta su nivel de bacterias intestinales saludables

Un estudio publicado en la revista Microbiome sugiere que los bebés que nacen en familias con mascotas tienen mayores niveles de dos tipos de microbios intestinales que se relacionan con una menor incidencia tanto de alergias como de obesidad.4

Hay un periodo de tiempo crítico en el que se co-desarrolla la inmunidad intestinal y los microbios y en el que las alteraciones en el proceso pueden producir cambios en la inmunidad intestinal” dijo Anita Kozyrskyj para Science Daily, quien es coautora del estudio, epidemióloga pediátrica de la Universidad de Alberta y una investigadora destacada en microbios intestinales.5

Estos hallazgos forman parte de la investigación en curso en la que se utilizan muestras fecales de 746 bebés registrados en el estudio llamado Canadian Healthy Infant Longitudinal Development, el cual demuestra que los niños que crecen con perros tienen menor riesgo de asma en comparación con los niños que crecen en hogares sin mascotas.

Para el estudio, los investigadores evaluaron a los bebés cuyas madres se embarazaron en 2009 y 2012. A las madres se les hicieron preguntas como si tenían mascotas en casa durante el segundo y tercer trimestre de embarazo, qué tipo de mascota (la mayoría tenían perros, los gatos estuvieron en segundo lugar) y si seguían teniendo mascotas durante los primeros 3 meses de vida del bebé.

Más de la mitad de los bebés se expusieron a al menos una mascota con pelaje durante el embarazo de su madre o después de nacer. El 8 % solo se expuso durante el embarazo, mientras que alrededor del 47 % se expuso antes y después de nacer.

Los investigadores descubrieron que exponer a los bebés a las mascotas mientras aún están en el útero y hasta los 3 meses de edad aumentó sus niveles de dos cepas de bacterias intestinales, una relacionada con un menor riesgo de alergias infantiles y la otra relacionada con un menor riesgo de obesidad infantil.

Los niveles de estas dos bacterias fueron mayores (el doble) en los bebés que se expusieron a sus mascotas en casa. La vía de exposición es indirecta, del perro a la madre y de la madre al bebé durante el embarazo hasta los primeros 3 meses de vida. Esto significa que aún si el perro ya no estaba cuando nació el bebé, su microbioma se benefició del intercambio de bacterias saludables.

Además, el intercambio se produjo incluso en situaciones de nacimiento de mayor riesgo, tales como cesárea, casos en los que la madre tomaba antibióticos al momento del nacimiento, así como cuando la madre no amamantó.

Otro beneficio protector es que la presencia de mascotas en casa redujo la incidencia de transmisión de GBS vaginal (estreptococo del grupo B) durante el nacimiento, que causa neumonía en recién nacidos y es la razón por la que las madres reciben antibióticos durante el parto.

La exposición a los gatos reduce el riesgo de asma en niños con predisposición genética

Otro estudio reciente concluyó que los niños pequeños que tienen un gato en casa también tienen menor riesgo de asma. El estudio se realizó en Dinamarca e involucró a 377 niños pequeños nacidos de madres asmáticas y se publicó en Journal of Allergy and Clinical Immunology.6

Históricamente, los estudios que evalúan el efecto de la exposición a perros y gatos a temprana edad y su relación con la incidencia de asma infantil, muchas veces se contradicen entre sí. Algunos investigadores creen que la exposición es un factor de riesgo, mientras que otros han concluido que tiene un efecto protector.

Estos resultados conflictivos apuntan a la probabilidad de que un componente genético en niños con gatos desencadene un efecto protector contra el asma. La variación genética en el cromosoma 17q21 locus es el factor de riesgo genético más importante en el asma infantil y los niños con este genotipo suelen desarrollar la enfermedad y sufrir episodios frecuentes de ataques graves.7

En el estudio de Dinamarca, alrededor de uno de cada tres niños tenía esta variante genética, lo que se cree es proporcional a la población en general. Cuando se activa esta variante, se duplica el riesgo de que el niño desarrolle asma antes de los 12 años y también desempeña un papel muy importante en la bronquitis y la neumonía.

La Academia Americana de Alergias, Asma e Inmunología, reportó que según el estudio:

La exposición a los gatos redujo el riesgo de desarrollar asma durante los primeros 12 años de vida en niños con el genotipo de alto riesgo, pero no tuvo ningún efecto en los niños con el genotipo de bajo riesgo. Un mayor nivel de alérgenos de gato recolectados de los hogares de los niños se relacionó con una mayor protección contra el asma en estos niños de alto riesgo.

Los investigadores no encontraron estos efectos en la exposición con perros. El genotipo 17q21 de alto riesgo también se relacionó con un mayor riesgo de neumonía y bronquitis, y este riesgo también se redujo en los niños expuestos a los gatos. Los estudios de replicación mostraron resultados similares en el riesgo de asma”.8

El investigador principal, el Dr. Jakob Stokholm cree que la explicación para este efecto protector causado por la exposición a los gatos podría estar relacionada con las bacterias que tienen los animales, así como con los hongos y virus que llevan a casa.

Es muy emocionante que hayan encontrado esta relación porque otros estudios no han podido concluir nada”, dijo el coautor del estudio, el Dr. Arne Host.

Ahora parece que el efecto está relacionado con una variante genética en particular, lo que demuestra la complejidad del desarrollo del asma y las alergias. No solo se trata de los genes y el medio ambiente, sino de la forma en la que interactúan y aún hay muchas cosas que no sabemos”.9

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