La mayoría de las personas están de acuerdo en que los perros deben ser entrenados para responder a los comandos verbales que los pongan a salvo, pero ¿qué pasa con los gatos? Muchos asumen, con justa razón, que los felinos no pueden ser entrenados porque, a diferencia de los perros, suelen hacer lo que quieren y no lo que nos complace.
Si bien es cierto que hay diferencias en la relación que hay entre los humanos y los gatos en comparación con los perros, hay ocasiones en las que tener un gato obediente no solo es deseable, sino que es una cuestión de vida o muerte. Imagina que tu casa se está incendiando o hay huracán en camino y necesitas evacuar de inmediato.
Tu perro está justo a tu lado esperando tus indicaciones para cooperar debido a que es un animal completamente domesticado que busca a su humano para que lo oriente. Pero ¿dónde está el gato? Lo empiezas a llamar. Lo buscas de habitación en habitación con una tremenda desesperación. Pero tu gato independiente, autosuficiente y rebelde está refugiado en un buen escondite, ya que esta es la respuesta natural de un gato semidomesticado.
Sin embargo, no todo está perdido, puesto que la mayoría de los gatos pueden ser entrenados (de hecho, algunas razas se destacan en este aspecto), y hay ciertos hábitos favorables que debes tomar en cuenta para entrenar a tu gato, no solo en caso de una emergencia, sino también para enriquecer su vida cotidiana.
Los tres hábitos esenciales que debes enseñarle a tu gato incluyen arañar solo las superficies que tenga permitidas, sentirse cómodo en una jaula o transportadora y acercarse cuando se le llama.
Entrena a tu gato para que arañe las superficies adecuadas
Asegúrate de ofrecer rascadores que coincidan con la superficie y posición que más le gusten a tu gato. Esto podría implicar más de un rascador diferente, por ejemplo, un poste cubierto de alfombra, cubierto de cuerdas o superficies de rascado tanto horizontales como verticales.
Los postes de rascado deben ser muy resistentes (sin tambaleos) y deben permanecer estables mientras tu gato esté arañándolos. También deben colocarse en un espacio en donde tu gato lo usará, incluso si no coinciden con la decoración de tu hogar. Será difícil que tu gato se anime a utilizar los rascadores si los pones en lugares que no frecuenta. También puedes ubicar alguno en frente de una la ventana que le guste a tu gato, en donde come o donde está su caja de arena.
Tal como ocurre con la regla sobre la caja de arena para los hogares en donde viven varios gatos (debes tener una caja de arena por cada gato y una extra), es recomendable que tengas un rascador extra. Si tienes 2 gatos en casa, lo recomendable es que tengas 3 superficies para arañar. A muchos gatos no les gusta compartir su espacio para arañar.
Una vez que has puesto los rascadores en su lugar, motiva a tu gato a explorarlos usando algún tipo de señuelo, como un juguete con plumas o con un poco de hierba gatera. También puedes frotar o espolvorear algo de hierba gatera orgánica en los rascadores.
Háblale bonito a tu gato y dale algún premio cada vez que utilice su rascador, sobre todo cuando clave sus garras en él. Acarícialo y ofrécele el tipo de estímulo positivo al que reacciona. La idea es que cada vez que utilice una superficie nueva para rascar, le parezca una experiencia placentera y divertida.
Además, de la misma forma en que la mayoría de los seres humanos necesitan cortar sus uñas con frecuencia, puede ser necesario recortar las garras de tu gato cada semana, o al menos cada 2 semanas. También puedes considerar la posibilidad de cubrirlas con algunos protectores de garras de venta comercial, lo cual te protegerá tanto a ti como a tus pertenencias de esas garras afiladas.
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Integra el entrenamiento con jaula
Hay una enorme cantidad de gatos que corren y se esconden en cuanto ven su jaula transportadora. Esto se debe a que, para estos gatos, este malvado dispositivo solo aparece una o dos veces al año y evoca los malos recuerdos de un confinamiento forzado, un viaje terrorífico en el automóvil o una visita a un lugar que le resulta amenazante (por ejemplo, la clínica veterinaria).
La buena noticia es que toda esa angustia relacionada con las visitas al veterinario, así como otras salidas, puede disminuir si le ayudas a tu gato a que se sienta cómodo con su jaula transportadora estando en casa, en el momento en que él decida y sin sentirse amenazado en lo absoluto.
Siendo honestos, lo más probable es que a tu gato nunca le guste que lo saquen de su territorio para llevarlo a lugares desconocidos, pero si percibe a su jaula transportadora como un espacio seguro, habrás eliminado uno de los muchos factores estresantes que implica llevarlo del punto A al punto B.
Para una formación detallada sobre cómo realizar el entrenamiento con jaula, consulta este artículo en el que se incluyen 10 medidas para eliminar el odio que los gatos sienten hacia sus jaulas.
Las jaulas transportadoras son necesarias, pero no tienen por qué ser algo negativo. Si necesitas viajar con tu gato, aunque solo sea para visitar al veterinario o que, esperemos no sea el caso, por azares del destino te encuentres en medio de un desastre natural y necesites evacuar tu hogar, debes tener una forma segura y cómoda de viajar con tu gato.
Cuanto más familiarizado y cómodo se sienta tu gato con respecto a su transportadora, además de sentirse más seguro dentro de ella, será menos estresante transportarlo.
Entrena a tu gato para que se acerque a ti cuando lo llamas
Tal vez no te hayas dado cuenta, pero es probable que tu gato ya esté acostumbrado a acercarse cuando escucha el “llamado” por medio de cualquier sonido que le indique que podría ser la hora de la comida, como el zumbido del abrelatas eléctrico. Si no hay un sonido involucrado, será llamado por el aroma de su comida.
En una entrevista con AdventureCats, la etologa E'Lise Christensen dijo que debido a que tu gato ya reacciona a estas indicaciones, puedes partir de esa base con facilidad. El truco es llamar a tu gato con algo con lo que ya está respondiendo.
En primer lugar, tienes que decidir la manera precisa en la que lo llamarás a partir de ahora cuando quieras que vaya hacia donde estás. Por ejemplo, puedes llamarlo por su nombre usando un tono diferente, o por su nombre seguido del comando “ven” (“Señor Gato, ven”) o precedido por “aquí” (“Aquí, Señor Gato”). La clave es usar las mismas palabras y tono de voz cada vez que lo llames.
También puedes usar premios de alta calidad con el fin de entrenar a tu gato para que venga cuando se le llame. Si estás junto a él, dale la orden de acercarse y ofrécele un premio de inmediato. Cuando sea evidente que ha establecido la conexión entre la orden y sus sabrosos premios, podrás aumentar un poco la distancia.
Aléjate de él, llámalo, y cuando venga a ti, dale un premio. Una vez que esté haciendo esto de manera consistente, aumenta la distancia de manera gradual. Si las cosas salen según lo planeado, responderá al llamado de manera segura, sin importar en qué lugar de la casa te encuentres.
Consejos para un entrenamiento exitoso:
- Programa varias sesiones al día para ayudarle a tu gato a practicar lo aprendido. No dejes que las sesiones sean superiores a 5 minutos
- Nunca castigues a tu gato por no venir cuando se lo ordenas. Es ineficaz y puede hacer que se estrese o tenga miedo
- Recompénsalo siempre, sin importar cuánto se tarde en reaccionar. Recuerda que le estás pidiendo que haga algo que va en contra de su naturaleza
También es importante no usar este entrenamiento para llamar a tu gato por cualquier cosa que él considere desagradable, como darle medicamentos o llevarlo a una cita con su veterinario. En esas situaciones, dice Christensen, es mejor ir a buscarlo para que no haga ninguna asociación entre ser llamado y obtener un resultado negativo.