Debido a que las inyecciones para cachorros incluyen la vacunación contra el moquillo, por fortuna, en la actualidad, este virus también conocido como enfermedad de Carré o "de las almohadillas duras", es relativamente raro en los perros de los Estados Unidos.
Somos afortunados porque no hace mucho tiempo, el virus del moquillo canino (CDV, por sus siglas en inglés) era una causa común de muerte entre los compañeros caninos. Otros animales, incluidos los gatos, también son susceptibles, pero los perros son los principales portadores. La enfermedad es causada por un tipo de morbillivirus y está estrechamente relacionada con el virus del sarampión en los seres humanos.
A pesar de la disponibilidad de vacunas contra el moquillo, en ocasiones todavía vemos casos de infección, con más frecuencia en perros de refugios, así como en perros adquiridos de criadores informales y canes de otros países importados a los Estados Unidos.
La población de cachorros rescatados en refugios corre el mayor riesgo de CDV debido a una serie de factores que incluyen estrés, una nutrición deficiente, sistemas inmunológicos inmaduros o debilitados, la presencia de parásitos externos o gastrointestinales (GI), y otros problemas de salud.
Cómo se propaga el moquillo en perros
Los perros sin inmunización que están expuestos a un animal infectado con CDV tienen un alto riesgo de contraer la enfermedad, al igual que los cachorros nacidos de una madre infectada, y los perros jóvenes con estrés extremo o inmunocomprometidos. Los perros expuestos a la vida silvestre también pueden estar en mayor riesgo de infección.
Las infecciones bacterianas, en particular las del tracto respiratorio o GI, también podrían hacer que los perros sean más susceptibles al virus. En raras ocasiones, las vacunas contra el CDV que no se atenúan de forma adecuada también se han implicado como causa.
La mayoría de los perros están expuestos al virus cuando inhalan las secreciones respiratorias de un animal infectado, o entran en contacto directo con las heces, orina o saliva infectada. El CDV también se puede propagar a través del contacto directo o indirecto con ropa de cama, tazones u otros artículos que pertenezcan a un perro infectado.
En los perros susceptibles (es decir, los perros cuyos sistemas inmunológicos no tienen una defensa eficaz), el virus primero se reproduce en el tracto respiratorio y luego pasa a los ganglios linfáticos, la linfa y sistemas circulatorios en todo el cuerpo. El CDV también puede infectar la piel, el tracto gastrointestinal y urogenital, sistema nervioso central y otras áreas del cuerpo.
Los perros infectados pueden propagar el virus hasta cinco días antes de que aparezcan los síntomas, y durante varios meses después de la exposición, incluso cuando no haya síntomas presentes.
Síntomas del CDV
El período entre la exposición y el desarrollo de síntomas en perros sin protección puede durar aproximadamente de una a seis semanas, sin embargo, la mayoría de los perros presentan síntomas dentro de una a cuatro semanas.
El virus a menudo (pero no siempre) sigue un patrón en el que los síntomas involucran primero al tracto respiratorio superior, luego al tracto GI y finalmente al sistema nervioso central. En etapas iniciales, los perros muestran signos consistentes con una infección respiratoria superior, que incluye tos persistente, estornudos, secreción nasal y ocular, fiebre alta (103.5oF o superior), fatiga y letargo.
Aproximadamente al mismo tiempo o justo después de que aparezcan los síntomas en el tracto respiratorio superior, a medida que la infección se traslada al tracto GI, podría haber vómitos, diarrea, pérdida del apetito y pérdida de peso.
Dentro de una a tres semanas, se podrían desarrollar signos neurológicos, que incluyen cambios de comportamiento, mioclono (espasmos musculares) y convulsiones, a menudo un tipo de masticación en el que el perro mueve la mandíbula como si masticara de forma intermitente. Los perros afectados también son susceptibles a infecciones bacterianas secundarias.
La severidad de los síntomas varía dependiendo de cada estado inmunológico. Los perros con sistemas inmunológicos competentes a menudo son capaces de combatir con éxito la infección, eliminarla de sus cuerpos sin sufrir efectos a largo plazo. Los perros menos afortunados pueden terminar con daños permanentes en su esmalte dental, vista o función neurológica.
Además, ciertas cepas de CDV pueden causar un agrandamiento anormal o engrosamiento de las almohadillas de sus patas, por lo que la enfermedad a veces es conocida como enfermedad de las "almohadillas duras".
Los perros con sistemas inmunológicos debilitados o comprometidos, podrían morir luego de dos a cinco semanas de la exposición inicial, y por desgracia, esto ocurre entre alrededor del 50 % y 75 % de las ocasiones. Los perros muy jóvenes y ancianos tienen la mayor tasa de muerte por moquillo.
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Diagnóstico de CDV
Los veterinarios suelen realizar un recuento sanguíneo completo (CSC) y un perfil de bioquímica sérica en los perros que se sospecha que contrajeron moquillo. Estas pruebas proporcionan mucha información sobre la infección, función de los órganos y la salud general del perro.
También se realiza un análisis de orina, ya que se pueden encontrar antígenos virales en los sedimentos urinarios. Las pruebas sanguíneas avanzadas pueden revelar anticuerpos positivos para el virus; sin embargo, estas pruebas no pueden distinguir entre los anticuerpos que resultan de la vacunación y los resultantes de la exposición al CDV. Las radiografías en realidad solo son necesarias si hay sospecha de neumonía.
La mejor manera de hacer un diagnóstico definitivo de moquillo en un perro vivo es mediante un test de anticuerpos fluorescentes que se puede realizar en muestras sanguíneas, respiratorias o de las amígdalas, líquido cefalorraquídeo, médula ósea u orina.
Si la enfermedad se encuentra en las primeras etapas, las muestras de la conjuntiva (las esquinas del ojo) también pueden ser analizadas para detectar anticuerpos. La prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) también está disponible para detectar el virus del moquillo en las muestras sanguíneas, y se considera muy fiable.
En última instancia, el diagnóstico de moquillo se puede confirmar al tomar en cuenta el historial del perro, los resultados del examen veterinario y las pruebas de PCR con sangre, orina o una muestra conjuntival. En muy raras ocasiones, hay casos de VCD que, por cualquier motivo, no se pueden diagnosticar de forma precisa.
Opciones de tratamiento
No existe una terapia convencional específica para el moquillo, por lo que el tratamiento se centra en controlar los síntomas y hacer que el paciente se sienta lo más cómodo posible. La enfermedad puede ser fatal, y el factor más importante que influye en el resultado de un perro es si el virus ha afectado al sistema nervioso central, y en caso afirmativo, en qué medida.
Los perros diagnosticados con CDV deben ser hospitalizados y aislados de otros animales. El tratamiento convencional incluye antibióticos para tratar la neumonía si está presente, medicamentos anticonvulsivos, para la tos, para reducir las náuseas y diarrea, líquidos intravenosos (IV) si es necesario y para el control del dolor.
Durante este periodo, los veterinarios integrativos agregan un apoyo inmunológico intensivo, incluyendo Kyosenex (un extracto purificado de timo), vitamina C intravenosa, terapia de oxígeno hiperbárico, así como terapia de ozono. Muchos veterinarios encuentran que los nosodes para el moquillo son muy beneficiosos en reducir la duración de la infección y minimizar la gravedad de los síntomas y la progresión de la enfermedad, especialmente si se utilizan desde el principio.
Dado que los perros pueden continuar esparciendo el virus durante semanas o meses después de recuperarse del moquillo, deben mantenerse alejados de otros perros durante este tiempo. Todas las superficies, ropa de cama y cualquier objeto con el que el perro enfermo haya estado en contacto deben limpiarse y desinfectarse o desecharse. El virus es sensible a la luz ultravioleta, calor y deshidratación, y tiende a persistir en ambientes fríos más que en climas cálidos.
Prevención de CDV
La autoridad veterinaria en vacunas, el Dr. Ronald Schultz, considera que una vacuna contra el moquillo canino aplicada a tiempo es el mejor método de prevención contra esta enfermedad altamente contagiosa. Es innecesario realizar una dosificación adicional anual para el moquillo, en caso que la prueba de titulación completada 4 semanas después de la vacunación muestre que el cachorro fue inmunizado de manera exitosa.
El Dr. Richard Pitcairn, un veterinario homeopático y autor del libro más importante sobre el cuidado de la salud integral para mascotas: Dr. Pitcairn's Complete Guide to Natural Health for Dogs & Cats, apoya utilizar profilácticamente los nosodes para el moquillo en los cachorros.
De igual forma, al desarrollar un sistema inmunológico fuerte y enérgico, y proporcionarle excelentes opciones de alimentación apropiada para su especie al principio de la vida de un cachorro también reforzará las defensas innatas de tu perro contra esta y otras enfermedades infecciosas.