Este extraño hongo podría ser mortal para los perros

perro con fiebre del valle

Historia en Breve

  • Después de la temporada de monzones e intensas tormentas de polvo, los veterinarios del área metropolitana de Phoenix, en Estados Unidos, reportan un aumento en los casos de perros con fiebre del valle
  • La fiebre del valle, o coccidioidomicosis, es una infección fúngica que puede ser mortal y se presenta en climas cálidos y secos. Los perros quedan expuestos al inhalar los hongos del suelo
  • En Arizona, alrededor del 70 % de los perros son capaces de combatir la infección. Los síntomas de los perros infectados pueden incluir fiebre, tos, dificultad para respirar, letargo y cojera
  • El tratamiento depende de la gravedad de la infección y de los síntomas clínicos, y puede involucrar una terapia con medicamentos antifúngicos por hasta un año
  • En las áreas endémicas de la fiebre del valle, no existe una manera infalible para prevenir la infección. Sin embargo, hay pasos que los dueños de perros pueden tomar para reducir el riesgo de exposición

Hace poco, un periódico local en Arizona alertó a los dueños de perros diciendo que el final de la temporada de monzones estaba provocando un aumento en los casos de perros con fiebre del valle en toda el área metropolitana de Phoenix.

El nombre científico de la fiebre del valle es coccidioidomicosis, la cual es una infección causada por el hongo conocido como Coccidioides immitis. Es una enfermedad poco común pero que puede ser mortal, y se presenta en climas cálidos y secos en el oeste y suroeste de Estados Unidos (sobre todo en el sur de California, Arizona, el suroeste de Texas, Nuevo México, Nevada y Utah), así como en algunas regiones de Centroamérica y Sudamérica.

La coccidioidomicosis también se conoce como fiebre de San Joaquín o fiebre del desierto, pero es mejor conocida como la fiebre del valle. La infección puede afectar a diversos tipos de mamíferos, como los humanos. Se presenta con más frecuencia en perros que en gatos. Esta afección no es zoonótica, lo que significa que no se puede transmitir de animal a humano o de humano a animal.

Cómo es que los perros contraen la fiebre del valle

El hongo Coccidioides immitis se encuentra en las capas superiores del suelo, pero varios centímetros por debajo de la misma en donde puede soportar las altas temperaturas y la falta de humedad. Este hongo se abre paso hacia la superficie después de un período lluvioso o algún tipo de perturbación del suelo.

Cuando llega a la superficie, el hongo forma esporas que se propagan por medio del viento y las tormentas de polvo. Los monzones de verano y los haboobs (intensas tormentas de polvo) de Arizona crean un ambiente ideal para que los hongos crezcan y se propaguen, lo que significa que la mayoría de los perros en dicho estado han tenido algún tipo de exposición.

Los perros pueden adquirir coccidioidomicosis por inhalar el hongo del suelo y aquellos que son susceptibles a la infección pueden enfermarse con tan solo 10 esporas de hongos.

En Arizona, se estima que alrededor del 70 % de los perros combaten la infección con éxito. Por desgracia, el 30 % restante continúa adquiriendo la enfermedad y requiere de tratamiento a largo plazo con medicamentos antifúngicos.

La infección comienza en el tracto respiratorio y con frecuencia se propaga a otros sistemas del cuerpo. En los pulmones, las esporas son glóbulos redondos que habitan como parásitos hasta que crecen lo suficiente como para abrirse, liberando así cientos de endosporas que viajan a otros tejidos y continúan su proceso de crecimiento, ruptura y diseminación por todo el cuerpo.

Si las endosporas entran en el sistema linfático y circulatorio, crean una infección sistémica. La coccidioidomicosis se desarrolla de una a tres semanas después de la exposición.

Los perros que pasan mucho tiempo al aire libre tienen un mayor riesgo de contraer la infección, sobre todo los perros con mucho espacio para recorrer. Parece que los perros grandes son más propensos, pero, esto podría deberse a que suelen pasar más tiempo al aire libre en comparación con los perros más pequeños.

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Síntomas que se deben tomar en cuenta

Es posible que los perros cuyos sistemas inmunológicos son capaces de combatir la enfermedad nunca muestren ningún síntoma. Cuando estos síntomas se presentan, pueden incluir los siguientes:

Fiebre

Cojera

Llagas y úlceras cutáneas

Tos

Hinchazón articular u ósea

Inflamación de la córnea o iris

Dificultad para respirar

Pérdida significativa de peso y masa muscular

Convulsiones

Letargo

Ganglios linfáticos inflamados

Insuficiencia cardíaca

Es común que la fiebre del valle se propague por todo el cuerpo y afecte los huesos, articulaciones, ojos, piel, hígado, riñones, sistema nervioso central, sistema cardiovascular y órganos reproductivos (sobre todo los testículos).

Por lo general, los gatos no muestran los mismos síntomas que los perros, y con frecuencia no presentan ninguno hasta que la infección se ha propagado de manera significativa. En el caso de los gatos, con mayor frecuencia se ven afectadas las capas más profundas del tejido cutáneo, por lo que los síntomas como masas, abscesos y lesiones con llagas son más comunes en los mininos.

Opciones de diagnóstico y tratamiento

Al igual que con cualquier enfermedad, la detección temprana tiene el mejor pronóstico para los perros con fiebre del valle, por lo que si vives en un lugar donde prevalece la infección y tu mascota muestra posibles síntomas, es fundamental que vayas con tu veterinario lo antes posible.

Tu veterinario realizará un examen físico detallado y agendará un hemograma completo, un perfil químico de la sangre y análisis de orina. Tendrás que proporcionar un reporte del estado de salud y síntomas de tu perro, incluyendo las situaciones en las que pudo haber estado expuesto al hongo.

El tratamiento de la fiebre del valle depende de la extensión de la infección y los síntomas clínicos. Si la afección es generalizada, el tratamiento tradicional implica una terapia antifúngica agresiva cuya duración es de hasta un año. De igual forma se pueden recetar otros medicamentos para tratar los síntomas individuales, como supresores de la tos.

En el caso de los perros que no responden bien a la terapia con medicamentos, se puede realizar una prueba de medición farmacológica con el fin de determinar qué tan bien se está absorbiendo el mismo.

El Valley Fever Center for Excellence (VFCE) de la Universidad de Arizona calcula que los gastos de tratamiento de las infecciones por fiebre del valle son de $ 60 millones de dólares por año para los dueños de perros en Arizona.

El costo del fluconazol, que es el antifúngico más recetado, es de alrededor de $ 50 dólares al mes para perros más pequeños, y puede ser superior a $ 150 dólares para perros grandes. Además, los análisis de sangre que se requieren representan alrededor de $ 200 dólares.

Con frecuencia los veterinarios integradores combinan la terapia antifúngica tradicional con modalidades más naturales como la terapia con citocinas, hongos medicinales, terapias con vitamina C intravenosa, oxígeno hiperbárico y ozono. Algunos dueños de perros en Arizona también deciden usar aceite de CBD para reducir el dolor e inflamación de los perros con esta afección.

Los perros afectados deben llevar una alimentación de alta calidad, nutricionalmente balanceada y apropiada para su especie con el fin de ayudar a mantener su peso corporal. La actividad física debe restringirse hasta que los síntomas comiencen a disminuir. Los anticuerpos se deben controlar de cada 3 a 4 meses hasta que su nivel vuelva a la normalidad.

Por desgracia, la fiebre del valle es una de las enfermedades fúngicas más peligrosas, y el pronóstico para la mayoría de los perros es incierto. Aunque muchos perros mejoran después de un tratamiento con medicamentos antifúngicos, es común que tengan recaídas.

Recomendaciones de prevención

Las áreas endémicas de la fiebre del valle son algunas de las regiones con mayor crecimiento urbano en Estados Unidos, lo que significa que hay más mascotas (y humanos) que están expuestas al hongo. Si vives en una de esas áreas, en realidad no existe una manera infalible para prevenir la infección en tu perro.

Para reducir la probabilidad de exposición al hongo, el VFCE recomienda lo siguiente:

  • Evitar actividades que generen polvo
  • Minimizar el comportamiento de excavación de tu perro
  • Evitar que olfatee agujeros de roedores
  • Hacer que tu perro pase más tiempo adentro que al aire libre

No sirve de nada buscar un tratamiento para el suelo porque el hongo se encuentra en áreas irregulares en lugar de extenderse por múltiples ubicaciones, y puede habitar hasta en 30 centímetros de profundidad. La cobertura del suelo, como el pasto, grava u otra cubierta que controle el polvo lo puede reducir, lo cual es favorable.

Si no vives en una región donde la infección es frecuente, pero tú y tu perro salen de caza, de viaje o pasan su tiempo en zonas endémicas y tu perro comienza a mostrar síntomas de infección, avísale a tu veterinario que tal vez necesiten una revisión para detectar la fiebre del valle.

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