Si tienes dos perros en la familia, lo más probable es que cuando uno se pone triste o ansioso, el otro muestra una reacción notable ante esta situación. Algunos perros olfatean a su compañero estresado para recaudar pistas, mientras que otros se involucran de manera más activa con su amigo, casi como si intentaran distraerlo.
En el 2016, los investigadores de la Universidad de Viena realizaron el primer estudio para determinar si los perros sienten empatía por otros perros, especialmente por aquellos que conocen. Estudios anteriores demuestran que existe una forma de empatía conocida como contagio emocional en una amplia variedad de especies, incluyendo los perros.
Se cree que el contagio emocional es el nivel más primitivo o más bajo de empatía, y el hecho de que sea experimentado por los perros significa que se ven afectados y comparten los estados emocionales de los demás, incluyendo el llanto de los bebés. Dado que se ha establecido científicamente que los perros pueden mostrar empatía hacia los humanos, los investigadores de Viena decidieron observar si también sienten empatía por los miembros de su propia especie.
Los investigadores evaluaron las respuestas caninas hacia tres conjuntos de sonidos, incluyendo dos grabaciones de otros perros en peligro
Para el estudio, el equipo de investigación reclutó a 16 parejas de perros de diferentes razas. Cada pareja había vivido bajo el mismo techo durante al menos un año. Para obtener grabaciones de angustia real, los dueños encerraron a uno de los perros en una habitación desconocida para poder grabar sus quejas y lamentos.
También se incluyeron grabaciones con sonidos de angustia de un grupo de perros desconocidos para los 16 pares, junto con un sonido de control generado por computadora con las mismas frecuencias y tiempos de los perros en peligro.
En la siguiente fase del experimento, la cual tuvo un período de 6 semanas, los dueños llevaron al segundo perro (el que no había sido grabado) a una habitación desconocida. El dueño se sentó en una silla alejada del perro con unos auriculares para aislar cualquier sonido dentro de la habitación (para evitar enviar algún tipo de señal al perro).
Se les otorgo tiempo para que se familiarizaran con su entorno, para luego transmitir uno de los tres sonidos a través de unos altavoces ocultos detrás de una pantalla: los cuales incluían el quejido de su compañero, el quejido de un perro desconocido o el sonido de control. Los investigadores grabaron las reacciones de los perros hacia dichas grabaciones.
En intervalos subsiguientes de dos semanas, los mismos perros fueron traídos nuevamente para escuchar las otras dos grabaciones. Se midió la frecuencia cardíaca, los niveles de cortisol salival y las respuestas de comportamiento antes y después de escuchar las grabaciones. Inmediatamente después del terminó de cada grabación, el otro perro ingresó a la habitación para que se reunieran.
Los perros mostraron no solo empatía sino también compasión
No es ninguna sorpresa que los perros reaccionaron con mayor firmeza a las grabaciones de otros perros en peligro que a los sonidos de control generados por computadora. El lenguaje corporal que mostraban al escuchar los sonidos de otros perros incluían los siguientes: lamerse los labios, bostezar, lloriquear, inclinarse, meter la cola entre las patas y temblar.
Era de esperarse que los perros mostraran mayores indicadores de estrés al escuchar las grabaciones de sus compañeros. Esto sugiere que interpretaron y reaccionaron correctamente a los sonidos de angustia de otros perros, especialmente cuando se trataba de su amigo.
“Cuando trajeron a su compañero a la habitación, los perros tendían a mostrar muchos comportamientos relacionados con la preocupación hacia dicho perro”, de acuerdo con el Dr. Stanley Corenel, experto en comportamiento canino.
"Esto incluía una mayor proximidad, lamerse la cara, menear la cola, frotar su cuerpo contra el otro, dar la bienvenida e intentar iniciar el juego. Estos comportamientos tenían mayores probabilidades de ocurrir cuando se trataba de los sonidos de su compañero".
No solo existía una mayor empatía en el comportamiento de los perros, sino que también se elevaron los niveles de compasión, el cual es un paso superior al contagio emocional. Los perros no solo sintieron las emociones de aquellos perros angustiados, sino que también trataron de aliviar su tristeza por medio del confort físico y las distracciones.
Los investigadores también observaron que se disparó el nivel de cortisol, la hormona del estrés, en la saliva de los perros al escuchar las grabaciones, la cual permaneció igual durante un mayor periodo de tiempo cuando se trataba de sus compañeros.
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El estudio de la empatía sobre "Timmy se cayó al pozo"
Cuando se trata de perros y humanos, un estudio del 2018 sugiere que no solo existe una empatía, sino que algunos perros se apresuran al rescate cuando creen que su humano se encuentra en peligro.
El objetivo del estudio, llamado así por el niño de la serie de televisión cuyo coprotagonista era Lassie, era probar la teoría de que los perros cuentan con una "naturaleza prosocial y empática". La conducta prosocial se define como positivo, útil y destinado a promover la aceptación social y la amistad.
El primer experimento de dicho estudio, realizado por un equipo de investigadores universitarios, involucró a 34 perros que tenían dueño. Las razas incluían perros perdigueros de oro, labradores, perros pequeños como Shih Tzu y Pug, y otras razas mixtas. Dieciséis de estos perros fueron registrados como perros de terapia.
El experimento fue desarrollado por una de las coautoras del estudio, Julia Meyers-Manor, profesora asistente de psicología en el Ripon College. Un día, mientras jugaba con sus hijos, la enterraron en una pila de almohadas, por lo que comenzó a pedir ayuda como parte del juego.
"Mi esposo no vino a rescatarme", Meyers-Manor explicó a Phys.org "pero, en unos pocos segundos, mi perro me sacó de las almohadas. Sabía que teníamos que realizar un estudio para probar esta teoría de una manera más formal".
Los investigadores colocaron a cada dueño, uno a la vez, detrás de una puerta cerrada con imanes. Los perros podían abrir la puerta al empujarla, así como observar y escuchar claramente a sus humanos. Asimismo, los investigadores solicitaron a cada dueño que cantaran la canción de "Twinkle, Twinkle Little Star" o que fingieran el llanto.
Los investigadores querían observar si los perros abrían la puerta con mayor frecuencia y más rápidamente con el llanto en lugar de cuándo actuaban con normalidad.
Mientras más fuerte es el vínculo entre ellos, es más probable que el perro ofrezca asistencia
Los investigadores observaron sus reacciones y controlaron sus ritmos cardíacos. Alrededor de la mitad de los perros abrieron la puerta cuando percibieron a sus dueños, independientemente de lo que estaban haciendo. Sin embargo, dichos perros abrieron la puerta tres veces más rápido al escuchar el llanto en lugar del canturreo.
Además, mientras más fuerte es el vínculo entre ellos, el cual se midió con una prueba en la mirada, es más probable que el perro ofrezca asistencia.
El ritmo cardíaco de aquellos perros que abrieron la puerta para "rescatar" a sus humanos indicó menores niveles de estrés que en las mediciones de referencia. Los cuales experimentaron angustia por los gritos de sus dueños, pero no se inquietaron tanto como para tratar de ayudarlos. Esto sugiere que los perros que pueden superar su propia angustia tienen mayores probabilidades de tomar acciones.
Los investigadores también observaron que los perros que no abrieron la puerta al escuchar el llanto se encontraban probablemente tan estresados y preocupados que se les dificultó actuar.
Según la autora principal del estudio, Emily Sanford, estudiante graduada en ciencias psicológicas y cerebrales en la Universidad Johns Hopkins, la conducta de los perros es similar a la que se observa en los niños que necesitan ayudar a otros. Únicamente pueden ofrecer ayuda cuando logran superar sus propios sentimientos de angustia.
"Parece que adoptar el estado emocional de otra persona a través del contagio emocional por sí solo no es suficiente para motivar una respuesta de ayuda empática; de lo contrario, los perros más estresados también podrían haber abierto la puerta", Meyers-Manor le explicó a ScienceDaily.
"Se necesita una mayor investigación sobre el alcance de dicha respuesta empática, así como de los factores que influyen para obtenerla, especialmente porque puede mejorar nuestra comprensión de la historia evolutiva que compartimos con los perros".
Investigaciones anteriores han encontrado que los perros son muy receptivos al llanto humano, pero este es el primer estudio que demuestra su respuesta tras detectar la angustia emocional.
"Los perros han acompañado a los humanos durante decenas de miles de años, y han aprendido a leer nuestras señales sociales”, explica Sanford. "Los dueños pueden expresar que sus perros perciben sus sentimientos. Nuestros hallazgos refuerzan esa idea y demuestran que, como Lassie, los perros que perciben el peligro de sus seres queridos podrían apresurarse a asistirlos".
Los resultados de estos estudios, como muchos otros de la vida mental y emocional de los perros, solo confirman que son criaturas inteligentes, sensibles y amorosas. ¡Pero siempre es bueno tener investigación documentada para validar lo que ya sabemos!