Cada vez existen más pruebas de que los opioides no son herramientas efectivas para controlar el dolor en los perros. Dado que existe un problema muy grave en los Estados Unidos por el abuso de opioides, incluido el hecho de que las personas abusan de los analgésicos para las mascotas, tiene sentido evaluar el uso de estos medicamentos en los perros.
Con ese propósito, un equipo de profesores de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Illinois desarrolló un programa de educación continua para veterinarios. El programa responde a la necesidad de capacitación adicional para regular las recetas de los opioides, y al mismo tiempo advierte contra el uso innecesario de opioides orales para las mascotas. También ofrece estrategias efectivas para manejar el dolor.
Los veterinarios deben evaluar nuevamente el uso de opioides orales para los perros
La investigación sugiere que los perros no responden a los analgésicos orales de la misma manera que los humanos. Uno de estos medicamentos, es el tramadol, el cual es recetado para perros con afecciones dolorosas. Sin embargo, en un estudio publicado en el 2018, los investigadores evaluaron la incapacidad del medicamento para aliviar el dolor causado por la artritis en los perros.
"Contamos con muchas pruebas de que los perros responden adecuadamente a los opioides inyectables", explicala anestesióloga veterinaria de la Universidad de Illinois, la Dra. Stephanie Keating, experta en control del dolor en medicina clínica veterinaria y creadora del programa de educación continua. "Pero esto no sucede con el tramadol cuando se administra por vía oral".
En el 2018, el Dr. Steven Budsberg, líder del estudio del tramadol, profesor de cirugía y director de investigación clínica en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Georgia, explicó los siguientes resultados:
“Los datos demuestran de manera concluyente que a pesar de las recomendaciones el tramadol no es un medicamento efectivo para tratar el dolor relacionado con la artritis en los perros. El uso del tramadol es un ejemplo de la falta de reconocimiento y control de la tenencia al evaluar un tratamiento potencial".
El estudio comparó el tramadol oral con un placebo y el carprofeno, un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE, por sus siglas en inglés), en 40 perros con artritis en el codo o la rodilla. Cada perro recibió uno de los tres tratamientos en orden aleatorio, los cuales duraron 10 días. Se evaluó el impulso vertical, la fuerza vertical máxima y los puntajes de dolor leve para evaluar su movilidad y dolor.
No se observaron cambios tras administrar el tramadol.
"Durante años, creímos que el tramadol funcionaría en los perros como lo hacía con los humanos", explicó Keating. "Es económico, fácil de recetar y, por lo tanto, se convirtió en una opción común.
Ahora con tanta evidencia, creemos que no es muy efectivo y existe una crisis de opioides. Tal vez deberíamos reconsiderarlo".
De hecho, tengo un poco de tramadol en mi botiquín, debido a que puede ser beneficioso para abordar el componente emocional del dolor. Lo uso con ciertos pacientes, junto con otras terapias, para aliviar el dolor leve y la parte emocional. Solo lo utilizo cuando es necesario, por un corto período de tiempo y cuando es beneficioso para el animal.
El programa de educación continua ayuda a los veterinarios a comprender mejor qué medicamentos son los indicados para manejar los diferentes tipos de dolor, y analiza las terapias complementarias como los masajes, el ejercicio, la ropa de cama acolchonada y el enriquecimiento ambiental.
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Señales de dolor en los perros
Para determinar si un perro experimenta algún tipo de malestar es necesario enfocarse en las señales. En términos generales, un gato con dolor se comportará extraño, mientras que un perro se notará triste o tenso.
Por lo general, los perros no se quejan a menos que sientan mucho dolor, por lo que a continuación se muestran algunas señales que se deben observar:
Falta o pérdida de apetito |
No te saluda como siempre |
Temblores/estremecimiento |
Postura agazapada |
Apoya el peso sobre una pierna |
Tarda más de lo habitual en orinar o defecar |
Renuencia a subir o bajar escaleras |
Jadeo excesivo |
Cómo tratar el dolor
La manera en la que se maneja el dolor de un perro depende de la causa por lo que es muy importante consultar a un veterinario para realizar un examen exhaustivo.
Una vez que el veterinario haya evaluado al perro y, según sea la causa del malestar, existen una serie de terapias integrales que se combinan para reducir la cantidad de medicamentos necesarios para controlar el dolor, las cuales incluyen las siguientes:
- Quiropráctica
- Masaje terapéutico
- Ayudar a tu mascota a estirarse
- Acupuntura
- Terapia láser
También existen algunas terapias que he utilizado con éxito, incluyendo el bucle de Asís, que es una forma de terapia de campos electromagnéticos. Asimismo, es posible incorporar una variedad de suplementos beneficiosos e intervenciones alimenticias, pero depende del diagnóstico y protocolo de tratamiento.
Dolor canino poco conocido
El dolor miofascial, es un dolor muy común en los músculos que resulta de uno o más puntos desencadenantes, pero en ocasiones no se trata debido a que no aparece en las radiografías u otras pruebas de diagnóstico. El resultado es que muchos perros sufren de un dolor muscular crónico significativo.
Los puntos desencadenantes, en ocasiones descritos como nudos musculares, son núcleos de inflamación e irritación. Tienen una fase activa o latente. En la fase activa, el punto desencadenante puede ser muy doloroso para las mascotas.
Al aplicar presión, el dolor puede irradiarse desde este punto a otras áreas del cuerpo del perro, como a las extremidades inferiores (esto se conoce como dolor referido). Asimismo, es posible que haya puntos desencadenantes que son sensibles, pero no tan dolorosos como los puntos activos.
Sin embargo, incluso los puntos latentes pueden provocar problemas para la mascota, incluida una mayor rigidez y menor rango de movimiento.
Existen muchas situaciones que pueden causar este tipo de dolor muscular. Algunas de ellas pueden ocurrir de manera repentina, como una lesión por un movimiento inesperado, una caída o un golpe. A menudo, el desarrollo de dicho dolor y sus puntos desencadenantes son graduales.
Al igual que los humanos, los perros pueden experimentar dolor muscular como resultado del uso excesivo o desequilibrio muscular. Por ejemplo, si tu perro corre a lo largo del jardín todos los días o utiliza más una pata a causa de la artritis, algunos músculos se utilizan en exceso, mientras que otros se utilizan menos, lo que provoca un desequilibrio muscular y el desarrollo de los puntos desencadenantes.
El síndrome de dolor miofascial (MPS) sucede cuando el dolor y la disfunción se vuelven crónicos. Por desgracia, el MPS rara vez se menciona en las escuelas convencionales, por lo que a menudo se ignora y no se trata. Tal como el Dr. Michael Petty señala en su artículo para dvm360:
“El síndrome de dolor miofascial es una afección difícil de diagnosticar y rara vez se trata. Esto es a pesar de que ha sido un problema reconocido durante más de 400 años, el cual ingresó en la medicina convencional hace casi 80 años. Raramente se enseña en la universidad y no existen libros sobre esto".
Las señales de dolor miofascial incluyen debilidad, tensión muscular, rigidez y cojera, o el perro puede reaccionar al presionar un punto desencadenante.
Sin tratamiento, estos puntos y el dolor miofascial pueden convertirse en una afección crónica que empeora
Tratamiento del dolor miofascial
Si un perro sufre de dolor miofascial, es necesario consultar a un veterinario integral que tenga experiencia en encontrar puntos desencadenantes. Una vez que han sido localizados, existen un par de opciones de tratamiento.
Uno, que es bastante invasivo, es la punción seca. Esto implica el uso de una aguja de acupuntura a través de la piel para estimular el punto desencadenante. Esto puede liberar las bandas musculares relacionadas con el punto de activación, lo que disminuye el dolor y mejora la función.
La electroacupuntura y la acupresión también pueden beneficiar algunos perros con dolor miofascial. La terapia con láser frío y la terapia con ultrasonido pueden ser beneficiosas para los perros que no tolerarán la acupuntura. Otra opción menos invasiva es la manipulación manual de los puntos desencadenantes mediante los masajes o las terapias.
Los problemas recurrentes del punto desencadenante pueden ser el resultado de un problema quiropráctico subyacente, por lo que, si tu mascota no mejora, es necesario realizar una evaluación quiropráctica.