El proverbio que recomienda que para tener amigos debes ser un amigo, ha demostrado ser cierto, ya seas un niño, adolescente o adulto. Cuando tienes un amigo contigo, las situaciones no son tan aterradoras y eso también puede aplicarse en cualquier edad.
En el caso de las personas con autismo, la perspectiva de desarrollar una amistad puede parecer una propuesta aterradora, pero eso cambia cuando la fórmula incluye a un perro. Los perros no esperan que las personas sean perfectas, tal como los humanos esperan en algunas ocasiones. De hecho, aparte de la amabilidad, los perros tienen pocas expectativas.
La mayoría de las personas que son neurotípicas, que es el término para las personas que no padecen autismo, no tienen experiencia con personas que se ubican en algún punto del espectro autista, por lo que les resulta difícil entender que es un problema sensorial que no puede "solucionarse" con palabras. Los perros no requieren de explicaciones o diálogos.
De hecho, una persona con autismo puede interpretar las palabras y prácticamente cualquier otro sonido como una sensación desagradable.
Cómo los perros se relacionan con las personas con autismo
"Explicar el autismo a alguien que es neurotípico es muy similar a explicar el color a una persona daltónica", indica la veterinaria Annie Bowes. De hecho, The Bark señala que:
“El autismo afecta el sistema límbico del cuerpo y un conjunto de neuronas llamadas amígdalas, que residen en esa área. En las personas sin autismo, la parte dominante es el lóbulo frontal del cerebro, que alberga la lógica, las palabras y el pensamiento ejecutivo. Para quienes están en el espectro del autismo, el mundo es un lugar sensorial, como en el caso de los perros."
Un ejemplo es cómo los perros reaccionan frecuentemente cuando hay truenos y relámpagos, con un miedo que podría incitarlos a esconderse debajo de una mesa. Pero, a menudo, esa misma sensibilidad es la forma cómo los perros pueden percibir cuando un ser amado experimenta miedo, tristeza o felicidad, y responden con empatía.
Incluso les ha otorgado a los perros un estatus legendario por su capacidad para percibir cuándo alguien con un alto nivel de azúcar en la sangre podría experimentar una reacción diabética en poco tiempo, o cuando alguien podría sentir una inminente convulsión epiléptica hasta con 45 segundos de anticipación, a tiempo para advertirle a la persona afectada.
Los perros entrenados pueden ser mejores que otros para detectar tales problemas y una de las razones es porque los cerebros de algunos perros pueden detectar "cantidades masivas" de datos químicos a niveles mucho más bajos, incluso en comparación con instrumentos sofisticados, señala Scientific American.
Un estudio en Scientific Reports señaló que se ha aprovechado a los perros para "oler" el cáncer de pulmón, la enfermedad pulmonar inflamatoria, la enfermedad hepática, el cáncer de mama, la diabetes y la enfermedad renal. En espacios hospitalarios, el uso de perros para detectar tales padecimientos puede ser un método de detección no invasivo.
Si los perros pueden detectar cambios fisiológicos con tanta precisión, quizás sea más fácil apreciar que los perros también pueden percibir los matices de alguien con autismo.
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Al igual que los autistas prodigio, los perros piensan en imágenes, no en palabras
Una científica con varios títulos académicos detrás de su nombre, Temple Grandin, también es autista, razón por la cual dice que es capaz de entender cómo los animales perciben las cosas y cómo piensan y sienten las cosas. Al explicar la forma en que un perro experimenta la vida, dice que es similar a la capacidad de las personas con autismo de pensar en imágenes en lugar de palabras y señala:
“Durante mi proceso de pensamiento no se producen palabras en mi cabeza, solo imágenes. Entonces, si dices la palabra "tetera", empiezo a imaginar teteras, como una presentación de diapositivas de teteras. Los animales no piensan en algún idioma; ellos también son pensadores visuales. Cuando piensas en imágenes, tiene que ser específico para formar conceptos".
Grandin dice que compara a los animales con los autistas prodigio, descritos por el Análisis de comportamiento aplicado como alguien en el espectro autista que exhibe los "talentos extraordinarios de la mente y coordinación, lo que excede naturalmente las habilidades de los profesionales que pueden haber practicado habilidades similares durante toda la vida".
El hecho de que los perros se describan en tales términos ayuda a explicar cómo las personas autistas pueden relacionarse de manera tan efectiva con un perro, con el que se familiarizan e interactúan a diario. Un buen ejemplo de cómo funciona esto es la manera cómo alguien en el espectro autista tiende a socializar. Es como tener un amigo que piensa como tú, dice Grandin. Mientras tanto, un perro puede "sentir lo que necesitas y proporcionártelo de forma incondicional".
Las personas con autismo pueden beneficiarse mucho al tener un perro
En el año 2018, BMC Psychiatry publicó una serie de estudios con la conclusión de que tener una mascota podría beneficiar a las personas con enfermedades mentales, aumentar los niveles de conectividad y compañía, además de mejorar la salud mental, en especial en tiempos de crisis.
El padre de Bowes creció con autismo y cuando atravesaba uno de los peores momentos de su vida, obtuvo un labrador retriever negro, al que llamó Queenie. Su experiencia fue una de las razones que le ayudaron mucho a apreciar a los perros. Como señala:
“Mi padre y Queenie eran inseparables. Mejor aún, Queenie lo protegió y fue su mejor amiga, independientemente de lo que sucediera en su vida. Lo amaba con todo el corazón y lo aceptó hasta su muerte. Sin embargo, quizás lo mejor de todo fue el hecho de que le ayudó a enseñarle a ser gentil y confiable, rasgos que lo guiaron a mi madre y que lo convirtieron en una persona exitosa como padre, hombre de negocios y amigo".
Bowes declara incondicionalmente que cuando un perro se convierte en parte de una familia, todos los miembros de la familia progresan, ya sea que alguien tenga autismo o no. Buford, su primer perro, una mezcla de pastor alemán/san bernardo de gran tamaño, puede haber intimidado a algunas personas, pero era su protector.
Cuando hablaba, Buford no la corregía, lo que aumentó su confianza en este aspecto y mejoró su vida social. Pero, incluso si una amistad no funcionaba en algún momento, siempre contó con Buford.
Bowes expresó que su padre se aseguró de que tuviera un perro durante toda su vida. Como resultado, Bowes tuvo una sensación más profunda de cómo tener un perro le ayudaría no solo a ella, sino a cualquier persona. Si los padres desean logros y aceptación para sus hijos, en especial para sus hijos autistas, este tipo de intervenciones son muy factibles, ya que solo necesitas un animal de cuatro patas con una cola.