Las abejas se describen como "campeonas polinizadoras" por una buena razón. Viajan de flor en flor, beben néctar para obtener energía y recolectan polen como alimento para sus crías que están en desarrollo. Las cargas electrostáticas atraen el polen al pelo del cuerpo y las patas de las abejas, y cuando llegan a otra flor, el polen se distribuye, lo que se conoce como polinización cruzada.
De acuerdo con el Departamento de Entomología de la Universidad Estatal de Michigan, las abejas viajan entre un tipo de flor a la vez, lo que hace más probable que visiten flores de la misma especie y realicen una polinización cruzada exitosa que da como resultado la producción de semillas.
Las abejas localizan y detectan las flores para polinizarlas por medio de la luz ultravioleta, algo que las abejas pueden detectar. Muchas flores tienen poca reflectividad a la luz ultravioleta cerca del centro de los pétalos, lo que atrae a las abejas al centro de la flor y le facilita el proceso de recolección de néctar y, al mismo tiempo, permite polinizar la planta de manera efectiva.
Los científicos también trabajan en el entrenamiento olfativo de las abejas, similar al que se hace con los perros, algo que podría dirigir a las abejas a polinizar un cultivo determinado e incluso incrementar los rendimientos en el proceso.
Los aromas cambian los comportamientos de búsqueda de alimentos en las abejas
En todo el mundo, más de un tercio de los cultivos dependen de la polinización de las abejas, incluyendo cultivos como girasol, alfalfa y muchas frutas y vegetales.
Como servicio ecológico, la polinización está valorada en 20 000 millones de dólares anuales en América del Norte, y las abejas ayudan a polinizar 87 de los 115 principales cultivos alimentarios. Sin embargo, la pérdida de colonias de abejas ha destruido sus poblaciones – una disminución del 30% al 40%– en momentos en que las tierras de cultivo más necesitan de la polinización.
La demanda de servicios de polinización ha provocado que se consideren nuevas estrategias para mejorar los resultados, lo que provocó que los investigadores de la Universidad de Buenos Aires utilizaran olores para mejorar la precisión de la polinización.
Se descubrió que las abejas pueden tener recuerdos olfativos y que dichos recuerdos cambian sus comportamientos. Para la investigación presentada, desarrollaron un olor parecido al de un girasol y se lo presentaron a las abejas en su comida. Cuando se les proporcionó a las colonias de abejas alimentos perfumados con olor similares al girasol, se produjeron cambios en sus comportamientos.
Los investigadores analizaron la danza que las abejas utilizan para comunicar información con su colmena demostrando que compartían su memoria olfativa con las demás abejas en la colmena, un comportamiento que a la larga cambió los patrones de búsqueda de alimento.
"Demostramos que es posible condicionar las abejas a un olor recompensado dentro de la colonia, y esta experiencia modifica los comportamientos guiados por el olor", dijo en un comunicado de prensa el autor principal del estudio, Walter Farina. Agregó: "El resultado más sorprendente y relevante es que las preferencias de búsqueda de alimento para el cultivo objetivo son tan prolongadas e intensivas que promovieron el aumento de cosechas de dichos cultivos".
Publicidad
![Clic aquí para aprende más]()
![Clic aquí para aprende más]()
Abejas entrenadas para visitar girasoles
Proporcionarles a las abejas alimentos con aroma a girasol influyó en sus comportamientos de búsqueda de alimento, lo que provocó que visitaran los girasoles con más frecuencia y llevaran más polen de girasol a su colmena. El “entrenamiento olfativo” también elevó el número de danzas que anunciaban la presencia de girasoles y también aumento la densidad de abejas en los cultivos de girasoles.
Pero, quizás lo más impresionante es que, "el haberles recompensado con un olor que imita la fragancia floral de girasol haya generado una mayor actividad de búsqueda de alimento", señaló el estudio, lo que causó un incremento del 29 % al 57 % en las cosechas de girasol. En comunicado de prensa Farina dijo:
"A través de este procedimiento, es posible sesgar la actividad de alimentación de las abejas e incrementar las cosechas. En otras palabras, los servicios de polinización podrían mejorarse en cultivos dependientes de polinizadores por medio del uso de olores de imitación como parte de una estrategia de polinización de precisión".
Se planea realizar estudios adicionales que utilicen aromas para imitar otros cultivos que dependen de la polinización, incluyendo las almendras, peras y las manzanas, lo que podría mejorar la eficiencia de la polinización para cultivos agrícolas específicos.
Las abejas también aprenden nuevos "trucos"
Puede parecer sorprendente que se puedan entrenar a las abejas para olfatear olores de forma similar a la que se entrena a los perros. Sin embargo, se sabe que las abejas tienen una flexibilidad cognitiva impresionante, de modo que podrían aprender muy rápido nuevos comportamientos si las presiones ecológicas lo exigen.
Las abejas, por ejemplo, se entrenaron con éxito para mover una pelota a un lugar específico con el fin de obtener una recompensa de comida, y otras abejas aprendieron mejor la habilidad con solo observar a las demás.
Es más, no se limitaron a copiar el comportamiento de otras abejas, hicieron un uso más eficiente de las herramientas cuando fue posible y eligieron pelotas que estaban más cerca del objetivo en lugar de moverlas a largas distancias.
Las abejas también aprendieron a tirar de una cuerda para obtener comida, habilidad que se extendió muy rápido por toda la colonia. De esa forma demostraron la transmisión cultural de conocimiento a la próxima generación de aprendices, similar a lo que ocurrió en el estudio de entrenamiento de olores.
¿La inteligencia de las abejas podría proteger el suministro de alimentos?
Nos enfrentamos a un enigma serio en el que los cultivos que dependen de los polinizadores se plantan con fervor, mientras que las prácticas agrícolas –como los monocultivos extensivos y el uso de productos químicos– amenazan a las poblaciones de polinizadores.
"En varios países de América y Asia es muy preocupante la rápida expansión de los cultivos de semillas oleaginosas dependientes de los polinizadores, ya que ha provocado una menor diversidad agrícola", escribieron los investigadores en Global Change Biology. "En estas regiones, la dependencia de los polinizadores está aumentando, pero las prácticas agrícolas que debilitan los servicios de polinización siguen creciendo".
Será necesario incrementar la diversificación de cultivos y el uso de prácticas agrícolas sostenibles para detener este ciclo dañino; sin embargo, también será determinante la capacidad de las abejas para entrenarlas con olores para mejorar el rendimiento y cosecha de los cultivos, lo que destaca la necesidad de proteger estas especies invaluables.