Una nueva prueba podría detectar la enfermedad intestinal inflamatoria en perros

enfermedad inflamatoria intestinal en perros

Historia en Breve

  • Está en desarrollo una nueva prueba para diagnosticar la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) en los perros
  • Con suerte, esta prueba hará que esta enfermedad sea más fácil de diagnosticar e incluso reemplazará la necesidad de procedimientos costosos e invasivos
  • Analizar los microbios intestinales también se muestra como una herramienta prometedora para diagnosticar la EII
  • El tratamiento para la EII requiere un enfoque múltiple que comienza con una dieta blanda
  • Las recomendaciones de tratamiento incluyen una terapia para restaurar el microbioma y el consumo de suplementos apropiados

En la actualidad, los problemas digestivos afectan a tantas mascotas que no creo que sea exagerado considerarlo como una epidemia. Y entre las diferentes enfermedades intestinales que una mascota puede padecer, la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) —también conocida como enteropatía crónica canina (CCE, por sus siglas en inglés)— es una de las enfermedades más difíciles y costosas de diagnosticar con precisión.

Por fortuna, esto podría cambiar con la noticia de que Antech Diagnostics desarrolló el año pasado la primera prueba para diagnosticar la EII canina.

Diagnosticar esta enfermedad puede ser un desafío

Hasta entonces se habían desarrollado dos pruebas de diagnóstico que utilizan los veterinarios para detectar la EII. Una se conoce como la "prueba de confirmación", que es por medio de una biopsia de un pequeño trozo de tejido que se extrae durante un procedimiento de endoscopia para enviarlo a un laboratorio de patología para analizarlo. El patólogo evalúa las características comunes en los tractos gastrointestinales (GI) de los animales que padecen una enfermedad inflamatoria intestinal.

Las biopsias casi nunca son mi primera opción, porque es un procedimiento costoso, invasivo e implica el uso de anestesia, por lo que tener diagnósticos no invasivos es un alivio para los veterinarios de todo el mundo.

Cuando trato a un perro con posible EII, prefiero recetar pruebas gastrointestinales por medio de muestras sanguíneas y fecales. Lo que busco en los resultados de la muestra son los niveles de absorción de las vitaminas B, folato y cobalamina. El folato es soluble en agua y no se absorbe en el intestino delgado a menos que se descomponga allí. Si el intestino delgado no es capaz de descomponer el folato en una forma que pueda absorberla, puede desarrollar una deficiencia del mismo.

Si este es el caso, la muestra sanguínea mostrará niveles bajos de folato. Esto me dice que existe un problema con la capacidad de asimilar y absorber nutrientes o que el intestino delgado no puede descomponer los nutrientes de manera efectiva, lo que indica una enfermedad o trastorno de dicho órgano. Por otro lado, si los niveles de folato en la sangre son muy elevados, significa que existe una condición conocida como el síndrome de sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés).

La cobalamina, que es la otra vitamina B que busco, se une a las proteínas y se libera a través de una serie de eventos que comienza en el estómago y termina en el intestino delgado. Si existe una deficiencia de cobalamina, podemos suponer que este proceso no funciona como debería. Los niveles de cobalamina funcionan para medir la digestión.

La digestión también puede involucrar al páncreas en una enfermedad conocida como insuficiencia pancreática exocrina (EPI, por sus siglas en inglés). Es posible diagnosticar la EPI por medio de un análisis de sangre conocido como TLI (inmunoreactividad similar a la tripsina). También me gusta realizar una prueba de inmunoreactividad de la lipasa pancreática (PLI) para evaluar la función del páncreas, porque la pancreatitis es muy común en mascotas con EII.

Completar una prueba de disbiosis y analizar el microbioma también proporciona información sobre el estado de salud o enfermedad del tracto gastrointestinal y permite formular un plan de recuperación específico (que a menudo involucra una terapia para restaurar el microbioma).

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Los microbios intestinales pueden ayudar a detectar la EII en los perros

Se cree que las bacterias que viven en el tracto digestivo, conocidas como microbioma intestinal, son un factor importante para la EII. Dado que tanto los perros como los humanos sufren de EII, los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego querían obtener más información sobre la enfermedad al examinar las bacterias intestinales de los perros.

Para el estudio, que se publicó en 2016 en la revista Nature Microbiology, los investigadores recolectaron muestras de las heces de 65 perros con síntomas gastrointestinales crónicos e inflamación y 85 perros sanos. Utilizaron una técnica de secuenciación para identificar las especies microbianas presentes en cada muestra, y luego usaron los datos para buscar similitudes y diferencias en las especies bacterianas encontradas en perros con y sin la enfermedad.

Las diferencias fueron tan significativas como para que los investigadores pudieran determinar qué perros padecían la enfermedad con un alto grado de exactitud (más del 90 %). Por desgracia, también descubrieron que los microbiomas intestinales de los perros y los humanos no son tan parecidos como para aplicar los hallazgos en humanos.

Cómo tratar la EII de tu perro

Considero que todas las mascotas con EII también podrían padecer disbiosis, que por fortuna se puede evaluar al analizar el microbioma. La mayoría de los veterinarios está de acuerdo en que es importante abordar un microbioma disbiótico y la respuesta inflamatoria para sanar muchas enteropatías crónicas.

Sin embargo, no estoy de acuerdo que, para lograr una mejor salud intestinal en perros con enfermedad inflamatoria intestinal, es necesario recetar una croqueta ultraprocesada que contiene proteína hidrolizada. Aunque este tipo de comida recetada para mascotas puede mejorar los síntomas gastrointestinales en algunas mascotas, no es una solución a largo plazo.

Los investigadores apenas han comenzado a identificar las posibles consecuencias sistémicas, incluyendo las respuestas inflamatorias crónicas, por consumir productos finales de glicación avanzada en los alimentos procesados a altas temperaturas (tanto croquetas como alimentos enlatados), lo que puede explicar por qué muchas mascotas no mejoran cuando consumen otro tipo de croquetas.

La recomendación tradicional para perros con EII, en especial aquellos con vómitos o diarrea, es averiguar si necesitan evitar algún alimento en específico. Esto se puede hacer con una simple prueba de saliva.

Una vez que tengas estos resultados, te recomiendo que le proporciones a tu mascota una alimentación casera y blanda con verduras y carne que se encuentren en la lista de "alimentos aprobados" hasta que los síntomas mejoren, junto con medicamentos o nutracéuticos para controlar los vómitos y la diarrea, si es necesario.

Si a tu perro le han diagnosticado EII y lleva una dieta blanda, te recomiendo consultar a un veterinario integrativo, porque después de la dieta blanda, deberás ofrecerle una alimentación equilibrada, baja en residuos y a base de alimentos frescos. Una nueva alimentación le ofrece al tracto gastrointestinal y al sistema inmunológico el descanso que tanto necesita, mientras que la naturaleza antiinflamatoria de este tipo de alimentación favorecerá la sanación.

De igual manera, te recomiendo preguntarle a tu veterinario sobre la terapia para restaurar el microbioma, que no es tóxica influye en el organismo y puede tener un efecto positivo en la salud gastrointestinal y no solo sobre la salud gastrointestinal sino sobre la función de los órganos, el sistema inmunológico y el comportamiento de tu perro.

Además, deberás examinar junto con tu veterinario los suplementos apropiados, incluyendo los protocolos específicos para equilibrar el microbioma y repoblar su intestino con bacterias saludables. Existen numerosas hierbas y nutracéuticos que son excelentes opciones para ayudar a mejorar la digestión y absorción, así como para reducir la inflamación gastrointestinal.

Para incluir estos suplementos, antes, durante o después de hacer el cambio en la alimentación, debes considerar la situación particular de tu perro. Hacer una transición demasiado pronto o de forma incorrecta podría empeorar los síntomas, por lo que te recomiendo que busques la orientación de un veterinario integrativo con experiencia en salud intestinal.

Otros factores ambientales y de estilo de vida que debes abordar incluyen las vacunas innecesarias (que no recomiendo aplicar de forma automática al menos que lo indique la prueba de títulos de anticuerpos), medicamentos veterinarios (incluyendo el uso de esteroides sin explicar completamente el próximo curso de acción), y cualquier toxina potencial en el entorno o estilo de vida de tu mascota que pueda contribuir a la inflamación.

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