La mayoría de los perros con problemas gastrointestinales (GI) crónicos (que también se conocen como enteropatía crónica) tienen un tipo de enfermedad inflamatoria intestinal (IBD) que se llama enteritis linfoplasmocitaria y hasta el 80 % de los perros con este problema de salud presentan mejorías tras hacer cambios en su alimentación, pero por desgracia, la mayoría de los dueños y veterinarios implementan un enfoque “improvisado” para tratar de aliviar los síntomas y el malestar.
En mi experiencia, este enfoque suele involucrar varias rondas de antibióticos o corticoesteroides innecesarios que dañan aún más el microbioma, lo que a la larga, empeora el problema. Esta situación ocurre porque la mayoría de los veterinarios convencionales no saben que la alimentación de sus pacientes es la causa principal de la inflamación GI que con el tiempo se convierte en una enfermedad gastrointestinal.
Las dietas ultraprocesadas son insostenibles y no curan el problema de raíz
Los veterinarios que incluyen cambios en la alimentación en su plan de tratamiento suelen recomendar dietas ultraprocesadas cuya función es que los perros puedan digerir mejor las proteínas o contienen un tipo de carne diferente a la que están acostumbrados También es cada vez más común prescribir alimento que contiene proteína hidrolizada que se somete a un procesamiento químico para evitar que estimule el sistema inmunológico.
En 2018, investigadores de la Facultad de Veterinaria (CVM) de la Universidad de Cornell comenzaron un estudio para evaluar la efectividad de los cambios en la alimentación para tratar los problemas gastrointestinales crónicos en perros. Además, el investigador principal del estudio, Kenneth Simpson, profesor del Departamento de Ciencias Clínicas de CVM habló sobre alimento a base de proteína hidrolizada:
"nadie sabe por qué o cómo funcionan estos tipos de dietas o por qué la alimentación original causó estos problemas. Aún no sabemos cómo tratar de forma efectiva a estos perros”.
En mi opinión, cambiar de un alimento ultraprocesado a otro solo es solución temporal y, en la mayoría de los casos, dichos problemas vuelven a aparecer, de lo que hablaré más adelante.
Los perros del estudio solo recibían alimento ultraprocesado
Los perros que participan en el estudio se separaron en tres grupos, dos de los cuales reciben productos con proteínas hidrolizadas, mientras que el grupo de control consume una "alimentación de alta calidad con proteínas mixtas".
Las tres dietas contienen el mismo equilibrio de carbohidratos, proteínas, y grasas y la compañía de alimento para mascotas que patrocina el estudio les proporciona el alimento a los dueños sin ningún costo (es lamentable y un evidente conflicto de intereses, que los fabricantes de alimento ultraprocesado para mascotas se encarguen de la capacitación nutricional en las facultades de veterinaria).
En el estudio hay un cuarto grupo de perros con una enfermedad que se conoce como enteropatía perdedora de proteínas, estos perros están mucho más enfermos y representan un desafío de tratamiento importante porque muchos de ellos se niegan a comer. Para el estudio, este grupo recibe cualquiera de las dos dietas hidrolizadas, ya que el objetivo principal es que recuperen el interés por comer y ayudarlos a subir de peso.
Los perros que no responden después de dos semanas se pueden cambiar a otro grupo para que reciban una alimentación diferente. Una vez que un perro responde de manera adecuada a una alimentación determinada, permanece en ella durante al menos tres a seis meses para ver si los cambios son consistentes.
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El estudio sugiere que cambiar el tipo de dieta solo produce beneficios a corto plazo
Según Simpson y sus colegas hasta ahora los resultados son prometedores, pero también están algo sorprendidos, en parte porque esperaban que los perros con dietas hidrolizadas obtuvieran mejores resultados que los perros del grupo de control, que reciben dietas de mantenimiento regulares.
“Se supondría que las dietas hidrolizadas funcionarían mejor y los perros con dietas de mantenimiento a base de proteínas mixtas intactas no obtendrían buenos resultados, pero a los tres meses, casi todos los perros, tuvieron respuestas positivas sin importar el grupo, lo que significa que el grupo de placebo también obtuvo beneficios”, dijo.
Estos resultados concuerdan con lo que muchos veterinarios, incluyéndome, hemos visto en la práctica clínica: que casi cualquier cambio en la alimentación de los perros produce una mejora temporal en sus problemas de salud debido a que se elimina o sustituye un cierto porcentaje de ingredientes potencialmente dañinos.
De acuerdo con el sitio web de la compañía de alimentos para mascotas, sus fórmulas solo utilizan conservadores naturales y no contienen organismos transgénicos (OGM). Además, es muy probable que algunos de los perros del estudio estuvieran reaccionados de manera específica a los conservadores sintéticos o ingredientes transgénicos en el alimento que consumían antes de entrar al estudio, por lo que Simpson plantea la siguiente hipótesis:
“Aunque todavía no conocemos la causa de las reacciones adversas, las respuestas positivas a una alimentación de buena calidad y de fuentes de proteínas mixtas sugieren que no se trata de una simple respuesta alérgica a las proteínas intactas. Es posible que otros ingredientes o aditivos causen las reacciones adversas".
Estoy de acuerdo. La epidemia de problemas gastrointestinales en perros (y gatos) no es tan simple como una respuesta alérgica a proteínas intactas; pero creo que los contaminantes, como los herbicidas (RoundUp) y los residuos de antibióticos que se encuentran en muchos alimentos para mascotas, dañan la salud intestinal.
Obviamente creo que todos los "ingredientes sin proteínas" y otros aditivos que se encuentran en las dietas ultraprocesadas representan una gran amenaza, junto con los cambios que se producen en los ingredientes que se someten a altas temperatura, incluyendo la formación de productos de reacción de Maillard (MRP), como los productos finales de glicación avanzada (AGE) que producen inflamación intestinal en los animales.
Causas ocultas de disbiosis en mascotas
Es importante comprender que hasta que no se identifique la enfermedad subyacente, si los perros tienen EII, intestino permeable (disbiosis) o algún otro trastorno gastrointestinal grave, es muy poco probable que modificar la alimentación sea suficiente para mejorar el problema.
El intestino permeable en mascotas tiene muchas causas, que incluyen factores ambientales que quizás no conozcas y hace poco, se identificó un factor que es muy común, el polvo doméstico tóxico. Si todavía utilizas sartenes de teflón, aromatizantes (complementos y aerosoles para habitaciones) y productos de limpieza regulares (no orgánicos), es el momento de buscar alternativas menos tóxicas. El polvo que contiene sustancias químicas y los ácaros del polvo pueden causar inflamación intestinal en las mascotas.
En el caso del intestino permeable, cuando se rompen las uniones de los intestinos, la primera respuesta del cuerpo es liberar líquido para tratar de eliminar los irritantes, lo que hace a través de la diarrea. El tratamiento más común para la diarrea es el antibiótico Flagyl (metronidazol) y las investigaciones demuestran que en la mayoría de las mascotas puede causar un desequilibrio del microbioma y disbiosis.
Si a esto, le sumamos los productos que se aplican de forma mensual para combatir las pulgas y garrapatas que dañan el microbioma, prescripción de más antibióticos sin los diagnósticos adecuados y el consumo de "alimento para mascotas" procesado y cargado de aditivos, entonces es fácil saber por qué en los países modernizados, muchas mascotas terminan con problemas intestinales y enteropatías crónicas.
El intestino permeable es el primer paso hacia la intolerancia alimentaria
La inflamación gastrointestinal crónica es el comienzo de las intolerancias alimentarias sistémicas y posibles alergias alimentarias, porque el intestino filtra contaminantes y partículas de alimentos parcialmente digeridas en el cuerpo, lo que provoca muchos problemas.
Si el intestino permite que ingresen suficientes partículas extrañas, el sistema inmunológico podría percibir que algo está atacando al cuerpo y para combatir la "amenaza", el sistema inmunológico lanza un contraataque, al igual que lo haría contra cualquier otro peligro real, como un agente infeccioso.
Ciertas sustancias en la alimentación de las mascotas tienen mayores probabilidades de activar el sistema inmunológico que otras y por desgracia, muchas veces el culpable es el nutriente que más necesitan las mascotas carnívoras, la proteína. Muchos veterinarios integrativos han descubierto que las reacciones a las proteínas son menos graves o desaparecen cuando la proteína está "limpia" (es de grado humano y no proviene de granjas industriales) y no se procesa demasiado (cruda).
Aunque no se han publicado nuevas investigaciones sobre por qué los carnívoros desarrollan una mayor sensibilidad a las proteínas, sospechamos que los verdaderos culpables son los contaminantes y los subproductos del procesamiento, es decir, las hormonas de crecimiento, los antibióticos, los residuos químicos y los MRP, y no la proteína en sí.
Si tuviéramos varias generaciones de mascotas criadas únicamente con una alimentación orgánica, fresca, limpia y específica para su especie, podríamos realizar estudios para determinar si también desarrollan sensibilidad a las proteínas de la carne. Si esta población no desarrollara intolerancias a las proteínas, se confirmarían nuestras sospechas acerca de los contaminantes extraños y los subproductos del procesamiento térmico.
Debido a que el 99.9 % de los alimentos para mascotas se elaboran con carnes que provienen de granjas industriales (que incluyen solo las sobras y las partes procesadas que no se convierten en alimentos para humanos), mezcladas con rellenos contaminados con glifosato que dañan el microbioma, las sensibilidades alimentarias continuarán siendo un problema para casi todas las mascotas susceptibles.
Para empeorar las cosas, los síntomas suelen aparecer hasta que el tracto gastrointestinal ya está muy dañado por la inflamación que provoca la intolerancia alimentaria.
Las mascotas que reciben el mismo alimento todo el tiempo durante un lapso de meses o años no solo podrían desarrollar una sensibilidad a la fuente de proteína, sino también a los granos y vegetales.
Si el alimento se elabora con materias primas de bajo costo (que describe la gran mayoría de los alimentos para mascotas) y está muy procesado (la gran mayoría de las croquetas se cocina 4 veces antes de ser empaquetadas), es posible que el alimento contenga niveles elevados de sustancias dañinas, que incluyen grasas oxidadas y productos finales de glicación avanzada (AGE), que junto con los antibióticos y las hormonas pueden provocar que el sistema inmunológico reaccione de forma exagerada y cause una inflamación sistémica masiva.
Estos perros también se vuelven sensibles a otros ingredientes reactivos en la comida, por lo general granos que crean inflamación y otros carbohidratos refinados. Muchos granos son transgénicos y se fumigan con glifosato, que pueden comprometer la barrera intestinal y contribuir a la disbiosis.
Ciertas razas de perros son más sensibles a los efectos dañinos de los granos en el intestino, pero debido a que las mascotas no necesitan almidón, la mayoría se beneficia con una dieta baja en carbohidratos sin granos para prevenir problemas intestinales.
Por desgracia, los fabricantes de alimento ultraprocesado para mascotas “sin granos” lo único que hacen es remplazar las cantidades excesivas de maíz, trigo y arroz por otros almidones que suelen contener altas cantidades de lecitinas y otros “anti-nutrientes” que producen inflamación en el intestino.
¿Qué hacer si tu perro tiene sensibilidad alimentaria?
Lo primero que recomiendo para los animales mayores de 12 meses que tienen una sensibilidad alimentaria, es una prueba de saliva NutriScan. Si lo primero que hace tu veterinario es recomendarte algún antibiótico o dieta de prescripción ultraprocesada, te sugiero ordenar una prueba NutriScan y buscar un veterinario integrativo que trabaje contigo para identificar la causa y desarrollar un protocolo personalizado.
El panel de NutriScan analiza 24 extractos de alimentos purificados que reconoce 56 ingredientes y por lo general, los resultados pueden identificar los ingredientes específicos que están causando el problema, lo que hace que sea mucho más sencillo personalizar la alimentación de tu mascota.
Cuando un perro presenta una reacción, su cuerpo necesita dejar de consumir dicho alimento por un tiempo. Tras determinar su sensibilidad alimentaria con ayuda de la prueba NutriScan, se recomienda darle un alimento nuevo que lo ayude a curarse, esto significa que tiene que consumir un alimento diferente al que no tenga alergia y que contenga ingredientes que su cuerpo no conoce.
Evaluar el microbioma de tu mascota también puede darte una idea de su estado de salud. Hoy en día, muchas compañías ofrecen la evaluación de microbioma, ya que se ha demostrado que es muy beneficioso para los pacientes con enfermedad GI combinar una alimentación con proteínas nuevas que promueva la digestión con un protocolo para restaurar el microbioma (según los resultados de la prueba).
Por desgracia, muchos alimentos para perros que afirman contener "proteínas nuevas", no las contienen. Además, el etiquetado incorrecto de los alimentos para mascotas es un problema generalizado, por lo que, si planeas optar por una nuevo alimento procesado y comercial, debes comprender que es probable que contenga algunos de los ingredientes que tratas de evitar.
El enfoque más seguro, al menos durante los primeros meses, son las comidas preparadas en casa que te permiten controlar casi todo lo que consume tu mascota. La segunda opción es un alimento fresco de grado humano y comercial que contenga una proteína poco común, y lo elabore una compañía confiable.
Es muy importante que se eviten todos los alimentos sospechosos durante varios meses. Los animales tienden a reaccionar tanto a las fuentes principales de proteínas como a los carbohidratos en su alimentación. Además de evitar todos los alimentos problemáticos, es importante reducir o eliminar los ingredientes innecesarios (que incluyen colorantes, saborizantes y conservadores) que pueden causar la sensibilidad alimentaria y los problemas inflamatorios.
Además, creo que las mascotas con intolerancias alimentarias se beneficias de un tipo de alimentación muy baja en almidón. Los almidones (que también se conocen como carbohidratos solubles o azúcar) son proinflamatorios y pueden empeorar la inflamación gastrointestinal. La Dra. Holly Gantz, experta en microbioma, también ha percibido cambios beneficiosos en el microbioma de las mascotas cuando se reduce el consumo excesivo de carbohidratos.
Hasta que entren en vigor las nuevas normas de etiquetado, los fabricantes de alimentos para mascotas no están obligados a incluir el contenido de carbohidratos en sus etiquetas, por lo que debes calcularlo tú mismo. Así que antes de cambiar el alimento de tu mascota, tómate el tiempo de calcular su contenido de carbohidratos (el objetivo es menos del 20 % de contenido de carbohidratos).
Cómo hacer que un perro regrese a su alimentación regular
Una mascota con sensibilidad alimentaria debe seguir una alimentación nueva durante un mínimo de 2 o 3 meses para permitir que el cuerpo elimine las sustancias irritantes y comience el proceso de reparación y desintoxicación.
Durante este período de 3 meses, también trato la disbiosis con probióticos, una terapia restauradora del microbioma y nutracéuticos que refuerzan el tracto GI. Si tu mascota ha recibido muchas rondas de antibióticos, es importante evaluar su microbioma y comenzar con una terapia restauradora. En este punto es importante consultar a un veterinario de medicina funcional que tenga experiencia en disbiosis.
Te repito, cada caso de intolerancia alimentaria es diferente, por eso te recomiendo aplicar un protocolo personalizado por un profesional que entienda las circunstancias particulares de tu mascota. Una vez que complete un ciclo de 2 a 3 meses con su nueva alimentación, se pueden reintroducir otros alimentos mientras monitoreas su reacción.
Algunas mascotas muestran una gran mejoría con la nueva alimentación; en esos casos, no hay prisa por reintroducir los alimentos que podrían ser problemáticos.
Cuando el animal está estable y se encuentra bien, recomiendo encontrar al menos 1 y de preferencia otras 2 fuentes de proteínas que tu mascota tolere bien. Esto con el fin de que cada 3 a 6 meses puedan rotarse y, con suerte, evitar nuevas intolerancias.
Además, considero que cuanto más "limpias" sean las proteínas, menos posibilidades hay de que tu mascota se vuelva sensible a ellas con el tiempo. Las proteínas limpias no son tóxicas y no contienen residuos químicos. Por ejemplo, las mejores fuentes de alimento para las mascotas con sensibilidades alimentarias son las que provienen de animales de pastoreo (y no de granjas industriales), así como los animales que no reciben hormonas.
Si tu mascota no tiene problemas intestinales o disbiosis, la mejor manera de evitarlos es variar su alimentación (y su microbioma), dale una gran variedad de fuentes de proteína diferentes, alimento de grado humano (crudo, ligeramente cocido, deshidratado, liofilizado) y muchos alimentos frescos que promuevan la salud de su microbioma.
Y recuerda, si tu mascota recibe medicamentos que dañan el microbioma (antibióticos, esteroides, pesticidas para pulgas y garrapatas o antiinflamatorios no esteroides), implementa un protocolo de reparación del microbioma concurrente (o al menos probióticos) durante al menos un mes después de su última dosis de medicación.