8 señales de que tu perro tiene problemas de cadera

displasia de cadera canina

Historia en Breve

  • La displasia de cadera canina (DCC) es una enfermedad musculoesquelética muy común en perros de raza pura y mestiza, sobre todo en las que son de gran tamaño
  • Los síntomas de la DCC incluyen caminar de manera anormal, tener una baja tolerancia al ejercicio y evitar subir escaleras
  • Es necesario que este problema se diagnostique y se trate lo antes posible para poder preservar la calidad de vida de los perros
  • Hay cinco áreas que requieren atención al tratar perros con displasia de cadera, las cuales son: la alimentación y el control del peso; el ejercicio y la prevención de lesiones; la fisioterapia; el control del dolor y el soporte de las articulaciones; y la terapia de reemplazo hormonal para perros castrados

La displasia de cadera canina (DCC) se considera el trastorno musculoesquelético más común entre los perros de raza pura y mixta. La forma grave del trastorno suele presentarse en cachorros menores de un año, mientras que la crónica se desarrolla mucho después.

Cuando un perro no tiene problema alguno en la cadera, la esfera en la parte superior del hueso de la pata (la cabeza femoral) encaja de manera apropiada en el acetábulo. Cuando el animal padece DCC, estos huesos no se articulan como es debido, lo cual ocasiona que se separen. Esto sucede cuando existe una anomalía en la estructura articular y una gran debilidad en los músculos, ligamentos y el tejido conjuntivo que sostienen las articulaciones.

Como resultado, la articulación hace fricción y rechina en lugar de deslizarse con suavidad durante el movimiento. A menudo, el cuerpo produce un tejido óseo dentro y alrededor de la articulación para tratar de estabilizarla y así compensar esa falta de ajuste. No obstante, dicha alteración puede tener el efecto contrario al ocasionar que el ajuste sea menos natural.

La fricción hace que la articulación se desgaste, lo que produce una enfermedad articular degenerativa (EAD) que puede ser muy dolorosa y debilitante para el perro.

Síntomas y diagnóstico de displasia de cadera

Los caninos que padecen DCC suelen presentar al menos uno de los siguientes síntomas:

Dolor

Baja tolerancia al ejercicio

Problemas en el modo de andar

Renuencia a subir escaleras

Saltos pequeños al correr

Chasquidos al caminar

Atrofia muscular del muslo

Mayor amplitud entre los extremos de la cadera

La displasia de cadera canina es una enfermedad poligénica multifactorial, lo que significa que el trastorno tiene un componente genético, que involucra a más de un gen, y en él influyen varios factores que aún no se han identificado en su totalidad. Es posible que los caninos desarrollen displasia de cadera cuando tienen genes que los predisponen, aunque no siempre sucede, por otro lado, los que no presentan tales genes no corren riesgo alguno.

Aunque un perro obtenga un puntaje excelente en las valoraciones OFA y PennHIP (que evalúan la salud de la cadera), existe la posibilidad de que tenga los genes de la enfermedad, lo cual significa que las generaciones futuras podrían desarrollar DCC incluso si las anteriores no presentaron indicios.

Se diagnostica DCC cuando la rótula de la cadera tiene una deformidad, lo que causa que se separen los dos huesos de la articulación. En la mayoría de los casos, el acetábulo no cuenta con la profundidad suficiente para que la cabeza femoral se ajuste en su lugar. Suele diagnosticarse cuando un perro presenta síntomas o después de hacer un examen de cadera estándar. El veterinario realizará un examen físico completo y tomará radiografías. También podría notar que la articulación coxofemoral de tu perro está floja y que siente dolor cuando extiende o flexiona la pata trasera.

Si no se presentan síntomas, este trastorno suele diagnosticarse durante el proceso de certificación OFA y PennHIP, que tiene como objetivo establecer la salud de la cadera de los animales.

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Cómo ayudar a un perro con DCC a tener una buena calidad de vida

Detectar la enfermedad en una etapa temprana es fundamental para brindarle a quienes la padecen la oportunidad de tener mayor longevidad, conservar su movilidad y gozar de una alta calidad de vida. Recomiendo tomar las siguientes medidas desde el primer día para que tu amigo peludo corra un menor riesgo de desarrollar o sufrir displasia de cadera a medida que crece y envejece, sobre todo si se trata de un perro de raza grande.

En caso de que ya le hayan diagnosticado la afección, las siguientes recomendaciones serán de ayuda para reducir las secuelas. El objetivo es hacer todo lo posible para evitar que la DCC perjudique de forma significativa la calidad de vida de tu mascota.

1. Controla su alimentación y peso: se ha demostrado que, la cantidad de calorias que tu perro consume, sobre todo entre los tres a los diez meses de edad, influira en el riesgo de que el cachorro con genes de DCC desarrolle la enfermedad. Si lleva una dieta con alto contenido de calorías y carbohidratos, su cuerpo podría crecer más rápido que el cartílago, en especial cuando se trata de una raza grande.

Es imperativo que los cachorros de razas grandes crezcan de manera lenta y controlada, por lo que deben contar con proporciones de minerales que se adapten a sus necesidades, es decir, que no sean genéricas.

La Federación Europea de Alimentos para Mascotas (FEDIAF, por sus siglas en inglés) clasifica a los cachorros en fases de crecimiento temprano y tardío, y establece ciertas proporciones de calcio y fósforo para diferentes períodos de crecimiento. Solo podemos esperar que la Asociación Americana de Funcionarios de Control de Alimentación (AAFCO, por sus siglas en inglés) siga su ejemplo algún día.

Cuando el régimen alimentario incluye los alimentos correctos, es apropiado para la especie y se administra en las porciones correspondientes (lo que se conoce como dieta baja en carbohidratos), el canino recibe una nutrición óptima en cantidades adecuadas a lo largo de su vida.

Es importante que se mantenga en forma, ya que la obesidad puede ocasionar que la displasia sea más grave y que la degeneración de las articulaciones se produzca con mayor velocidad. Los perros que nacen con genes que los hacen propensos a la displasia de cadera deben evitar la obesidad a toda costa, ya que esto implica un riesgo mucho mayor de desarrollar la enfermedad y, más adelante, la artritis.

2. Haz que se ejercite y evita que sufra lesiones: procura que realice actividades en las que ejercite los músculos de las extremidades traseras, tales como sentadillas, subir pendientes, correr y nadar (hidroterapia). El objetivo es que conserve una excelente masa muscular de forma segura para que tenga un menor riesgo de DCC o que no sea tan grave.

Esto también requiere que te comprometas a seguir un programa de ejercicios específicos todos los días. Es fundamental que ese esfuerzo conjunto se realice sin falta cada día ya que, de lo contrario, es posible que la masa muscular se debilite, se presente atrofia, debilidad y degeneración.

Evita las actividades que requieran saltar (sobre todo desde lugares elevados), detenerse o cambiar de dirección de forma repentina, de esta manera, tendrá un menor riesgo de sufrir lesiones traumáticas. Tampoco debes dejar que tu perro se ejercite ni pase mucho tiempo en superficies resbaladizas. Cubre los pisos que sean así con tapetes o alfombras y considera colocar una rampa o escaleras que conduzcan a la cama en caso de que se le dificulte levantarse, de esta forma no tendrá la necesidad de saltar.

3. Somételo a fisioterapia: el aspecto fundamental para controlar la DCC es desarrollar una excelente masa muscular, así como preservar la salud de los tendones y ligamentos a lo largo de la vida.

Las terapias físicas son de gran ayuda para que el canino mantenga una buena calidad de vida, sufra menos dolor, tenga mayor movilidad y sus articulaciones tarden más en degenerarse; algunas de ellas son: la quiropráctica, los masajes, los estiramientos, el tratamiento con láser y la acupuntura, así como las terapias: acuática, de campo electromagnético pulsado y de ondas de choque. La medicina regenerativa también puede dar buenos resultados, así que puedes recurrir a la terapia con células madre o a las inyecciones de plasma rico en plaquetas.

4. Bríndale un soporte articular de inmediato y controla el dolor cuando sea necesario: es muy importante darle un soporte a las articulaciones (agentes condroprotectores o CPA, por sus siglas en inglés) justo en el momento en que se diagnostique el problema y es imperativo que se controle el dolor siempre que se requiera. Cuando los perros de razas grandes y gigantes alcanzan los tres años de edad, comienzo a emplear agentes condroprotectores, aunque no tengan predisposiciones genéticas a enfermedades articulares, ya que esto ayuda a que presenten menos degeneración en el futuro.

Si tu mascota presenta dolor al momento del diagnóstico, es necesario que comiences con ambos protocolos de manera simultánea; no olvides que controlar el dolor (ya sea de manera natural o con ayuda de medicamentos) no interrumpe el proceso degenerativo que ocasiona la artritis y, de la misma forma, los suplementos que ayudan a proteger el cartílago no sirven para controlar el dolor. Los propósitos de estos protocolos son muy distintos, no obstante, ambos tienen la misma importancia.

Si ya le diagnosticaron displasia de cadera, no esperes más, inicia un protocolo que permita desacelerar la artritis justo ahora. Consulta a un veterinario integral acerca de los suplementos que pueden proporcionar la materia prima para reparar y preservar el cartílago, tales como:

Sulfato de glucosamina

MSM

Membrana de cascarón de huevo

Suplementos de colágeno

Mejillón Perna

Ácido hialurónico

Sulfato de condroitina

Inyecciones de Adequan™

Si empiezas a darle suplementos para retrasar la degeneración articular justo al recibir el diagnóstico, tal vez no sea necesario recurrir a analgésicos por algunos años. Es importante que lo atiendas en el momento en que percibas que tiene algún malestar y no olvides darle prioridad a los métodos naturales para aliviar el dolor.

Incorporar ingredientes naturales para controlar el dolor, entre los que se encuentran la curcumina, la PEA (palmitoiletanolamida), la boswellia y las enzimas proteolíticas (como Wobenzym™), me ha permitido abstenerme de recetar medicamentos no esteroideos durante años, los cuales pueden producir varios efectos secundarios, e incluso he podido retrasar la necesidad de una cirugía en algunos casos.

5. Recurre a una terapia de reemplazo hormonal: si tu perro fue castrado a una edad temprana, lo más seguro es que haya perdido tono muscular y densidad ósea con el paso del tiempo, lo cual empeora la DCC. La terapia de reemplazo de testosterona puede ser de gran ayuda para estos perros (tanto machos como hembras).

A principios de este año, entrevisté al Dr. David Bieber, veterinario y propietario de Sheridan West Animal Clinic en Cooper City, Florida. El Dr. Bieber desarrolló un programa inigualable de reemplazo hormonal para perros castrados, que recibe el nombre de Dogosterone y reemplaza la testosterona que dejaron de producir los testículos u ovarios (las gónadas) de forma natural. El cuerpo deja de producir hormonas sexuales cuando se extirpan las gónadas, así que, tarde o temprano, los perros castrados empiezan a sufrir desequilibrios endocrinos que generan toda clase de problemas de salud.

El Dr. Bieber ha visto una mejoría en diversas afecciones tras iniciar la terapia de reemplazo de testosterona, tales como la artritis y la displasia de cadera. Por desgracia, la terapia Dogosterone no se ha popularizado entre los veterinarios, no obstante, aquellos que deseen certificarse en línea para ofrecerle a sus pacientes la terapia de reemplazo hormonal, de manera segura y efectiva, pueden acceder al sitio web Dogosterone del Dr. Bieber.

+ Fuentes y Referencias
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