By Dr. Mercola
El hígado de tu perro es uno de los órganos más importantes en su cuerpo. Realiza una variedad impresionante de funciones para mantener la salud de tu mascota, como filtrar las toxinas, generar proteínas y almacenar el azúcar.
La mayoría de la sangre que viaja al hígado para apoyar a estos procesos llega en la vena portal, que drena los intestinos, estómago, páncreas y bazo. Dentro del hígado, la vena portal se ramifica en muchos vasos sanguíneos cada vez más pequeños para transportar la sangre a través de los tejidos de cada célula del hígado.
Displasia Microvascular Hepática
Algunas veces estos minúsculos vasos se desarrollan de forma anormal en el hígado, lo cual es una condición llamada displasia microvascular hepática (DMH). La anormalidad de los vasos sanguíneos ocasiona una desviación (bypass) en la vena portal y la circulación hacia el sistema. La anormalidad de los vasos sanguíneos puede deberse a ínfimas lesiones en el hígado, o al desarrollo o posicionamiento irregular de los vasos.
Como resultado de las malformaciones de los vasos sanguíneos, la sangre no fluye hacia el hígado como debería. El hígado se atrofia y ya no puede procesar las toxinas o generar las proteínas necesarias para el crecimiento del perro y su función normal.
Los Perros con Riesgo de DMH
La displasia microvascular hepática es una rara enfermedad genética que ocurre en ciertos perros de raza pequeña, como:
Cairn, West Highland White y Yorkshire Terrier |
Lhasa apso |
Maltés |
Shih tzu |
Cocker Spaniel y Spaniel Tibetano |
Dachshund |
Havanese |
Poodle Miniatura |
Los perros de estas razas se ven afectados en todo el mundo y sin importar su género. Los expertos creen que la DMH puede ser causada por un gen dominante que no afecta a todos los perros que lo albergan, ya que los padres que no tienen el trastorno pueden producir cachorros con DMH. También puede ser ocasionada por más de un gen.
La incidencia de DMH en ciertas razas pequeñas varía entre el 30 y el 70 por ciento y generalmente se diagnostica alrededor de los 4 a 6 meses. Esta enfermedad no existe en los perros de raza grande.
Síntomas de la Displasia Microvascular Hepática
Algunos perros con DMH son asintomáticos (no muestran síntomas), pero la mayoría no lo son. Cuando los síntomas están presentes, generalmente son comunes debido al trastorno gastrointestinal, como vómitos, pérdida del apetito, diarrea y aletargamiento.
En un perro con DMH y sin síntomas, la enfermedad a menudo se descubre durante un escaneo rutinario de diagnóstico de otro problema de salud. Generalmente no hay un historial de problemas, pero ocasionalmente un perro asintomático con la enfermedad tardará en recuperarse de la anestesia o de los sedantes o mostrará intolerancia a ciertos medicamentos.
Los perros de más de 2 años de edad que muestren síntomas generalmente han desarrollado un shunt hepático como resultado de la inflamación aguda o crónica, tumores o un trastorno hepático tóxico. A menudo un perro con DMH llega a los 3 o 4 años antes de que aparezcan los signos clínicos.
Algunos de estos perros son más pequeños de lo normal y su desarrollo muscular es malo. También pueden parecer menos alerta que otros perros, debido a que las toxinas sin filtrar debilitan la función cerebral.
Además de las molestias en el tracto gastrointestinal, algunos perros también tienen un mayor riesgo de contraer infecciones y desarrollar cálculos en la vesícula. Los perros severamente enfermos podrían tambalearse al caminar, parecer borrachos o ciegos y padecer ataques epilépticos. Pocas veces, los perros tendrán la pansa llena de líquido, debido a la insuficiencia hepática.
Publicidad
![Clic aquí para aprende más]()
![Clic aquí para aprende más]()
Diagnosticar la DMH
En algunos perros con este trastorno, los análisis sanguíneos básicos parecen ser normales. Sin embargo, los perros que han sido afectados gravemente tienen bajos niveles de proteína, albumina, glucosa y urea nitrogenada en la sangre, debido a que su hígado no puede producir una cantidad suficiente de estas sustancias químicas. Algunos perros tienen un mayor valor de enzimas hepáticas.
Se evalúa la orina en busca de la presencia de infecciones y cristales. De vez en cuando, un perro con DMH desarrolla cristales de biurato de amonio en la orina, los cuales tienen una apariencia marcada.
La displasia microvascular hepática se diagnostica con un examen de ácidos biliares total en suero (TSBA, por sus siglas en inglés). Se asume que cualquier perro joven asintomático con un nivel alto de valores TSBA o encefalopatía hepática (daño al cerebro y al sistema nervioso como resultado de un trastorno del hígado) tiene DMH.
Un diagnóstico definitivo se realiza al descartar un shunt hepático y confirmar la presencia de vasos anormales, a partir de una biopsia del hígado. Generalmente se realizan las biopsias a través de una incisión quirúrgica o con una laparoscopía, lo cual prefiero yo.
La DMH debe diferenciarse de los shunts congénito protosistémicos, aunque algunos perros padecen las dos enfermedades simultáneamente. Desafortunadamente, esto no puede determinarse antes de la cirugía. Un perro que se somete a cirugía para cerrar un shunt portosistémico congénito, pero que aún tiene un total alto de ácidos biliares en suero meses después de la cirugía, probablemente también padece DMH.
Para prevenir la DMH en un perro con shunt hepático, hay que hacer una biopsia del hígado, mientras que el perro está anestesiado para la cirugía con la que se reparará el shunt.
Opciones de Tratamiento y Prognosis
Algunos perros con displasia microvascular hepática, especialmente los asintomáticos, no requieren tratamiento, aunque deben ser monitoreados en busca de reacciones adversas a los medicamentos y la anestesia. Yo recomiendo darles suplementos alimenticios y apoyo hepático a todos los pacientes que se sospeche que padezcan DMH, para reducir al máximo el estrés de su hígado, lo que mejorará su calidad de vida en el futuro.
Los perros que necesiten un protocolo de desintoxicación deben ser manipulados médicamente y su tratamiento debe concentrarse en la gravedad de la condición.
Los perros sintomáticos con DMH deben pasar a una alimentación con una cantidad reducida de proteína de alta calidad y altamente digerible. Las recomendaciones veterinarias tradicionales dictan que su alimentación debería contener entre el 15 y el 20 por ciento proteína, entre el 15 y el 30 por ciento grasa y entre el 30 y el 50 por ciento carbohidratos altamente digeribles, en una base seca.
Y la comunidad holística también lo recomienda, en caso de que los dueños de estas mascotas le den alimento de segundo grado (no de grado alimenticio ni de grado humano) preparado a través de la extrusión (croquetas secas).
Los alimentos enlatados o secos de segundo grado están hechos a partir de fuentes de proteína de mucha menor calidad, que han sido procesados excesivamente y que no son tan fáciles de asimilar, a diferencia de los cortes de carne de alta calidad de grado humano. Los médicos holísticos, como yo, firmemente recomendamos alimentar a todas las mascotas que padezcan una función hepática dañada con productos frescos, preparados en casa y balanceados nutricionalmente, con ingredientes orgánicos y sin transgénicos.
Es importante que la alimentación de las mascotas que padecen problemas hepáticos esté balanceada, lo que significa que su alimentación debe ser baja en cobre y manganeso, alta en antioxidantes y debe incluir vitamina E y zinc.
El porcentaje de proteína de alta calidad y de grado humano estará basado en qué tan significativo es el trastorno hepático de tu perro, pero varía entre el 25 y el 50 por ciento de proteína, entre el 20 y el 35 de grasa y entre el 15 y el 40 de carbohidratos/almidones.
La alimentación para los perros con DMH debe suplementarse con probióticos de alta calidad, que serán benéficos para disminuir la producción de toxinas y la absorción en los intestinos.
Otros suplementos que recomiendo son el cardo lechero, que no sólo mejora la función del hígado, sino que ayuda a regenerarlo, SAM-e para una desintoxicación asistida, colina o lecitina y glutationa o NAC (n-acetil cisteína) para el apoyo celular. También hay muchos remedios increíbles en la MTC (Medicina Tradicional China) y en la homeopatía, que pueden elegirse y personalizarse con base en la manifestación de tu perro.
Los perros con daño cerebral y del sistema nervioso relacionado con la DMH y aquellos con episodios prolongados de vómitos o diarrea, podrían necesitar hospitalización para recibir los cuidados médicos adecuados y un análisis de diagnóstico.
La prognosis es buena para la mayoría de los perros con DMH que puedan ser exitosamente tratados con medicamentos. Los perros con problemas del tracto gastrointestinal o con ataques epilépticos tienen una prognosis más pobre. Ocasionalmente, la displasia microvascular hepática progresa a la insuficiencia hepática.
Ya que la DMH es una condición hereditaria, los perros con un total anormal de ácidos biliares en suero no deben cruzarse. Tampoco aquellos cuyos padres obtengan resultados anormales en el examen TSBA.