Aquí una pregunta interesante. ¿Cómo convencerías a 13 perros de familia a usar audífonos y una bobina de radiofrecuencia en sus cabezas, mientras permanecen completamente quietos durante 8 minutos en un escáner médico?
Si alguna vez te has preguntado cómo es que los científicos logran analizar a un perro a través de patrones, o más específicamente, cómo pueden hacer que los perros cooperen para realizarse pruebas, ¡creo que he encontrado la respuesta!
La Confianza es Indispensable en el Entrenamiento
Recientemente, la escritora Karin Brulliard del Washington Post entrevistó al “encantador de perros” que había entrenado a 13 perros mascota – 6 Border Collie, 5 Golden Retriever , 1 Pastor Alemán y 1 Crestado Chino – para que permanecieran completamente quietos en un escáner por resonancia magnética (IRM) durante una eternidad para un perro.1
La entrenadora principal es Marta Gacsi, una etóloga en la Universidad Eotvos Lorand en Budapest, Gasci es investigadora de perros y coautora de varios estudios sobre el cerebro canino.
De acuerdo con Gasci, la mayoría de los perros eran bastante jóvenes y algunos eran perros de guía entrenados. Estos perros por lo general tienen temperamentos ansiosos por complacer, algo que es muy útil para los experimentos que involucran permanecer quieto durante periodos prolongados. Sin embargo, algunos de los perros sólo fueron entrenados para sentarse y quedarse quietos.
“En realidad no es tan importante tener un gran entrenamiento para tener éxito en esto”, explicó Gasci. Sin embargo, un requisito muy importante fue que los perros confiaran en sus dueños (y en este caso, en su entrenador).
¿Cómo Enseñarle a Tu Perro a No Hacer Nada?
Cuando Gasci y sus colegas se embarcaron en estudios que involucraron perros y escáneres por IRM por primera vez, asumieron que necesitarían a perros calmados y muy bien entrenados, pero esto no resultó cierto. Algunos de los perros entrenados eran perfectos para la tarea, mientras que otros no, debido a que necesitaban estar haciendo algo.
“Querían hacerlo muy bien”, dijo Gasci, “pero no podrían entender que aquí, la tarea es no hacer nada”. Además, los perros habían sido entrenados con recompensas, pero dado a que no podrían ser recompensados inmediatamente mientras estaban en el escáner, algunos se frustraron hasta el punto de no poder completar la tarea.
No es de sorprender que otros perros simplemente no pudieran entender que lo único que tenían que hacer era permanecer completamente quietos. Si se movían sólo un poco o incluso si lamían sus labios, hacía que los resultados del escaneo fueran inútiles.
Como explicó Gasci para el Post, con ciertos perros:
“…puedes ver en sus ojos cuando cae una gota de agua sobre sus narices y ellos saben que no puedo lamerla. Es realmente… No sé cómo decirlo. No los forzamos. Les pedimos. No puedes imaginarte lo felices que son cuando terminan. Miran a los demás como diciendo ‘¡Bien, lo hice!’ Podemos ver lo orgullosos que se sienten.”
Entrenar a los Perros Sin Utilizar Recompensas
Gasci y los otros investigadores se enfrentaron al reto de encontrar entrenadores para los perros. No querían a nadie que utilizara entrenamiento basado en castigos, pero tampoco entrenamiento con refuerzo positivo, debido a la naturaleza del experimento.
Por obvias razones, no podían ofrecer recompensas a los perros que estaban aprendiendo a permanecer inmóviles en un escáner, por lo que la técnica de entrenamiento de recompensa de alimento inmediata era poco práctica. En cambio, el equipo tuvo que basar su entrenamiento en la “investigación etológica”. Gasci explica:
“Es como si quisieras persuadir a tu hijo, un pequeño de 5 años de edad, a pasar un minuto sin moverse en un escáner.
¿Cómo lo harías? Eso fue lo más importante. No era, ¿cómo entrenarías a un animal? No los tratamos como niños, pero definitivamente tampoco los tratamos como lobos.
Son perros y eso es algo muy especial. Por lo que utilizamos el aprendizaje social y por supuesto, también utilizamos recompensas de alimentos”.
La teoría del aprendizaje social sostiene que las personas (o en este caso, los perros) aprenden de otros a través de la observación, imitación y modelado, lo que requiere de atención, memoria y motivación.2
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Aprendizaje Social y Método Modelo-Rival
Lo primero que tenían que aprender los perros era a acostarse en el suelo y después sobre una mesa que eventualmente tenía un poco de movimiento, con su cabeza apoyada entre sus patas delanteras. Después, mientras los perros permanecían acostados sobre una mesa con un poco de movimiento con su cabeza entre las patas, les colocaron unos audífonos.
Después de eso, los investigadores ataron un paño alrededor de la cabeza de los perros para darles la sensación de que tenían algo sobre su cabeza.
“Pero jamás estuvieron sujetados”, explicó Gasci. “Ese es un punto muy importante del entrenamiento, que los perros pudieran levantarse y moverse siempre que quisieran hacerlo”.
El mayor desafío del entrenamiento fue hacer que los perros se sintieran felices en la habitación del escáner por IMR. La habitación era muy ruidosa, tenía todo tipo de olores desconocidos y no era un lugar en el que un perro se sentiría naturalmente cómodo.
Gasci describe esta dificultad de la siguiente manera, “Trata de explicarle a tu abuela por qué es bueno estar en una discoteca.”
Aquí es cuando el aprendizaje social entró en juego. Los investigadores sabían que tenían que hacer de esa habitación un lugar en donde los perros quisieran estar, por lo que la convirtieron en una atmosfera divertida.
Cada perro fue colocado en el escáner de forma individual y posteriormente fueron elogiados con palabras de aliento y afecto físico por parte de los investigadores y de sus dueños.
El “perro en el escáner” era el centro de atención mientras los demás perros observaban pero eran ignorados por los humanos en la habitación. No tomo mucho tiempo antes de que los demás perros quisieran estar en el escáner para ser acariciados y elogiados. “Todos querían ser el centro de atención”, dice Gasci.
Pronto, cuando los investigadores habrían la puerta de la habitación del escáner, todos los perros trataban de entrar primero.
De acuerdo con Gasci, este es un ejemplo de la técnica de entrenamiento modelo-rival en la que algunos perros actúan como modelos para otros perros, enseñando lo que tienen que hacer y en donde tienen que estar. Al mismo tiempo, los perros modelo también fueron los rivales de los otros perros, por toda la atención que tenían.
“Eso es algo social”, explica Gasci. “No se trata de queso o recompensas. Se trata de estar socialmente involucrado en la interacción social con los dueños. Un buen perro siempre quiere ser parte de esto”.
¿Los Perros También Aprenden con la Gratificación Retrasada?
El número de sesiones que tomó entrenar a los perros dependió de cada perro. Las partes del entrenamiento que no involucraron el escáner tomaron de 5 a 20 sesiones, mientras que el entrenamiento en el escáner tomó otras 10 sesiones aproximadamente.
Al principio, los perros se mantuvieron juntos con fines de motivación y las recompensas de alimentos se repartieron cuidadosamente porque los investigadores tenían que considerar que no se podían dar este tipo de recompensas durante los escaneos. Eso significaba 8 minutos sin golosinas y los perros ni siquiera podían saber de la recompensa o se pondrían a babear.
El babeo provoca que se laman los labios o traguen, lo que resulta en una serie inútil de imágenes escaneadas. Así que trata de imaginar esto – ¡los perros tenían que estar entrenados para no pensar en recompensas de alimentos durante el escaneo!
“…tuvimos que explicarles que es una historia muy larga y que al final tendrán su recompensa – pero sólo al final”, dijo Gasci para el Post.
Uno de mis puntos de vista de la entrevista de Karin Brulliard con Marta Gasci es que es una buena idea mantener las técnicas de aprendizaje social en mente cundo estés entrenando a tu perro. Por supuesto que todo se trata del refuerzo positivo, pero la recompensa no tiene que involucrar alimentos el 100% del tiempo.
“El refuerzo positivo puede ser cualquier cosa”, dice Gasci, “como elogios y recompensas sociales”.
De hecho, los investigadores de la Universidad Emory trataron de contestar la pregunta de si los perros prefieren los elogios o los alimentos y concluyeron que la mayoría de los perros en su estudio prefirieron los elogios de sus dueños que los alimentos, o bien les gustaban ambos por igual.3