La ciencia aún no ha descubierto si los perros padecen depresión de la misma manera que los seres humanoss. Lo cierto es que experimentan cambios en su estado de ánimo y comportamiento, pero esos cambios suelen ser temporales y podrían atribuirse a un evento reciente en la vida del perro.
Por ejemplo, tal vez los niños apenas acaban de regresar a la escuela, después de haber pasado el verano nadando y jugando con su perro, y extraña tenerlos cerca. O quizá acabas de incluir un cachorro a la familia y tu perro de edad avanzada se siente excluido.
El problema con el diagnóstico de depresión clínica (que es diferente al de los episodios breves de comportamiento depresivo) es que, incluso en los seres humanos, no existe una prueba biológica para identificar la enfermedad. Los médicos registran los síntomas y todo lo que el paciente les indique acerca de sus sentimientos para obtener el diagnóstico.
Ya que los perros no pueden hablar, debemos confiar en nuestra capacidad de observación para determinar si el compañero canino se siente deprimido. En términos generales, cuando un veterinario o conductista veterinario describe a un paciente como deprimido, es porque el perro ha demostrado un cambio en su comportamiento normal.
1. En la medida de lo posible, mantén una rutina diaria y consistente. Las mascotas se desempeñan mejor cuando saben qué pasará el siguiente día. Trata de que las comidas, ejercicio, caminatas, tiempo de juego, aseo personal, hora de dormir y otras actividades diarias estén programas de manera constante.
El ejercicio es una herramienta poderosa para ayudar a aumentar la cantidad de endorfinas u hormonas de "bienestar" en tu perro. Hacer muchas caminatas (con muchas oportunidades para olfatear), podría ser un poderoso estimulante para el estado de ánimo.
2. Proporciónale el mismo tipo de alimentación y comidas, y sazónalas. Es importante que le ofrezcas los mismos alimentos a los que este acostumbrado, a la misma hora todos los días, pero si descubres que tu perro no está interesado en comer mucha cantidad, considera proporcionarle unos apetitosos huesecillos como postre, o prepara un delicioso premio para la hora de entrenamiento, que no haya probado antes.
Guarda lo que no consuma en el refrigerador y ofréceselo de nuevo en su próxima comida programada. Utiliza su apetito para ayudarle a recuperarlo, al resistir la tentación de tentarlo con aderezos de alimentos poco saludables.
3. Ten cuidado de no recompensar inadvertidamente la depresión de tu perro. Es natural querer consolar a tu mascota triste, pero por desgracia, ponerle atención a un perro que demuestra un comportamiento indeseable podría reforzar tal conducta. Es obvio que lo último que debes hacer es recompensar la falta de apetito, inactividad u otros tipos de conducta depresiva en tu perro. En cambio, debes ayudarle a superar la fase.
Una mejor idea sería tratar de distraerlo con actividades saludables y divertidas que le brinden oportunidades para reforzar los comportamientos positivos. Como por ejemplo, hacer caminatas, realizar sesiones breves de entrenamiento, jugar a buscar, olfatear u ofrecerle un juguete de rompecabezas dispensador de comida o hueso recreativo.
4. Dale suficiente tiempo. La depresión de tu perro podría tardar unos días o incluso semanas en expresarse, pero con el tiempo la mayoría de las mascotas vuelve a su estado normal y vivaz.
Si en algún momento sientes que tu mascota sufre innecesariamente o es algo más allá que un simple caso de tristeza, te recomiendo que comentes la situación con un médico veterinario o veterinario conductista.
5. En caso de ser necesario, utiliza remedios naturales. Hay algunos excelentes remedios homeopáticos y de flores de Bach que le puedes administrar fácilmente a tu perro depresivo, hasta que mejore su estado emocional.
Algunos de mis favoritos incluyen a la Ignatia homeopática, diversos remedios de flores de Bach, incluyendo a la mostaza, madreselva, y Grief and Loss de Green Hope Farm.