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Lipidosis Hepática en Gatos

Historia en Breve

  • La lipidosis hepática, o síndrome de hígado graso, es una enfermedad muy grave que ocurre exclusivamente en gatos, que comúnmente tienen una mediana edad, y exceso de peso
  • El factor desencadenante más común de este trastorno es una rápida pérdida de peso, como resultado de una anorexia o tener un consumo calórico diario que es significativamente menor
  • Los síntomas incluyen una deshidratación, excesivo babeo, vómitos, letargo e ictericia
  • El tratamiento, en forma de apoyo nutricional, debe iniciarse inmediatamente y continuar durante varias semanas
  • Para prevenir la lipidosis hepática, es importante controlar el consumo calórico del gato todos los días. si tu gatito se niega a comer rotundamente, o su apetito ha decaído notablemente en el lapso de unos cuantos días, debes llamar a tu veterinario

La lipidosis hepática felina, también llamada síndrome de hígado graso, es una enfermedad muy grave, y es la enfermedad hepática más frecuentemente diagnosticada en los gatos que viven en los Estados Unidos. Curiosamente, la enfermedad no se manifiesta en ningún otro animal — solo en los gatitos.

Este padecimiento se observa con mayor frecuencia en gatos de mediana edad, con exceso de peso, que experimentan una repentina pérdida de peso; podría ser una consecuencia secundaria de otro padecimiento, pero a menudo, es una enfermedad idiopática principal (sin ninguna causa identificada).

Los Factores Desencadenantes Conocidos de la Lipidosis Hepática Felina

El factor que predispone con mayor frecuencia en la incidencia de lipidosis hepática felina, es tener una repentina pérdida del apetito o un consumo calórico significativamente menor.

Los factores estresores ambientales podrían causar una pérdida de apetito en los gatos, al igual que otros problemas más graves, tales como una enfermedad cardíaca, renal, la enfermedad crónica del tracto urinario inferior felino (FLUTD, por sus siglas en inglés), la enfermedad del tracto respiratorio superior, cáncer y pancreatitis.

Pero ya sea que, lo creas o no, he observado que este padecimiento ocurre con mayor frecuencia después de que un padre de mascota decide cambiar la alimentación de su gatito, y simplemente éste se niega a consumir el nuevo alimento. Muchas personas consideran equivocadamente que, "Si mi gato tiene suficiente hambre, él comerá". Esto no necesariamente es cierto, y es una suposición peligrosa.

Los dueños de gatos necesitan monitorear el apetito de su mascota y su consumo de alimentos, todos los días. Si tu gatito se niega a comer, debes acudir con un veterinario de inmediato.

Luego de unos días de no obtener la cantidad de calorías diarias adecuadas, el cuerpo de tu gato comenzará a enviar células de grasa al hígado, para convertirlas en energía. Ahí es donde comienza el problema, ya que los gatos sedentarios no metabolizan la grasa muy eficientemente.

Los felinos son diseñados por la naturaleza para moverse rápidamente, matar presas pequeñas y comer varias veces al día. No fueron creados para consumir una gran cantidad de alimento o para mordisquear constantemente, a lo largo del día. Al dejarlos desenvolverse de forma natural, los gatos son muy activos, y magros, cuyos cuerpos no almacenan mucha grasa.

Por eso, desde un punto de vista evolutivo, los hígados de los gatos sedentarios que tienen un exceso de peso no podrían controlar el movimiento de grasa que ocurre en respuesta a la falta o insuficiencia de alimentos. La acumulación de células grasas en el hígado impide que tenga un funcionamiento normal. Finalmente, si esto no es atendido, causará una insuficiencia hepática y el gato morirá.

Síntomas de la Enfermedad Hepática Grasa

Los síntomas del síndrome de hígado graso son:

  • Anorexia
  • Deshidratación
  • Babeo excesivo (causado por las náuseas)
  • Vómitos
  • Pérdida de peso

A medida que la enfermedad progresa, también podría producir un letargo, ictericia (amarillamiento de la piel), una drástica pérdida de peso, y ocasionalmente, convulsiones.

¿Cómo se Diagnóstica la Lipidosis Hepática?

El diagnóstico definitivo de la lipidosis hepática felina se realiza a través de realizar una biopsia hepática, la cual demostrará las cantidades excesivas de grasa que están dentro de las células del hígado.

Puesto que una biopsia del hígado es invasiva y requiere anestesia, también podría realizarse un diagnóstico razonablemente exacto al anotar el historial de los hábitos alimenticios del gato y verificar su pérdida de peso, atrofia muscular y/o ictericia.

La ecografía abdominal mostrará cualquier crecimiento en el tamaño del hígado, y los análisis sanguíneos podrían revelar problemas con la función hepática, por lo que es posible obtener un diagnóstico bastante exacto tan solo con su historial médico, un examen físico, ecografía abdominal y un análisis sanguíneo.

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¿Cuáles Son las Opciones de Tratamiento?

La lipidosis hepática felina es muy tratable, cuando es detectada de forma temprana. La enfermedad podría ocurrir en un par de días, en gatitos que han dejado de comer. La enfermedad hepática grasa podría tardar tan solo 2 semanas en desarrollarse, en los gatos que continúan mordisqueando su comida, pero que no comen las cantidades suficientes como para mantener su peso corporal.

El tratamiento para esta enfermedad es tener un apoyo nutricional. Por desgracia, esto significa forzar la alimentación, a menudo a través de un tubo alimentador, hasta que el apetito natural del gatito se equilibre de nuevo.

Los alimentos que se administran a través de un tubo alimentador son fluidos y deben estar balanceados — a menudo esto es denominado una alimentación de recuperación, para tener un equilibrio metabólico, y está diseñada para imponer un mínimo estrés en el hígado.

Algunas veces se debe insertar un tubo alimentador en el estómago del gato, a través de una incisión a un costado, o a través de la nariz o el esófago.

Tendrás que alimentar a tu gato a través de este tubo hasta que él vuelca a consumir voluntariamente los alimentos por su cuenta. Por lo general, tardará entre 4 y 6 semanas en tener una recuperación con el apoyo alimenticio, pero a veces podría tomar hasta 18 semanas.

Los gatos que padecen lipidosis hepática también podrían beneficiarse al consumir la cobalamina (vitamina B12). En un estudio de 80 gatos que padecen esta enfermedad, el 40 % tenía bajos niveles de cobalamina.1 Además, los gatitos que padecen esta enfermedad podrían tener una deficiencia de vitamina K, en cuyo caso podría aplicarse la terapia de vitamina K. De igual forma, durante la recuperación, podría ser beneficioso tomar N-acetil cisteína (NAC, por sus siglas en inglés) y el aminoácido carnitina.

Durante el tratamiento por el que se proporcionan alimentos a través de un tubo alimentador, los gatitos también deben recibir pequeñas cantidades de su alimento normal. Yo recomiendo que le proporciones a tu gato, por lo menos una vez al día, su comida normal, porque tan pronto como este empiece a comer constantemente por sí solo, tu veterinario podrá remover el tubo alimentador.

Durante ese mismo período de tiempo, será necesario realizar más pruebas sanguíneas para asegurar que las enzimas hepáticas del gatito vuelvan a la normalidad. La mayoría de los gatos vuelven a su vida normal después de recibir el tratamiento, mientras continúan realizando análisis sanguíneos, tantos como se necesiten. También, recomiendo hablar con un veterinario holístico sobre suplementos de desintoxicación para el hígado, tales como el cardo lechero y SAMe.

Los gatos que tienen una etapa avanzada de lipidosis hepática, con ictericia, convulsiones u otros problemas metabólicos secundarios, requieren hospitalización. Estos gatitos necesitarán recibir fluidos intravenosos para atender una deshidratación y estimular que se produzca una gran función hepática.

Algunas Sugerencias de Prevención

Hay muchas razones por las que los gatos pierden interés en los alimentos. Es muy importante encontrar la causa de la anorexia que padece tu gatito y tratarla antes de que la lipidosis hepática tenga la oportunidad de desarrollarse.

A veces, un gatito podría dejar de comer por un dolor en la boca o factores de estrés social o emocional, tales como agregar otra mascota a la familia. Y algunas veces ocurrirán varias situaciones simultáneamente, por lo que el objetivo debe ser controlar todo para determinar la causa(s) de la falta de apetito de tu gato.

Debido a que muy frecuentemente observamos esta enfermedad en los gatos que padecen obesidad, los cuales de repente pierden una significativa cantidad de peso, no hace falta decir que, en el primer lugar, la mejor prevención es no dejar que tu gato engorde. Si tu gatito ya tiene un exceso de peso, no solo es muy importante que pierda peso, sino que lo haga muy lentamente.

Podrías encontrar gran cantidad de información aquí, en Healthy Pets sobre los métodos para disminuir, de forma segura, la alimentación que le proporcionas a tu mascota, para que tenga un peso saludable, incluyendo Valiosos Consejos Para Ayudar a Tu Gato Gordo. Una cosa que desaconsejo por completo es, alimentarlo ilimitadamente, también conocido como el buffet de todo lo que puedas comer, durante todo el día, a base de alimento seco para gatos.

Si bien, es cierto que tu gato no pasará hambre, también es cierto que en el caso de los gatitos, proporcionarles alimentos de forma ilimitada está vinculado a la obesidad.

Un mejor enfoque es proveerle el tipo de alimento apropiado para su especie, con el contenido de calorías correcto, dos veces al día. Es mucho más sencillo mantener el peso corporal ideal de tu gato a través de alimentarlo con el número exacto de calorías por la mañana, y de nuevo, durante la noche.

Además, si estas interesado en hacer una transición de tu gato a una alimentación de mejor calidad (por ejemplo, de seca a enlatada, o de enlata a cruda), esto tiene que ocurrir de forma muy gradual, para asegurar que tu gatito reciba la cantidad de calorías que necesita todos los días.

Si tu gato se niega a comer repentinamente, agenda una cita con tu veterinario de inmediato. Cuando un perro no parece tener apetito, no es riesgoso esperar uno o dos días antes de considerar llamar al veterinario. En el caso de los gatitos, la anorexia justifica acudir inmediatamente con el veterinario.

Si el apetito de tu gato disminuye y te percatas de que solo mordisquea sus alimentos, lo adecuado sería monitorear la situación durante uno o dos días. Pero, si en el siguiente par de días aun no come normalmente, es hora de hacer una cita con el veterinario.

A diferencia de los humanos, los perros y muchos otros animales — que podríamos ayunar de forma segura — no es saludable que los gatos permanezcan sin comer durante días. Por lo tanto, es importante mantenerse atento acerca del consumo de calorías de tu mascota y ponerte en contacto con tu veterinario, si observas que su apetito disminuye.

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