El apetito en perros: ni mucho, ni poco, todo en exceso es malo

falta de apetito en perros

Historia en Breve

  • Los perros sanos casi siempre comen bien, por lo que una disminución en el apetito de tu mascota suele ser un signo de un problema médico subyacente
  • Si tu perro de repente cambia sus hábitos alimenticios, haz una cita con tu veterinario, pero si el cambio es muy repentino o dramático entonces debes actuar de forma inmediata
  • Hay muchas posibles causas para la inapetencia en perros y es crucial que tu veterinario investigue la situación cuidadosamente
  • El tratamiento de un cambio en el apetito depende de la causa subyacente
  • Los perros que devoran la comida también deben visitar al veterinario con el fin de descartar un proceso de enfermedad subyacente que podría estar causando su hambre voraz

Dado que la mayoría de los perros sanos les encanta comer, cuando el apetito de un perro disminuye o desaparece, la reacción de un dueño experimentado es de sorpresa y aunque no hay necesidad de entrar en pánico, es necesario comenzar a vigilar cuidadosamente los hábitos alimenticios de tu mascota.

Podría tratarse de un simple malestar estomacal que se resolverá por sí solo hasta su próxima comida. Pero si continúa mostrando un desinterés por comer durante un par de días, entonces es hora de investigar la causa.

Cuando lleves a tu perro a su cita veterinaria, será muy útil si ya has determinado cuál de las siguientes tres situaciones describe mejor su falta de apetito:

  • Anorexia — completa falta de consumo de alimentos (no existe la anorexia parcial)
  • Hyporexia — reducción en el consumo de alimentos, independientemente de la razón o la causa
  • Disorexia — distorsión del apetito normal o de los patrones de alimentación, por ejemplo, un perro que se niega a comer su alimento regular, pero come pollo y arroz cocidos.

Compartir con tu veterinario tantos detalles como sea posible sobre los hábitos de alimentación habituales de tu perro y la repentina falta de apetito será útil para encontrar la causa subyacente.

¿Por qué no puedes ignorar la disminución del apetito de tu perro?

En caso de que no haya sido lo suficientemente clara, si tu perro se niega a comer por más de uno o dos días, especialmente si hay otros síntomas, o si hay una reducción repentina en su consumo de alimentos, es importante consultar a tu veterinario de inmediato. Si la disminución es gradual, es igual de importante que lo revisen, pero no es una situación tan urgente como un cambio repentino y dramático.

El veterinario trabajará en la búsqueda cuidadosa y exhaustiva de la causa subyacente de la pérdida de interés de tu mascota por comer, porque casi siempre existe una causa. Su apetito no mejorará si el problema no se identifica y se trata. Tú debes encargarte de presionar a tu veterinario para que no se detenga hasta encontrar una causa.

También es importante saber que los estimulantes del apetito (que fueron diseñados originalmente como antidepresivos) recetados por los veterinarios pueden ser útiles a corto plazo, pero no tratan el problema subyacente de la inapetencia. Durante un tiempo pueden tratar con éxito el síntoma (rechazo a comer), pero no la causa.

Con respecto al tratamiento para un perro que no come, no existe un enfoque único que aplique para todos los perros. Tu veterinario debe realizar un examen físico completo y un diagnóstico, e investigar cambios metabólicos como hipertensión, niveles de potasio en la sangre, anemia o vómitos. También debe considerar cualquier medicamento o suplemento que tu mascota esté tomando para descartarlos como causa.

También debes informarle a tu veterinario sobre cualquier cambio que haya ocurrido en el entorno de tu perro o en su rutina diaria que podría estarle causando estrés.

La causa de la falta de interés de tu perro por comer determinará un enfoque de tratamiento adecuado. Si hay un trastorno subyacente que puede tratarse o manejarse con éxito, su apetito debería volver a la normalidad a medida que la condición se resuelva.

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8 posibles causas de falta de apetito en perros

En la gran mayoría de los casos, cuando un perro pierde interés por comer, es un síntoma de un problema médico subyacente. Algunos posibles desencadenantes incluyen:

1. Aversión a la comida — La aversión a los alimentos puede ocurrir si realizas un cambio repentino en la dieta de tu perro. Casi nunca es una buena idea hacer esto rápidamente porque puede causar diarrea. Si deseas o necesitas cambiar la dieta de tu mascota, hazlo gradualmente al mezclar el nuevo alimento con el antiguo en una transición lenta.

Algunos perros se niegan a comer ciertos alimentos por razones que pueden o no tener sentido. Algunos son simplemente comedores muy exigentes que a menudo requieren menús especiales o mucha persuasión.

2. Estrés — Si tu perro se siente estresado por alguna razón, puede alejarse de su plato de comida. Por ejemplo, algunos perros no tienen mucho apetito cuando están en un lugar desconocido, su humano favorito está lejos de casa, o cuando hay otras mascotas cerca a la hora de comer.

3. Enfermedad dental o de las encías — A veces, un problema en el hocico de tu mascota puede hacer que comer sea una experiencia dolorosa. Esto puede ser un diente roto o flojo, una enfermedad grave de las encías o un tumor oral.

4. Náuseas — Aunque es relativamente poco común en los perros, las náuseas pueden hacer que tu mascota deje de comer. A menos que haya una enfermedad subyacente, las náuseas suelen relacionarse con los viajes en automóvil.

5. Enfermedad — Un perro que se siente enfermo a menudo muestra poco o ningún interés por comer. A veces es solo un trastorno gastrointestinal (GI) pasajero; otras veces es mucho más grave, como una infección sistémica, una enfermedad hepática o renal o algún tipo de cáncer.

6. Dolor — Una condición dolorosa en cualquier parte del cuerpo, y especialmente en el tracto gastrointestinal o el hocico, puede hacer que tu perro coma menos o se niegue a comer.

7. Obnubilación — Este padecimiento es una falta de estado de alerta más pronunciada que el letargo y, por lo general, es el resultado de un padecimiento subyacente, como hipercalcemia, enfermedad metabólica o trauma.

8. Vacunación reciente — La pérdida de apetito puede ser un efecto adverso inmediato de la vacunación.

Por supuesto, hay muchas otras razones posibles por las que una mascota deja de comer: cuerpos extraños gastrointestinales, exposición o consumo de toxinas, entre otras. Tu veterinario recomendará diagnósticos basados en los resultados del examen físico de tu mascota.

¿Has considerado mejorar la alimentación de tu perro?

La alimentación de tu perro desempeña un papel fundamental tanto en el mantenimiento de su interés por los alimentos como en su salud y vitalidad general. Como siempre, recomiendo una dieta a base de alimentos frescos, nutricionalmente equilibrada, diversa y apropiada para cada especie.

A lo largo de los años, he conocido a muchos perros con dietas procesadas que se consideraban comedores quisquillosos o que pasaban más tiempo jugando con su comida que comiéndola. Cuando sus dueños hicieron la transición gradual de croquetas a alimentos frescos crudos o ligeramente cocidos, esos extraños hábitos alimenticios desaparecieron.

Si tu perro solo recibe resultados positivos con respecto a su salud por parte de tu veterinario pero aún no está comiendo bien, revisa su dieta y ve qué lugar ocupa en mi lista de los mejores alimentos para mascotas. Cada vez que puedas haz cambios en su dieta y ve si el apetito de tu mascota mejora.

Lo opuesto a la inapetencia: el perro siempre está hambriento

Como señalé anteriormente, la mayoría de los perros sanos comen muy bien e incluso comen de más si se les da la oportunidad. El pariente más cercano del perro doméstico, el lobo gris, está adaptado a una dieta de festín-hambruna, ya que a menudo pasa largos períodos de tiempo sin encontrar una presa fresca. Para sobrevivir, los lobos comen grandes cantidades de alimentos cuando están disponibles, los guardan para después y los recogen según sea necesario.

Es por eso que los perros tienden a comer todo lo que pueden cuando hay comida, no necesariamente porque tienen hambre en ese momento, sino porque nunca están completamente seguros de cuándo verán su próxima comida. Por desgracia, también es posible que algunos perros adoptados alberguen recuerdos de inanición de experiencias previas en su vida y que siempre vean la comida como un recurso raro y muy preciado.

Por esta razón puede ser difícil determinar si un perro obsesionado con la comida solo está siguiendo su instinto natural de comer en cada oportunidad, es impulsado por el miedo a la inanición, recibe una dieta que no lo nutre a nivel celular, o simplemente ha dominado el arte de manipular a sus humanos para recibir comida y premios.

Una posibilidad menos probable pero potencialmente grave es un problema médico subyacente (por ejemplo, diabetes, hipertiroidismo, enfermedad de Cushing) que hace que tu perro se sienta excesivamente hambriento, sin importar cuánto coma.

Si tu perro siempre tiene hambre a pesar de que está comiendo bien, y especialmente si también está bajando de peso, te recomiendo hacer una cita con el veterinario. Si tu veterinario determina que tu mascota está sana y está comiendo bien según su especie, es muy probable que la búsqueda de alimentos sea un comportamiento aprendido, lo que significa que lo ha reforzado con la suficiente frecuencia como para que ahora sea un hábito.

Consejos para lidiar con un perro que siempre está hambriento:

  • Ignorar su comportamiento de mendicidad — Tienes que dejar de responder a su comportamiento de mendicidad o nunca dejará de mendigar. Además, corre el riesgo de sufrir sobrepeso si recibe demasiada comida o premios.
  • Usar su obsesión por la comida para entrenarlo — Al menos una vez al día, realiza sesiones cortas de entrenamiento. Es muy probable que aprenda nuevas órdenes y trucos rápidamente una vez que se dé cuenta de que hay premios involucrados. Por ejemplo, debes asegurarte de utilizar porciones muy pequeñas de premios saludables, como chícharos congelados o cubitos de queso.
  • Ser su sustituto de alimento — En otras palabras, distraerlo con la mayor frecuencia posible. Entrar en algún tiempo de juego; llévalo a caminar, a pasear en auto o al parque para perros.

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