El espumavirus felino (FeFV o FFV, por sus siglas en inglés), es una enfermedad inusual de la que tal vez nunca habías escuchado. El FeFV pertenece a la familia de los espumavirus retrovirales a los que también pertenece el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV).
El FeFV es lo que se conoce como un retrovirus complejo, lo que significa que usa su ARN como ADN. La mayoría de las cepas del virus no causan enfermedades; sin embargo, ciertas cepas pueden desarrollar linfocitos diferenciados, lo que indica un posible efecto sobre el sistema inmunológico. Aún queda mucho por aprender sobre esta curiosa enfermedad.
Prevalencia del virus en los gatos
El FeFV ocurre con mayor frecuencia en gatos que deambulan de manera libre. La probabilidad de que un gato haya estado expuesto aumenta con la edad, tal como sucede con el FIV (y las coinfecciones de ambos virus son muy comunes). Según un estudio, más del 70 % de los gatos con más de 9 años de edad han estado expuestos (son seropositivos) al FeFV.
Resulta curioso que, la exposición e infección por el FeFV es mucho más común en pumas y en gatos domésticos en los estados de Florida, Colorado y el sur de California, mientras que la transmisión entre gatos domésticos y pumas también es común en dichas áreas.
De los gatos domésticos admitidos en refugios o involucrados en programas en el sur de California, se encontró que el 75 % eran seropositivos para el FeFV. En Colorado, la cifra fue del 52 % y en Florida del 42 %. Entre los pumas, el 69 % de resultados seropositivos se registró en el sur de California, mientras que el 77 % en Colorado y el 84 % en Florida.
Cómo se transmite el FeFV
Los científicos aún no determinan la vía más común de transmisión de este virus. Se puede transmitir a través de las mordeduras, pero el aumento de animales infectados y el hecho de que tantos gatos mayores sean seropositivos sugiere que se transmite por contacto íntimo (como aseo mutuo) en lugar de por el comportamiento agresivo. El virus también puede transmitirse de una madre a sus gatitos, pero esta vía de transmisión es poco frecuente.
Cuáles son los síntomas
La mayoría de los gatos con FeFV no desarrollan síntomas y gozan de buena salud, sin embargo, se han informado cambios en los tejidos pulmonares y renales con el tiempo. Aún se desconoce si el virus puede causar síntomas a largo plazo o efectos adversos. Sin embargo, algunos expertos sospechan que el FeFV puede estar relacionado con la enfermedad mieloproliferativa (trastornos de la médula ósea y la sangre), poliartritis progresiva crónica, enfermedad renal crónica y empeoramiento del FIV.
Cómo se diagnostica
El veterinario revisará el historial de salud del gato. Asimismo, realizará un examen físico, un conteo sanguíneo completo (CBC), un perfil bioquímico, un análisis de orina y un panel de electrolitos.
Estas pruebas revelarán si existe una infección por FeFV o FIV. La presencia del espumavirus felino se confirma mediante una prueba de anticuerpos en suero, ya que los gatos infectados darán positivo en la prueba de anticuerpos específicos para el virus. Dado que esta prueba es costosa y es muy difícil encontrarla, si tu gato no desarrolla síntomas, es poco probable que el veterinario la ordene.
Sin embargo, si tu gato desarrolla posibles síntomas de FIV (más sobre esto a continuación), el veterinario puede ordenar una prueba más común y económica para buscar dichos anticuerpos. El veterinario también puede examinar el líquido articular si el gato sufre de poliartritis progresiva crónica.
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Opciones de tratamiento
No existe ningún tratamiento para el espumavirus y, resulta curioso que, si los estudios futuros continúan indicando que el FeFV no es un patógeno, el virus podría ser un factor importante en el tratamiento de los virus patógenos del gato (como el FIV).
Si un gato desarrolla poliartritis progresiva, será necesario implementar un protocolo de tratamiento para ayudarlo. Si un gato tiene FIV junto con FeFV, es necesario tratarlo.
Los gatos con FeFV que no desarrollan síntomas suelen vivir su vida normal y requieren poco tratamiento. Debido a que el virus está en investigación, el veterinario puede sugerirte que mantengas a tu gato en casa o lejos de otros gatos para prevenir la transmisión.
Es importante que el veterinario realice las evaluaciones de bienestar de manera regular para verificar el desarrollo de FIV o de poliartritis progresiva. Sin lugar a dudas, los veterinarios probarán nuevas terapias para abordar el FeFV, como la terapia de oxígeno y ozono hiperbáricos, que han demostrado resultados beneficiosos para tratar infecciones virales en humanos.
Virus de inmunodeficiencia felina (FIV)
El FIV se observa con mayor frecuencia en gatos machos y agresivos que deambulan al aire libre. Los gatitos de interiores son menos propensos a infectarse. La edad promedio al momento del diagnóstico es de 5 años y el riesgo de infección puede aumentar con la edad. No existe una predisposición genética para este padecimiento, aunque la genética puede estar involucrada en la progresión y gravedad de la enfermedad.
El FIV se transmite a través de heridas causadas por mordidas. A diferencia del espumavirus felino, el contacto casual no parece propagar el virus, razón por la cual los gatos amigables en hogares con múltiples gatos tienen poco riesgo de contraer la enfermedad. En ocasiones inusuales, una madre infectada puede transmitir el virus a sus gatos, ya sea a través del canal de parto o de la lactancia. El contacto sexual no se considera una vía importante de transmisión.
Un gato con una infección causada por FIV puede parecer normal durante años. Pero, en algún momento la enfermedad produce un estado de inmunodeficiencia que deja al gatito susceptible a otras infecciones. Esto significa que las bacterias, virus y hongos cotidianos que no generan problemas en los animales sanos pueden causar enfermedades graves en los gatitos con sistemas inmunológicos comprometidos. Las infecciones secundarias son responsables de muchas de las enfermedades relacionadas con el FIV.
Al inicio de una infección por FIV, los ganglios linfáticos de todo el cuerpo son afectados, lo que resulta en un agrandamiento temporal de los ganglios y, a menudo, fiebre. Con frecuencia, esta etapa pasa desapercibida a menos que los ganglios linfáticos crezcan de forma notable. El curso del FIV puede causar un deterioro progresivo de la salud o episodios recurrentes de enfermedad con períodos de salud normal.
Los síntomas de inmunodeficiencia pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, e incluyen los siguientes:
Enfermedades leves recurrentes, que a menudo involucran al tracto respiratorio superior y gastrointestinal |
Infecciones bacterianas o micóticas persistentes en los oídos y la piel |
La inflamación de las encías en el 25 % al 50 % de los casos |
Fiebre y raquitismo, en especial en las últimas etapas |
La enfermedad del tracto respiratorio superior en el 30 % de los casos |
Cáncer, en especial linfoma |
Problemas oculares crónicos y glaucoma |
Insuficiencia renal crónica |
Diarrea persistente en el 10 % al 20 % de los casos |
Pelaje en mal estado |
Anomalías del sistema nervioso, incluyendo trastornos en los patrones de sueño normales, cambios de comportamiento (por ejemplo, caminar de un lado a otro y agresión), alteraciones en la visión y audición, trastornos que afectan a los nervios de las patas |
Cómo hacer el pronóstico y prevención
Es muy probable que los gatos que adquieren una o más enfermedades graves, con fiebre persistente y pérdida de peso, y aquellos que padecen cáncer, tengan una menor esperanza de supervivencia.
La única manera para mantener a tu gato a salvo de estos virus es evitar la exposición. Esto significa mantenerlo alejado de los gatos que tal vez estén infectados.
Si sale al aire libre, debe estar bajo una supervisión cuidadosa y constante, o en un recinto seguro y protegido, uno que pueda evitar que entren otros gatos.
Si tienes un gato que no está infectado, no permitas que entre en contacto con gatos que estén en riesgo o que aún no se les haya realizado la prueba. Los gatos domésticos que padecen el virus deben estar separados de los otros gatos. Los gatos con FIV positivo y negativo pueden vivir bajo el mismo techo siempre y cuando no se peleen o se muerdan.
No recomiendo la vacuna contra el FIV, ya que a menudo es ineficaz y se ha relacionado con el desarrollo de sarcomas.