Recientemente leí un artículo que me provocó tristeza y enojo, pues se trataba del aumento de diagnósticos de enfermedades autoinmunes. Según el artículo:
“De manera similar a la de los humanos, los trastornos autoinmunes en perros pueden aparecer de repente. Pero la diferencia recae en que el trastorno apenas se está investigando intensamente debido a que es una causa de muerte.”1
El artículo habla de un perro de siete años de edad llamado Toby que dejó de comer con regularidad, empezó a perder peso y se volvió letárgico al punto en el que prácticamente era inmóvil.
El veterinario de Toby inmediatamente sospechó de una enfermedad autoinmune--en la cual el sistema inmune, diseñado para proteger el cuerpo, empieza a atacarlo. No estoy segura sobre porqué el veterinario del perro pensó que se trataba de un problema autoinmune sin más ni menos, ya que los síntomas de Toby podrían deberse a diferentes causas.
¿Había vacunado a Toby recientemente? ¿Cuántas vacunas había recibido el perro en sus 7 años?
La salud de Toby disminuyó con mucha rapidez. Su veterinario hizo una revisión sanguínea completa y un ultrasonido para averiguar si era cáncer, órganos agrandados u otras anomalías. Los trastornos autoinmunes se diagnostican por medio de la exclusión, es decir que todas las demás causas subyacentes deben descartarse primero.
Y trágicamente, una vez que finalmente se logra el diagnóstico, la medicina tradicional veterinaria tiene muy poco que ofrecer debido a que desde su perspectiva, "no se conoce la causa".
Mientras que los veterinarios holísticos desde hace décadas han relacionado la vacunación con los trastornos autoinmunes, la comunidad veterinaria convencional simplemente todavía no la reconoce.
Según el veterinario Scott Campbell, a quien se entrevistó para el artículo, para el pobre de Toby y para otras mascotas como él:
“La probabilidad de que tu mascota mejore es de 7 de 10, pero la realidad es que no sucederá en el futuro cercano. Algunas veces las transfusiones múltiples de sangre son necesarias, lo cual puede ser costoso.”2
El artículo concluyó al afirmar que Toby continúa “luchando”, aunque su tratamiento apenas empiece. Su dueño parece resignarse al hecho de que jamás sabrá cuál fue la causa de su enfermedad.
Y luego pasa esto. Con los veterinarios con los que las noticias contactaron dijeron “las pruebas están mejorando y se trata de un proceso de aprendizaje donde se obtiene más información con cada caso." Que mal que aparentemente en el proceso de aprendizaje no considera los refuerzos innecesarios de vacunas precedentes y cuidadosas.
Las Mascotas con Enfermedades Autoinmunes Deben Sospechar del Exceso de Vacunación
Ya que este era una noticia con video en línea preparado para una estación de la televisión local, realmente no esperé un análisis profundo sobre el aumento de las enfermedades autoinmunes en mascotas. Sin embargo, es evidente la omisión sobre el estatus de vacunación de Toby en la cobertura del artículo.
Cualquier tema relacionado con una enfermedad autoinmune en una mascota debe contemplar información sobre sus vacunas. Necesitamos saber con qué frecuencia se vacunó al perro, para qué, y qué tan recientes son las vacunas.
El dueño de Toby parece no saber de la relación entre las vacunas y las enfermedades autoinmunes en mascotas, lo que indica que su veterinario no ha tocado el tema, lo cual me hace pensar que si Toby sobrevive, hay una gran probabilidad de que vuelva a ser vacunado.
Esas no son buenas noticias para Toby ni para cualquier otro animal que padezca algún trastorno autoinmune.
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Por Mucho Tiempo Han Sospechado Que Existe una Relación Entre las Vacunas y las Enfermedades Autoinmunes
En 1991, un equipo de investigadores del departamento de patología veterinaria de la Universidad de Purdue realizó una serie de estudios experimentales para determinar si las vacunas en los perros afectan la función de su sistema inmune y provocan enfermedades autoinmunes.
En la introducción del estudio, los autores escribieron:
“Hay una preocupación creciente entre los dueños de perros y veterinarios sobre si la frecuencia con la que vacunan a los perros puede provocar enfermedades autoinmunes y otros trastornos relacionados con el sistema inmune (Dodds, 1988; Smith, 1995).
La evidencia de esto es en gran parte gracias a anécdotas y a informes de casos. Un estudio reciente observó una relación temporal estadísticamente significativa entre las vacunas y el desarrollo consecuente de anemia hemolítica mediada por el sistema inmune (IMHA por sus siglas en inglés) en perros (Doval and Ciger, 1996).
Aunque esto no necesariamente indica una relación causal, es la evidencia más fuerte hasta la fecha para las enfermedades autoinmunes provocadas por vacunas en perros.”3
Los investigadores de Purdue se propusieron evaluar si la vacunación a edad temprana provoca alteraciones en el sistema inmunológico de los perros, así como la producción de autoanticuerpos que provoquen el desarrollo de enfermedades autoinmunes.
Mientras que el sistema inmune produce anticuerpos para defender al cuerpo atacando a los patógenos invasores como bacterias y virus, los autoanticuerpos son producidos por un sistema inmune confundido que ataca al mismo cuerpo.
Un Estudio Reveló Anormalidades Significativas en el Sistema Inmunológico de los Perros Vacunados
El estudio observó a un grupo de perros vacunados anteriormente y a un grupo de perros sin vacunar durante 14 semanas después de su primera vacunación.
Los investigadores descubrieron que el grupo de perros vacunados anteriormente (pero no el grupo de perros sin vacunar) desarrollaron autoanticuerpos contra varios bioquímicos naturales y esenciales en sus propios cuerpos, como la albúmina, cardiolipina, colágeno, citocromo C, ADN, fibronectina y laminina.
Ninguno de los perros vacunados desarrolló una enfermedad autoinmune durante las 14 semanas de los estudios experimentales; sin embargo, todavía tenían menos de 6 meses de edad cuando terminó el estudio. Todavía es muy temprano como para que desarrollen los síntomas de alguna enfermedad autoinmune.
Los investigadores concluyeron, “Es probable que los factores genéticos y ambientales desencadenen alguna enfermedad autoinmune en un porcentaje menor de los animales que desarrollaron autoanticuerpos.”"4
Puedes leer el estudio completo aquí (en inglés).
Realidad: Son Demasiados los Perros Que Reciben Demasiadas Vacunas
Un sistema inmunológico acelerado (estimulado en exceso), que es la meta y el resultado de las vacunas, puede preparar el terreno para los trastornos en los que el sistema inmune confunde los propios órganos del cuerpo con agentes extraños y los ataca.
Las enfermedades autoinmunes pueden afectar una gran variedad de tejidos del cuerpo, como la sangre, las articulaciones y los músculos, el sistema nervioso, la tiroides, las glándulas suprarrenales, los riñones, el hígado, los intestinos, los órganos reproductivos, los ojos, la piel y las membranas mucosas.
Mientras que llevar un programa de vacunación individual es importante para cada mascota, la investigación muestra que los perros y gatos no necesitan en absoluto de los refuerzos anuales de vacunación para protegerse contra enfermedades.
Sin embargo, aunque las pautas de vacunación canina y felina se han modificado en años recientes, hay demasiados veterinarios que todavía recomiendan refuerzos de vacunación anuales (o más frecuentes) y hay demasiados padres de mascotas que lo cumplen.
De acuerdo con la Dra. Jean Dodds, reconocida mundialmente y experta en vacunación y cuidado de las mascotas:
“…la verdad es que una vez que tu perro haya completado su set de vacunas perrunas (o gatunas si son para los gatos), hay una gran probabilidad de que su cuerpo se mantenga inmune de por vida contra aquellas enfermedades.
Aun así, muchas personas con buenas intenciones siguen el consejo de algunos veterinarios y llevan a sus perros y gatos a tomar sus refuerzos de vacunación anuales (o incluso semi anuales).
Esto puede resultar en una vacunación excesiva y una variedad de consecuencias potencialmente dañinas—y en algunos casos, incluso mortales—conocidas como “vaccinosis”.5
La Dra. Dodds cubre los dos tipos de vacunas más comunes, las vacunas para virus vivos modificados (MLV por sus siglas en inglés) y las vacunas muertas, aquí (en inglés), también ahí tiene una lista con las razas de perros que tienen el riesgo más alto de padecer enfermedades relacionadas con vacunas.
El Protocolo de Vacunación Canina Que Yo Recomiendo
El Dr. Ronald Schultz, experto en vacunación veterinaria sugiere que el escenario ideal es analizar a las hembras preñadas para determinar el tiempo exacto en el que los niveles de anticuerpos maternos llegan a sus cachorros y las vacunas serán efectivas para inmunizar a los pequeños.
Esto es óptimo, pues podemos evitar por completo proporcionar vacunas inefectivas, lo cual sucede cuando los cachorros todavía tienen niveles altos de anticuerpos maternos que evitan que las vacunas estimulen la producción de anticuerpos. Este es un problema común cuando vacunan a los cachorros entre las 5 y 8 semanas de edad.
En muchos casos, una vacuna administrada en el tiempo correcto puede estimular la protección adecuada, pero es importante saber cuándo vacunar.
Sin embargo, para muchas de las personas que rescatan cachorros esto no es posible, por lo que debemos adivinar cuando los anticuerpos desaparecen del cuerpo y proporcionar 2 o 3 vacunas para estimular la producción de anticuerpos. Durante este “ventana de oportunidad” para desarrollar enfermedades infecciosas, el sistema inmune del cachorro es vulnerable.
Recomiendo la vacuna contra el parvo y el moquillo entre las 9 y 12 semanas de edad y un refuerzo contra ambas 4 semanas después cuando el cachorro tenga entre 13 y 16 semanas cumplidas. Hay algunas razas (por ejemplo la Rottweiler y el Pitbull) que podrían beneficiarse de una refuerzo extra a las 18 semanas de edad, una recomendación de la Dra. Jean Dodds.
Por otra parte, algunos veterinarios holísticos como yo proponemos proporcionar el refuerzo de las vacunas a las 16 a 18 semanas de edad en lugar de administrar una tercera vacuna contra el parvo.
Cualquier cambio físico que se presente después de la administración de alguna vacuna debe abordarse de inmediato. Yo utilizo la homeopatía para contrarrestar cualquier reacción potencial, pero hay otros métodos de desintoxicación que otros veterinarios utilizan.
El Dr. Schultz sugiere vacunar contra el parvo y el moquillo de 2 a 4 semanas después de la última vacuna que recibió el cachorro para asegurar que el sistema inmune haya respondido adecuadamente. La mayoría de los veterinarios holísticos (incluyéndome) prefieren esperar y proporcionar una vacuna contra la rabia a los 6 meses de edad.
Si el cachorro no fue vacunado de 2 a 4 semanas después de su última vacuna, entonces es aconsejable vacunarlo al año y cada tres años después. La Dra. Dodds sugiere aplicar un refuerzo a ciertas razas cuando cumplan el año, pero yo solamente aconsejaría esto si la concentración de títulos de un perro de un año de edad es insignificante.
En cuanto a las vacunas que no son principales, por ejemplo, vacunas contra la gripe, bordetella, lyme y leptospirosis, no recomiendo ninguna de ellas. Varias de estas vacunas solamente están disponibles en combinación con otras vacunas, algunas de las cuales son vacunas principales.
Recomiendo revisar con tu veterinario para asegurarte que tu perro no reciba otro tipo de vacunas que no son necesarias y que se administran junto con las otras vacunas principales.
La mayoría de los veterinarios tradicionales no utilizan vacunas para una sola enfermedad (solo para el parvo) o incluso utilizan vacunas emparejadas (como para el parvo y el moquillo juntas), así que pregunta por el frasco de la vacuna antes de suponer que tu mascota solamente recibe uno o dos agentes al mismo tiempo.
Bajo ninguna circunstancia se debe vacunar a un perro que padezca alguna enfermedad, especialmente si se trata de alguna enfermedad autoinmune.