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AVISO LEGAL DE MASCOTAS SALUDABLES: Esta información es para fines educativos y no pretende sustituir el consejo de su veterinario o médico. La Dra. Karen Becker no puede responder a preguntas específicas acerca de cuestiones médicas de su mascota o recomendaciones médicas para su mascota sin establecer primero una relación veterinario-cliente-paciente. El protocolo médico de su mascota debe ser dado por su veterinario holístico.
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Por la Dra. Becker
Si tienes un perro, has sacado a pasear a un perro o simplemente alguna vez has observado su comportamiento, entonces te has dado cuenta que los compañeros caninos se toman mucho tiempo analizando y marcando su territorio.
Si has puesto atención a los rituales de orinar de tu mascota, sabes que utiliza su sentido del olfato para recopilar información. Cuando se detiene a olfatear (y olfatea y olfatea), está obteniendo información sobre otras criaturas, de otros perros particularmente, que ya han dejado su marca en esa área.
A este comportamiento se le conoce como marcar el territorio y es utilizado por un gran número de animales como medio de comunicación. Hay muchas formas de marcar el territorio, pero en el caso de los perros, la orina es su forma favorita.
A pesar de que es muy común que los perros pasen mucho tiempo olfateando la orina de otros perros, en realidad se sabe muy poco sobre la comunicación entre perros a través de la orina. Sin embargo, un estudio1 pionero realizado en el 2011, sugiere que los perros de ambos sexos utilizan una variedad de actividades diferentes a través de la orina para:
Los autores del estudio creen que los perros podrían utilizar la investigación sobre la orina y el marcado de territorio para establecer las conexiones sociales seguras con otros perros.
Anneke Lisberg, coautora del estudio y profesora asociada en el departamento de ciencias biológicas en la Universidad de Wisconsin-Whitewate dijo para Discovery News que es posible que los perros “sean capaces de determinar muchos aspectos personales de salud, estrés, virilidad, alimentación” y mucho más con el simple hecho de olfatear la orina de otros perros.2
Lisberg cree que el marcado de territorio y el volver a marcar el territorio podría ser “un tipo de Facebook de su vida personal, a la que se puede tener acceso fácilmente desde una distancia segura”.
Sabemos o asumimos que el marcado de territorio les permite a los mamíferos intercambiar información el uno con el otro sin tener contacto directo. También sabemos que en el reino animal, el tamaño del cuerpo muchas veces es un indicador de la capacidad competitiva.
Así que recientemente otro equipo de investigación, pero esta vez de la Universidad de Cornell, se propuso probar su teoría de que los perros pequeños marcan más su territorio que los perros grandes porque tienen más que perder si algo sale mal durante una interacción cara a cara.
Esta teoría va en contra la creencia popular de que los perros competitivos marcan más su territorio que los perros menos asertivos.
El estudio involucró a 281 perros de refugio.3 Los investigadores observaron a los perros durante una caminata de 20 minutos y mantuvieron un registro del total de las veces que orinaban, si orinaban en lugares específicos en el medio ambiente, así como sus defecaciones. Los investigadores pasearon a algunos perros una vez y a otras varias veces, para alcanzar un total de 619 observaciones.
Los investigadores descubrieron que los perros pequeños tienen una mayor tasa de orina (0.36 orinadas por minuto) que los perros medianos (0.26) y los perros grandes (0.24). Los perros pequeños también dirigieron más su orina a objetivos en el medio ambiente (72 %) que los perros grandes (60 %).
Los investigadores también confirmaron los resultados de los estudios previos que demostraron que los perros machos orinan a mayores tasas (0.41) que las hembras (0.18), y dirigen más su orina a objetivos específicos en el medio ambiente (87 % vs. 45 % para las hembras).
La defecación en el caso de todos los perros fue al azar, es decir, no tiene nada que ver con el tamaño, ni con el sexo, algo que tiene sentido porque la defecación parece desempeñar un papel mucho menos importante para marcar el territorio que la orina, al menos entre los perros.
Los investigadores también señalador que los perros que han estado en un refugio durante más tiempo suelen dirigir más su orina a un objetivo específico y también son más propensos a defecar durante los paseos.
Los investigadores concluyeron:
“Nuestros hallazgos con respecto al tamaño del cuerpo y al comportamiento urinario respaldan la hipótesis de que los perros pequeños se comunican con mayor frecuencia a través del marcado de territorio que los perros grandes.
El tamaño del cuerpo es conocido por influenciar en la comunicación visual y auditiva en los mamíferos y nuestros datos demuestran que el tamaño del cuerpo también influye en la comunicación química. Finalmente, nuestros resultados ofrecen contexto para los problemas de comportamiento relacionados con el marcado de territorio en casa.”4
Por supuesto que, algunas veces el tamaño de las vejigas de los perros pequeños puede influir en la frecuencia con la que orina, pero no explica el aspecto de marcar un lugar en específico.
La moraleja aquí es: los perros pequeños prefieren marcar su territorio y lo hacen con mayor frecuencia porque es menos riesgoso para ellos que las interacciones directas con otros perros. De esta forma, es decir a través de olfatear y marcar, son capaces de evitar los conflictos.
En uno de los experimentos que realizó la Dra. Lisberg en el 2011, presentó pequeños pedazos de madera que habían sido orinados por un grupo de perros que incluyeron perros tanto esterilizados como intactos de ambos sexos. Posteriormente, observó y registró su comportamiento.5
Sorprendentemente, las hembras del grupo pasaron mucho más tiempo investigando la orina de los perros desconocidos a diferencia de los machos. Los machos estuvieron más interesados en la orina de machos desconocidos; mientras que las hembras estuvieron interesadas en la orina de ambos sexos.
Lisberg también observó que los perros con la cola en una posición más alta (que se supone que son los perros con el estatus más alto) pasaron menos tiempo olfateando, los perros con la cola en una posición más baja se la pasaron olfateando más tiempo. Sin embargo, los perros con la cola en la posición más alta fueron los que más marcaron su territorio (orinar sobre o cerca de la marca de orina dejada por otro perro).
Ninguna de las hembras orinó sobre otra marca. En lugar de eso hicieron el marcado adyacente desde una distancia de 4 a 5 pies. En un estudio previo, Lisberg demostró que marcar el territorio sobre otra marca y el marcado adyacente son respuestas diferentes con motivos diferentes.
Lisberg realizó otro experimento en un popular parque para perros con el fin de observar la forma en la que los perros investigan la orina de otros perros, así como la investigación ano-genital (AG) y el comportamiento de orinar en la entrada del parque. Estas fueron algunas de sus observaciones:
Curiosamente, Lisberg señaló una tendencia consistente de que los perros que hacían olfateado AG se movían rápidamente a pocos metros de distancia para orinar. Esto provocó que otros perros olfatearan la orina, en lugar del perro nuevo, lo que terminó con contacto físico potencialmente estresante.
Lisberg especuló que el marcado de orina podría ser una forma en la que los perros revelan información social sobre ellos mismos, mientras evitan la tensión creada por olfatear el trasero de perros desconocidos. Es posible que si los perros pudieran saludarse entre ellos a través del método de olfatear la orina vs. el método de olfatear el trasero, habría menos problemas cuando los perros conviven con otros perros.
De acuerdo Lisberg:
“Las marcas de orina son señales realmente complejas y cuando se trata de decidir qué olfatear (y por cuánto tiempo) los perros parecen ser mucho más inteligentes de lo que la mayoría de sus dueños creen. Cuando sacamos a pasear a nuestros perros, lo único que notamos son las respuestas evidentes, pero no podemos ver muchas de las señales que están ignorando o evitando.
La mayor parte del tiempo, los perros no corren sin rumbo, ni olfatean u orina cualquier lado (a pesar de que parezca lo contrario), sino más bien parecen tomar la decisión sobre a qué marcas ponerles atención y cómo responder.”6
¡Algo para reflexionar!
“Cuando saques a pasear a tu perro, déjalo poner el ritmo y deja que el paseo sea para él”, sugiere el experto en conducta animal, Marc Bekoff PhD. “Déjalo olfatear y orinar libremente y disfruta del hecho de que lo estás dejando ser un perro”.7
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