Si tiene un par de perros en casa que son los mejores amigos o que por lo menos se toleran unos a otros, probablemente haya notado que cuando uno está angustiado, el otro responde de alguna manera. Algunos perros simplemente escudriñan a su compañero estresado, mientras que otros se involucrarán más activamente con su amigo, como si tuvieran la intensión de distraerlo.
Recientemente, en el primer estudio de su tipo, un equipo de investigadores de la Universidad de Viena se propuso descubrir si los perros sentían empatía por otros perros—especialmente hacia los perros que conocían.1 Los estudios previos han demostrado que existe una forma de empatía, denominada contagio emocional, en una amplia variedad de especies, incluyendo a los perros.
El contagio emocional, que se considera el nivel más primitivo o inferior de empatía, significa que los perros son afectados y comparten los estados emocionales de los demás; incluyendo, por ejemplo, a los bebés que lloran.2
Ahora que se ha establecido que los perros pueden mostrar empatía hacia los seres humanos (una cuestión que ¡la mayoría de las personas que tienen compañeros caninos ya sabían!), los investigadores de Viena decidieron estudiar la empatía entre los perros.
16 Pares de Compañeros Caninos Participaron en el Estudio Multi-semanal de Empatía
Para el estudio, el equipo de investigación seleccionó a 16 pares de perros de distintas razas. Cada pareja canina había vivido bajo el mismo techo durante al menos un año. Con el fin de obtener grabaciones de sensaciones de angustia real, los propietarios trajeron a uno de sus perros a una habitación desconocida y lo dejaron allí. Cuando estos empezaron a gemir y llorar, fueron grabados.
También, había un grupo adicional de perros, desconocidos para los 16 pares de perros iniciales, que fueron grabados haciendo sonidos similares a la sensación de angustia.
Finalmente, los investigadores registraron un sonido de control generado por computadora que tenía la misma frecuencia y tiempo que los sonidos de los perros que se encontraban angustiados.
En la siguiente fase del experimento, que ocurrió durante un período de 6 semanas, los dueños llevaron a su segundo perro (el que no había sido grabado) a una habitación desconocida. Entonces, el dueño se sentó en una silla mientras miraba hacia otro lado lejos del perro y se puso un par de audífonos, así no podría oír ningún sonido en la habitación (asumo que fue para evitar enviar cualquier tipo de señal al perro).
Al perro, en cuestión, se le dio tiempo para aclimatarse, y luego, se reprodujo uno de los tres sonidos a través de altavoces ocultos detrás de una pantalla; es decir, el gemido del compañero canino del perro, el gemido de un perro desconocido o el sonido de control. Cuando los perros reaccionaron a los sonidos grabados, los investigadores los grabaron en video.
En los intervalos de las siguientes dos semanas, los mismos perros fueron traídos nuevamente para escuchar las otras dos grabaciones. Antes y después de las grabaciones se midieron los ritmos cardiacos de los perros, sus niveles de cortisol en la saliva y sus respuestas conductuales. Inmediatamente después de terminar cada grabación, el compañero del perro fue llevado a la habitación para que los dos pudieran reunirse.
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Los Perros No Solo Reaccionan a la Angustia de los Perros Que Conocen, Sino Que También Intentan Reconfortarlos
Previsiblemente, los perros reaccionaron mucho más enérgicamente a las grabaciones de otros perros que a los sonidos de control generados por computadora. El lenguaje corporal que los perros demostraron mientras escuchaban los sonidos de otros perros incluyó lamidas de labios, bostezos, quejidos, una postura corporal decaída, rabo entre las patas, y agitación.
Tampoco fue una sorpresa que los perros demostraran señales de estrés aún mayores cuando escucharon las grabaciones de sus compañeros de casa. Esto indica que las interpretaron correctamente y reaccionaron a los sonidos que hacen otros perros cuando son infelices—especialmente cuando su amigo era el que estaba angustiado.
“Cuando sus compañeros fueron llevados a la habitación, los perros fueron propensos a demostrar muchos de los comportamientos relacionados con preocupación dirigida hacia sus compañeros caninos”, escribió el experto en comportamiento canino—el Dr. Stanley Coren—acerca de los resultados del estudio.
"Esto incluyó permanecer cerca de ellos, lamer sus rostros, mover la cola, frotar su cuerpo contra el del otro perro, demostrar comportamientos de saludo, y tratar de jugar. Muy probablemente, estos comportamientos ocurrieron cuando los sonidos que habían escuchado anteriormente provenían de los perros con los que vivían”.3
El comportamiento de los perros no solo parecía ser totalmente empático, sino que también alcanzaba el nivel de comprensión del sufrimiento, que es un paso más allá del contagio emocional. Los perros no solo sentían las emociones de los perros afligidos, sino que también intentaban aliviar la tristeza de sus amigos, a través de ofrecerles consuelo físico y distracciones.
Además, los investigadores observaron que esto produjo elevados niveles de cortisol—la hormona del estrés—en la saliva de los perros, cuando estos escucharon las grabaciones de los perros; y se mantuvieron así durante más tiempo, cuando su compañero de casa era el que hacía los sonidos de angustia.
Los resultados de este estudio, al igual que muchos otros sobre la vida mental y emocional de los perros, solo nos confirman, a los que adoramos a nuestros compañeros caninos, que ellos son criaturas inteligentes, sensibles e increíblemente cariñosas. Pero, ¡siempre es bueno tener investigaciones documentadas para validar lo que ya sabemos!