Uno de los muchos beneficios de tener mascotas parece ser la mejora de salud que presentan los bebés y niños que tienen un miembro peludo en la familia. Por ejemplo, un estudio publicado a principio de año sugiere que los bebés que nacen en familias con mascotas, tienen niveles más altos de dos tipos de microbios intestinales relacionados con una menor incidencia de alergias y obesidad.1
“Definitivamente, hay un espacio de tiempo crítico cuando la inmunidad intestinal y los microbios se co-desarrollan, así como cuando las interrupciones en el proceso resultan en cambios en la inmunidad intestinal”, comentó en ScienceDaily2 Anita Kozyrskyj, coautora del estudio, epidemióloga pediátrica de la Universidad de Alberta y una de los investigadores principales de microbios intestinales.
Estos hallazgos forman parte de un de un proyecto de investigación de larga duración que utiliza muestras fecales de 746 bebés registrados en el estudio canadiense de desarrollo longitudinal de niños sanos (Canadian Healthy Infant Longitudinal Development), el cual muestra que los niños que crecen con perros presentan menos asma que quienes crecen sin mascotas (más adelante más información).
De acuerdo con Kozyrskyj, su investigación parte de la teoría de que la exposición temprana a la suciedad y a las bacterias de, por ejemplo, las patas y la piel de un perro, puede crear inmunidad.
El Estudio Descubrió 2 Tipos de Bacterias Intestinales Benéficas en los Bebés Expuestos a Mascotas
Para el estudio, Kozyrskyi y sus colegas observaron a los niños cuyas madres estuvieron embarazadas entre 2009 y 2012. Se les preguntó a las madres si tenían una mascota en su hogar durante el segundo y tercer trimestre, de qué tipo (la mayoría tenía perros, los gatos quedaban en segundo lugar), y también se les preguntó si estas permanecieron en casa durante los primeros 3 meses de edad del bebé.
Más de la mitad de los niños estuvieron expuestos a al menos una mascota con pelo ya sea durante el embarazo de la madre o después de nacer. El 8 % de ellos estuvieron expuestos solamente durante el embarazo, y casi 47% estuvo expuesto antes y después de nacer.
Los investigadores descubrieron que la exposición a las mascotas durante el embarazo o a hasta los 3 meses de edad aumentaron los niveles de dos cepas de bacteria intestinal. Una de ellas es la Ruminococcus, que se relaciona con la reducción de alergias en la infancia. La otra es la Oscillospira, la cual se relaciona con la obesidad infantil.
Los niveles de estas dos bacterias fueron dos veces más altos en los bebés que estuvieron expuestos a mascotas en casa. La ruta de exposición es indirecta durante el embarazo, así como durante los primeros 3 meses de vida, pues va de perro a madre a bebé. Esto quiere decir que, si el perro ya no estuvo presente durante el nacimiento del bebé, sus microbios todavía pueden ser benéficos debido al intercambio de bacterias saludables.
Además, el intercambio se produjo incluso en situaciones de nacimientos de alto riesgo, así como en partos por cesárea, cuando la madre aún estaba tomando antibióticos durante el nacimiento, y cuando no amamantaba.
Otro beneficio protector es que la presencia de mascotas en casa reduce la incidencia de transmisión de GPS vaginal durante el nacimiento (estreptococo del grupo B), el cual provoca neumonía en los recién nacidos (razón por la cual algunas veces se administran antibióticos a la madre durante el parto).
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Los Niños en Edad Escolar Que Tienen Perros Presentan Tasas de Asma Significativamente Más Bajas
En un estudio de 2015, un equipo de investigadores suecos se propuso tratar de cuantificar la menor incidencia de asma en los niños que crecieron con perros.3 Los investigadores analizaron el historial médico de más de 1 millón de niños suecos entre 2001 y 2010.
Dentro del millón de niños, había alrededor de 275 000 niños en edad escolar, los investigadores encontraron que esos niños en edad escolar que tenían perros en casa presentaron 13 % menos riesgo de padecer asma que los niños que provenían de hogares donde no había perros.
De acuerdo con lo que escribió Sujata Gupta para la revista Nature:
“La idea de que las mascotas pueden brindar microbios benéficos tiene incluso mucho más sentido cuando se analiza del punto de vista de la hipótesis de los viejos amigos, un refinamiento de la hipótesis de higiene.
Desde este punto de vista, la coevolución humana con el ganado y los animales, nos ha hecho dependientes de los microbios para nuestra salud y supervivencia.
“Perder el contacto con estos 'viejos amigos' podría desequilibrar el delicado balance evolutivo.”4
Algunos investigadores especulan que debido a que los humanos y los caninos tienen una historia muy larga de trabajar y vivir juntos, nuestros microbios de alguna manera están entrelazados. Según Gupta, puede ser que un bebé sin un perro –o un cachorro sin un humano –de cierta forma estén incompletos.
Los Miembros Humanos de Familias con Perros Tienen Bacterias Similares en la Piel
Así que, ¿exactamente cómo se intercambias las bacterias beneficiosas entre perros y humanos? Todavía nadie lo sabe a ciencia cierta.
Un estudio realizado en la Universidad de Colorado-Boulder demostró que los dueños de perros tienen más y diferentes bacterias en la piel que quienes no tienen perros.5 Los microbios en cuestión son una mezcla de bacteria inofensiva proveniente de la lengua de los perritos (betaproteobacteria) y de sus patas (actinobacteria).
Los participantes del estudio eran 159 personas y 36 perros de 60 familias, separados en cuatro grupos, así como familias con hijos de 6 a 18 años, familias sin hijos pero con uno o más perros, familias tanto con hijos como con perros y familias sin hijos y sin perros.
Los investigadores recolectaron muestras de piel (de la frente, palmas o patas, y lenguas) y muestras de heces de todos los participantes (ya sea de dos o cuatro patas) para determinar si las bacterias estaban presentes en ambas ubicaciones. Los análisis de las muestras comprobaron que los miembros humanos de las familias comparten microbios similares en las heces, la piel y la boca.
Los investigadores encontraron que la microbiota de la piel de las personas en las familias con perros era mucho más parecidas entre ellas, en comparación con los microbiomas de los miembros de hogares sin perros. Esto indica que son los perros quienes esparcen los microbios benéficos.
Los investigadores señalaron que mucha de la bacteria común que comparten humanos y perros se trasmite por medio de lamidos. Otra forma de transmisión ocurre cuando el perro trae bacteria del exterior al interior y los humanos del hogar la recogen. Las patas y las frentes de los perros son una gran fuente de una gran cantidad de diferentes microbios.
¿Tener Perros Beneficia las Bacterias Intestinales de los Adultos?
Si los microbios de los perros influyen no solo a los microbiomas de los niños sino también a los de los adultos, es algo que todavía se desconoce. Un pequeño estudio realizado por el psiquiatra Dr. Charles Raison del Raison Research Group sugiere que no hay ningún efecto una vez que la persona alcanza cierta edad.6
El estudio de Raison comprendió a 20 adultos entre los 50 y 80 años de edad a quienes se les brindaron perros de refugios para que los cuidaran durante un periodo de tres meses (con la alternativa de adopción al terminar el estudio). Se tomaron muestras de la sangre, piel, saliva y heces de los participantes del estudio antes de recibir a los perros, así como en 3 intervalos de un mes al haberlos recibido.
Curiosamente, mientras los guardianes temporales de los perros experimentaron varios beneficios emocionales y psicológicos por tener a los perros, sus microbiomas no se vieron afectados. “Los perros claramente impactaron las emociones y sistemas inmunológicos de las personas, pero no su microbioma,” comentó Raison.7 Estos hallazgos concuerdan con estudios anteriores que muestran que, en los humanos, el microbioma intestinal se forma durante los primeros años de vida.