El trombo en silla es un nombre inusual para denominar un padecimiento muy grave que se manifiesta en gatos, y se presenta muy poco en perros. Este trastorno también es conocido como tromboembolismo aórtico, así como tromboembolismo aórtico felino (FATE, por sus siglas en inglés).
A menudo, el trombo en silla es una complicación de una enfermedad cardíaca
Este padecimiento se presenta en mascotas que tienen alguna enfermedad cardiaca y afecta hasta un 25 % de los gatos con cardiomiopatía hipertrófica, que es una enfermedad cardiaca felina común. Con frecuencia, FATE ocurre sin previo aviso, y en algunos gatos podría ser el primer y único signo de enfermedad cardíaca.
En el caso de los perros, otras causas del trombo en silla pueden ser el hiperadrenocorticismo (la enfermedad de Cushing), nefropatía con pérdida de proteínas (un problema renal), y sepsis, que es una infección corporal generalizada.
Un tromboembolismo aórtico es un coágulo sanguíneo que se forma en el corazón. Una parte del coágulo se desprende y viaja por la aorta, que es la arteria más grande del cuerpo. Esta se origina en el corazón y recorre toda la espalda.
En la parte inferior del abdomen, la aorta se divide en dos arterias que irrigan las patas traseras. Esta bifurcación, donde la aorta se convierte en las arterias ilíacas izquierda y derecha, es lo que se conoce como la silla.
Con el tiempo, el coágulo sanguíneo expulsado se atora, con frecuencia en la punta de la parte superior de la silla, de ahí tomo el nombre de trombo en silla.
Síntomas del trombo en silla
Los signos del tromboembolismo aórtico en gatitos dependen de cuáles son los vasos sanguíneos que están bloqueados, y si la obstrucción es parcial o total. Si el coágulo atraviesa la silla y entra en una de las arterias ilíacas, afectará únicamente esa pata trasera. Si se establece justo en la división, afectará ambas patas traseras.
Cuando la circulación sanguínea es bloqueada en la silla, las patas traseras se ponen rígidas y frías a medida que los músculos y los nervios se inflaman debido a la falta de oxígeno y nutrientes. El animal podría arrastrar una o ambas piernas, quejarse o incluso chillar de dolor, y también podría jadear o respirar con la boca abierta.
Las uñas y almohadillas de las patas traseras podrían tornarse de color azulado debido a la falta de oxígeno, y es posible que el gato exhiba signos de conmoción. Asimismo, esta parálisis repentina es un típico síntoma de este padecimiento.
¿Cómo podría tu veterinario diagnosticar el trombo en silla?
Por lo general, los síntomas del trombo en silla se presentan muy rápidamente y constituyen una emergencia médica grave. Si sospechas que tu mascota manifiesta signos del padecimiento, debes buscar atención veterinaria de inmediato.
A menudo, veterinario detecta algún soplo cardíaco o ruidos cardíacos anormales, y es posible que ya exhiba ciertos signos de insuficiencia cardíaca. Usualmente, los pacientes que padecen FATE tienen una temperatura rectal menor. Por lo que, cuanto más baja sea la temperatura, más grave será la enfermedad.
Los análisis de diagnóstico que se realizan normalmente son un conteo sanguíneo completo (CBC, por sus siglas en inglés) para verificar la presencia de anemia, infección y factores de coagulación sanguínea; perfil bioquímico, para verificar la función orgánica; y radiografías del tórax, para evaluar el tamaño del corazón y estado de los pulmones.
Un ecocardiograma evaluará su función cardiaca y grado de la enfermedad cardiaca que padece. La ecografía doppler es el método utilizado para confirmar si las patas traseras tienen un flujo sanguíneo deficiente.
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Opciones de tratamiento
Frecuentemente, una mascota con trombo en silla se encuentra conmocionada y es posible que ya padezca una insuficiencia cardíaca, por lo que su situación podría ser mortal, aun si se le proporciona atención veterinaria inmediata.
Incluso si no manifiesta alguna conmoción o insuficiencia cardíaca o estas pueden ser controladas, la mascota todavía padece una enfermedad cardíaca y tiene un coágulo sanguíneo del lado izquierdo del corazón que podría causarle otra embolia en cualquier momento.
Por desgracia, alrededor de una cuarta parte de los dueños de gatos al final deciden realizarle la eutanasia a su mascota, debido al dolor extremo del animal, una posible recurrencia de la enfermedad, y la necesidad de controlar la enfermedad cardiaca a largo plazo, incluso cuando la mascota sobrevive a la crisis inicial.
En el caso de los dueños que optan por tratar la enfermedad, el objetivo de controlar el coágulo sanguíneo es para abordar el dolor, proporcionar atención de apoyo por medio de una terapia de fluidos, y tratar la conmoción en el sistema circulatorio.
La mascota debe reposar en la jaula y requerirá muchos cuidados médicos para mantenerla inmovilizada, limpia y cómoda. Recomiendo que a los pacientes con coágulos se les suministren enzimas proteolíticas de inmediato y durante toda su vida.
Un método alternativo y muy alentador para el tratamiento de FATE es utilizar sanguijuelas medicinales. El veterinario israelí, el Dr. Sagiv Ben-Yakir, ha tenido éxito en lograr que el 90 % de los gatos con el padecimiento puedan volver a vivir de forma normal, a través de la terapia de sanguijuelas.
Las siguientes imágenes muestran a un gato recibiendo la terapia de sanguijuelas para trombo en silla:
Además de controlar el coágulo, también se debe atenderse la enfermedad cardíaca subyacente. Recomiendo que todos los gatos que hayan sobrevivido a un episodio de trombo en silla lleven una suplementación con ubiquinol de por vida (ubiquinol es la forma reducida de CoQ10).
De igual manera, es importante prevenir la formación de otros coágulos. Con este fin, recomiendo suministrar un suplemento llamado natoquinasa, que se puede combinar con enzimas proteolíticas.
La mayoría de los gatos que sobreviven a un episodio de FATE recuperan la función normal de su extremidad en unos cuantos meses. Sin embargo, normalmente requieren muchos cuidados médicos antes de poder moverse de nuevo.
La recurrencia del tromboembolismo aórtico es algo común, usualmente ocurre en uno o dos años después del primer episodio.
Por lo que, sería una muy buena idea colaborar con algún veterinario integrativo para implementar estrategias preventivas holísticas.