La nueva y maravillosa atención veterinaria que cambia la vida de las mascotas - ¿tu veterinario hace esto?

manipular a perros con poco estres

Historia en Breve

  • La mayoría de las mascotas se sienten un poco asustadas y estresadas durante las visi-tas veterinarias
  • Para algunos animales, el miedo es tan abrumador y su comportamiento en respuesta es tan amenazante que las visitas al veterinario se convierten en eventos traumáticos que muchos buscan evitar a toda costa
  • El personal veterinario certificado bajo el programa “Fear Free” para mitigar el miedo puede hacer milagros para ayudarles a las mascotas a superar su ansiedad en las visitas veterinarias, y todos se benefician – el animal, el propietario y el personal veterinario
  • Existen muchas maneras de lograrlo, como las visitas al veterinario "sin ninguna razón aparente", darle a tu mascota premios y otras recompensas, usar feromonas calmantes y minimizar el ruido tanto en las salas de tratamiento como en las jaulas

La mayoría de las mascotas sienten al menos cierto grado de estrés y miedo durante las visitas al veterinario. De hecho, es tan común que muchos dueños y personal veterinario suelen ver a los pacientes ansiosos como algo "normal". Y puesto que la mayoría de los perros y gatos son relativamente obedientes en el consultorio del veterinario, incluso cuando están asustados, se rectifica que la percepción de su nivel de estrés no es algo de qué preocuparse.

Sin embargo, si alguna vez has tenido una mascota (o un paciente, si trabajas en un hospital veterinario) que se comporta completamente fuera de lo "normal" en lo que se refiere a su respuesta ante el miedo, sabes lo dañinos que pueden ser en los peores casos posibles. Estos pobres animales son toda la prueba que necesitamos para comprobar lo importante que es hacer todo lo posible para ayudar a aliviar su estrés y ansiedad durante las visitas al veterinario.

Cómo una técnica para manejar el estrés puede ser trascendental

En un artículo reciente publicado en Veterinary Practice News, el Dr. Phil Zeltzman, un cirujano veterinario certificado por el programa "Fear Free" (Sin Miedo), ha escrito sobre una pitbull de 5 años llamada Myla.

Myla estaba totalmente aterrorizada por las visitas al veterinario, y se portaba tan mal en el hospital veterinario que el personal pensó que era malvada. Su dueño tenía que sedarla en su casa antes de cada visita, y luego tenía que ponerle un bozal antes de ingresar a la clínica.

El miedo de Myla iba empeorando más con cada visita. "Durante las visitas había una mezcla de gruñidos, mucha ansiedad, hedor de las glándulas anales, fuertes latidos cardíacos y terror absoluto en los ambos extremos de la correa", escribe Zeltzman.1 Luego, la pobre perra desarrolló un dolor en su pata trasera, y cuando su dueño la llevó al veterinario para que la examinarán, fue un evento traumático para todas las personas involucradas.

Resultó que Myla tenía un ligamento cruzado craneal (LCC) roto y necesitaba cirugía, pero su dueño estaba tan preocupado por el estrés de su perra si se quedaba en el hospital veterinario que pospuso la cirugía por muchos meses. Myla cojeaba, sufría un dolor constante y perdía masa muscular en su pierna lesionada.

El dueño de Myla se puso en contacto con Zeltzman, y la remitió a una clínica veterinaria que practica la técnica Low Stress HandlingTM (Manejo con poco estrés). Lo primero que se hizo fue establecer lo que Zeltzman llama visitas veterinarias "sin ninguna razón aparente" para Myla en la clínica.

La perra debía entrar por la puerta trasera, sin estar sedada ni llevar bozal, y debía estar hambrienta. Desde ese punto la llevaron inmediatamente a una sala de examinación que había sido limpiada a fondo con el fin de eliminar los olores que pudieran provocarle miedo. Asimismo, se colocó una manta rociada con feromonas calmantes para canes en la habitación.

Myla pasó 15 minutos acostumbrándose a la habitación antes de que ingresara el personal veterinario. Una enfermera veterinaria que es especialista en la técnica Low Stress HandlingTM ingresó a la habitación lentamente sin hacer contacto visual con Myla y permitió que el perro la oliera. Dejó los premios por doquier en el suelo, y salió de la habitación, lo que marcaba el final de la visita.

Esto le permitió a Myla visitar una clínica veterinaria sin restricciones, y sin ser manipulada o siquiera tocada. Estas visitas "sin ninguna razón aparente" se repitieron cada semana hasta que Myla saltaba del auto de su dueño y corría hacia la puerta trasera para su visita. Después de algunas visitas, la enfermera comenzó a acariciar a Myla y abrazarla, y la perra se comportó de maravilla.

Finalmente fue posible programar la cirugía de Myla para aliviar su LCC, y aunque tuvo que pasar la noche en el hospital, todo el proceso transcurrió sin incidente alguno. Cuando su otro LCC se rompió un año después, se sometió a una segunda cirugía y tampoco tuvo problemas en su estadía en el hospital.

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10 maneras en que las clínicas y personal veterinario pueden ayudar a pacientes temerosos

El Dr. Zeltzman sugiere que existen 10 cosas que tanto los veterinarios como su personal y los propietarios pueden aprender de la experiencia de Myla:

Realizar visitas "sin ninguna razón aparente". El personal veterinario de la clínica debe tener varias personas capacitadas y cómodas con la técnica Low Stress HandlingTM y ayudar a que los animales aprendan a ver a las visitas veterinarias como experiencias placenteras.

También te recomiendo las visitas con varios perros. Muchos de mis clientes tienen varios perros, y les recomiendo traer a otro perro con ellos durante la cita con mis pacientes, que también puede ayudar a calmar a un paciente que se siente ansioso.

Identificar los signos de miedo, ansiedad y estrés. Los veterinarios y su personal deberían ser capaces de reconocer estos signos y retroceder inmediatamente para que el paciente se mantenga por debajo de su umbral de ansiedad. Si esto se hace de manera correcta, su umbral irá aumentando.

Darle premios y otras recompensas. La mayoría de las mascotas responde a los premios, pero algunas son más receptivas a las caricias y felicitaciones. El personal veterinario debe saber qué tipo de recompensa prefiere cada paciente y usarlo constantemente durante las visitas, sobre todo cuando se realizan procedimientos que pueden ser incómodos para ella, como extracciones sanguíneas.

Manejar el dolor. Zeltzman sugiere "no tocar ninguna parte del cuerpo (como una prueba de cajón) ni realizar un examen físico si hay dolor. Incluso el paciente más amigable puede ser difícil de manipular cuando siente dolor".

Utilizar correctamente el catéter. En el caso de los pacientes que serán intervenidos quirúrgicamente, cuanto antes se coloque un catéter, menos manipulación requerirá la mascota cuando se le administren medicamentos y agentes para inducir la anestesia.

Utilizar correctamente los collares electrónicos. Zeltzman sugiere que después de la cirugía se coloque el dispositivo antes de quitar el tubo respiratorio, esto ayudará a reducir el pánico que algunos perros podrían sentir cuando se les coloca el collar electrónico mientras intentan despertar de la anestesia y empiezan a sentirse ansiosos e incómodos.

Utilizar feromonas – puede ayudar a reducir la ansiedad. Durante la estancia de Myla, su caja fue rociada con feromonas calmantes para canes, al igual que su manta y el uniforme que usaban las enfermeras.

Proporcionar un ambiente más agradable. El equipo de Myla cubrió con una manta solo la mitad de la puerta de su caja para que pudiera esconderse cuando así lo quisiera, o bien, viera la actividad en la sala de tratamiento (ella prefería la última). También disfrutó que el técnico veterinario que pasó la mayor parte del tiempo con ella le diera pequeños premios con su mano.

Ir despacio (esto en realidad ahorra tiempo). En el caso de pacientes temerosos, lo mejor es hacer movimientos lentos. Moverse o hacer gestos repentinos o incluso elevar la voz puede ser suficiente para provocar ansiedad en una mascota con esta propensión.

Minimizar el ruido. Mientras más silenciosas sean las salas de tratamiento y las cajas, mejor. Una mascota estresada escucha cosas que el personal veterinario ha aprendido a bloquear, como el ruido de las bombas y monitores intravenosos, el llanto de otros pacientes, las risas estrepitosas y la música a un alto volumen. Reproducir música relajante de fondo puede ser beneficioso.

También puedes difundir aceites calmantes en varias salas de examinación y utilizar desinfectantes sin fragancia tanto en las salas de examinación como en las de tratamiento, los cuales pueden ayudar a reducir los detonantes del estrés cuando los pacientes regresan para visitas de seguimiento.

Sin duda alguna, la técnica Low Stress HandlingTM y un enfoque basado en el programa "Fear Free" beneficiará a la mascota, al propietario y al personal veterinario. Tal y como lo señala Zeltzman, "... la capacidad para manejar pacientes difíciles puede ser la diferencia entre brindar una atención médica mediocre y una excelente".

El hecho de que nuestros compañeros peludos no puedan decirnos que se sienten ansiosos o asustados no significa que no lo estén, por lo que es importante que tanto los dueños como el personal veterinario implementen medidas para que antes y durante las visitas veterinarias las mascotas se sientan tan tranquilas y cómodas como sea posible.

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