Invisible pero mortal amenaza que requiere tu atención

infecciones en mascotas

Historia en Breve

  • La histoplasmosis es una infección por hongos que puede ser muy grave y se ve con mayor frecuencia en perros y gatos que viven al aire libre, y perros de caza
  • La coccidioidomicosis, a menudo llamada fiebre del valle, es una infección que puede ser mortal y se produce en climas secos y cálidos
  • La criptococosis es causada por un hongo similar a la levadura, que se encuentra principalmente en las heces de las palomas; su infección se observa con mayor frecuencia en gatos inmunocomprometidos
  • La blastomicosis es una infección fúngica común que se ve más a menudo en perros que pasan mucho tiempo al aire libre y viven cerca de un cuerpo de agua
  • Si vives en un área donde prevalecen los hongos, es importante saber a qué tipo de organismos podría estar expuesta tu mascota, así como los signos de infección que debes vigilar

Cuando la mayoría de las personas piensa en las infecciones por hongos, a menudo se refieren al pie de atleta o cándida (levadura). Sin embargo, lo que sea que se te venga a la mente cuando piensas en "hongos", no es agradable, sobre todo cuando se le diagnostica a tu mascota.

Las infecciones fúngicas a menudo afectan la piel de los perros (y con menor frecuencia la de los gatitos), pero también pueden desarrollarse al interior del organismo de tu mascota, al propagarse a través de su torrente sanguíneo con la posibilidad de ingresar a los pulmones, lo que puede tener graves consecuencias.

Muchas de estas infecciones son causadas por hongos en el medio ambiente y tienen nombres imposibles de pronunciar como histoplasmosis, coccidioidomicosis, criptococosis y blastomicosis.

Histoplasmosis

Se reportó la presencia de histoplasmosis en 31 estados, principalmente en el medio oeste y sur de los Estados Unidos, sobre todo a lo largo de los ríos Mississippi, Missouri y Ohio. Las áreas con excremento de pájaros o murciélagos también son entornos propicios para el desarrollo del hongo.

Las esporas de los hongos se transportan en el aire y pueden ser inhaladas por las mascotas, donde interactúan con su sistema inmunológico, se reproducen y luego viajan por todo el cuerpo en el torrente sanguíneo. En última instancia, llegan al tracto respiratorio, gastrointestinal (GI), ganglios linfáticos, médula ósea, pulmones, hígado y bazo.

Tanto los perros como los gatos pueden contraer histoplasmosis, pero la infección se observa con mayor frecuencia en perros y gatos que viven en espacios exteriores y, en particular, en perros de caza. Las mascotas de cualquier edad pueden verse afectadas, pero la mayoría de las infecciones se presentan en animales menores de cuatro años.

Los síntomas de infección varían de ninguno en absoluto a indicios severos. Si se presentan, los síntomas iniciales pueden incluir pérdida del apetito y disminución de peso, diarrea y heces sanguinolentas o lipídicas, dificultad para respirar, tos y fiebre.

A medida que la infección avanza, las mascotas pueden verse demacradas, manifestar frecuencia cardiaca y respiratoria elevadas, cojera y úlceras en la piel o alrededor de los ojos.

Además del tracto gastrointestinal y las vías respiratorias, la histoplasmosis puede afectar a varios otros sistemas de órganos como el hígado, bazo, ganglios linfáticos, huesos, médula ósea, glándulas suprarrenales, riñones, testículos, boca, lengua y ojos.

En los casos leves de infección por histoplasmosis en las vías respiratorias, es posible que no sea necesario un tratamiento, ya que el cuerpo de la mascota podría desarrollar una respuesta inmunológica efectiva y eliminar la infección por sí mismo.

Si la infección es grave, es posible que requiera de hospitalización y tratamiento intensivo con medicamentos antimicóticos y terapias de apoyo con el fin de salvar la vida de la mascota.

Es probable que tu veterinario integral sugiera terapias complementarias, como la terapia de nebulización si el hongo está en los pulmones, o terapia de ozono si hay una infección sistémica. Muchos animales también se benefician de la terapia con vitamina C por vía intravenosa, que proporciona un enorme apoyo antioxidante y para el sistema inmunológico.

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Coccidioidomicosis

La coccidioidomicosis, también conocida como fiebre de California, fiebre del desierto y más comúnmente, fiebre del valle, es una infección mortal que prospera principalmente en climas secos y cálidos como los que se encuentran en partes del oeste y sudoeste de los Estados Unidos, sobre todo al sur de California, Arizona, el suroeste de Texas, Nuevo México, Nevada y Utah, así como en Centro y Sudamérica.

La coccidioidomicosis se presenta más a menudo en perros que en gatos, pero no es zoonótica, lo que significa que no se puede transmitir de animales a humanos ni de humanos a animales. Las mascotas pueden adquirir la infección por aspirar el suelo contaminado con el hongo. Los perros susceptibles a la infección pueden enfermarse con tan solo 10 esporas de hongos.

La infección comienza en el tracto respiratorio y con frecuencia se propaga a otros sistemas del cuerpo. Si las endósporas entran en los sistemas linfático y circulatorio, crean una infección sistémica. Los perros que se encuentran al aire libre corren mucho mayor riesgo de padecer fiebre del valle.

Algunos perros pueden desarrollar inmunidad y nunca manifestar ningún síntoma. Cuando se presentan síntomas, estos incluyen fiebre, tos, dificultad para respirar, letargo, cojera, inflamación ósea o articular, disminución significativa de peso y deterioro de la masa muscular, ganglios linfáticos agrandados, úlceras cutáneas o que supuran, inflamación de la córnea o iris del ojo , convulsiones e insuficiencia cardíaca.

Es común que la fiebre del valle se disemine por todo el cuerpo y afecte los huesos y articulaciones, ojos, piel, hígado, riñones, así como los sistemas nervioso central, cardiovascular y reproductivo (en particular los testículos).

Por lo general, los gatos no muestran los mismos síntomas que los perros, y con frecuencia no manifiestan ningún síntoma hasta que la infección se encuentra significativamente extendida. En los gatos, las capas más profundas del tejido cutáneo se ven afectadas con mayor frecuencia, por lo que los síntomas como masas, abscesos y lesiones que exudan son más comunes en los gatitos.

El tratamiento de la fiebre del valle depende de la extensión de la infección y los síntomas clínicos. Si la afección es generalizada, el tratamiento tradicional implica una terapia antifúngica agresiva de hasta un año. También se pueden recetar otros medicamentos, incluso esteroides y antitusígenos, para tratar los síntomas individuales.

En perros que no responden bien a la terapia con medicamentos, se puede realizar una prueba de medición del nivel del medicamento para determinar qué tan bien se está absorbiendo.

Los veterinarios integrales a menudo combinarán la terapia antifúngica tradicional con modalidades más naturales como la terapia con citoquinas, hongos medicinales, vitamina C por vía intravenosa y ozono.

Los perros afectados deben llevar una alimentación de alta calidad, que sea nutricionalmente balanceada, apropiada para su especie y a base de productos frescos, de preferencia, con el fin de ayudar a mantener su peso corporal.

La actividad debe quedar restringida hasta que los síntomas comiencen a disminuir. Los anticuerpos se deben monitorear cada 3 a 4 meses hasta que vuelvan a un nivel normal.

Por desgracia, la fiebre del valle es una de las enfermedades fúngicas más peligrosas, y el pronóstico para la mayoría de los perros es reservado o de gravedad. Tristemente, mientras que muchos perros mejoran después de un tratamiento con medicamentos antifúngicos, la recaída es algo común.

Criptococosis

La criptococosis es una infección relativamente común causada por un hongo similar a la levadura que está muy extendido en el ambiente. Esta afección es mucho más común en los gatos que en los perros, y suele ser un problema más común en los animales que tienen sistemas inmunológicos débiles o comprometidos.

Por lo general, una infección criptocócica se adquiere cuando una mascota inhala las esporas infecciosas de los excrementos de las aves, en particular, las heces de las palomas. Una vez que tu gato inhala las esporas, el hongo invade el tracto respiratorio superior, que por lo regular comprende los conductos nasales o pulmones.

En animales inmunológicamente saludables, el hongo permanece aislado y no crea ningún problema. Pero en los gatos con un sistema inmunológico reprimido, la enfermedad es capaz de establecerse y diseminarse a otros órganos, incluidos el cerebro, ojos, pulmones y sistema nervioso central.

A menudo, los síntomas son sistémicos e inespecíficos, tales como disminución del apetito, pérdida de peso o letargo.

Otros signos que debes vigilar en tu mascota son los sollozos, estornudos, respiración ronca o flujo nasal, inflamaciones y abultamientos firmes sobre el puente de la nariz, lesiones cutáneas en la parte superior de la cabeza o inflamación de los nódulos linfáticos.

Los problemas oculares también son muy comunes y pueden incluir hemorragia retiniana, así como afecciones oculares inflamatorias como la coriorretinitis y uveítis anterior.

Si el hongo invade el sistema nervioso central, puede haber inclinación de la cabeza, nistagmo (un extraño y anormal movimiento del ojo hacia adelante y hacia atrás), incapacidad para parpadear debido a la parálisis de los nervios faciales o pérdida de la coordinación, que incluye andar en círculos y sufrir convulsiones.

El diagnóstico de una criptococosis se puede realizar rápido y fácil mediante el análisis de la secreción nasal del gatito o de sus lesiones cutáneas. Una vez que se realiza un diagnóstico definitivo, el gato también debe someterse a un estudio diagnóstico completo para determinar si existe una enfermedad subyacente que haya comprometido su sistema inmunológico.

Cualquier enfermedad subyacente debe ser abordada con el fin de tratar con éxito la infección criptocócica. He visto esta infección únicamente en animales inmunocomprometidos, por lo que recomiendo buscar la razón subyacente de por qué tu mascota adquirió la infección.

Blastomicosis

La blastomicosis es una infección fúngica y sistémica causada por un organismo que se desarrolla en la madera en putrefacción y el suelo húmedo. Las infecciones por blastomicosis son frecuentes en lugares cercanos al agua, incluidas las cuencas del río Mississippi, Ohio, Missouri y Tennessee.

La infección se ve con mayor frecuencia en perros machos de raza grande, y sobre todo en perros de caza, razas deportivas y perros que pasan mucho tiempo en ambientes donde existe el hongo. Los estudios indican que la mayoría de los perros que contraen una infección por blastomicosis viven a menos de un cuarto de milla de una masa de agua.

Los síntomas de una infección por blastomicosis incluyen pérdida del apetito, fiebre, disminución de peso, depresión, inflamación del iris y secreción ocular, tos, respiración sibilante y lesiones cutáneas con pus. Los síntomas más graves pueden incluir ceguera repentina, cojera, inflamación de los testículos, agrandamiento de los ganglios linfáticos y convulsiones.

El tratamiento tradicional para una infección por blastomicosis es la administración oral a largo plazo de un medicamento antimicótico.

También recomiendo un nutracéutico llamado nucleótido cuántico, que ayuda a estimular una reacción inmediata del sistema inmunológico, así como aceite de orégano en cápsulas, que es un excelente apoyo para un cuerpo que se encuentra combatiendo una infección por hongos.

Para muchos perros, el período crucial en el tratamiento es de las primeras 24 a 72 horas, cuando el medicamento antifúngico comienza a actuar y elimina los hongos. Dado que normalmente hay una gran cantidad de organismos en los pulmones, podría haber una respuesta inflamatoria abrumadora que puede producirse a medida que los hongos mueren.

Es posible que la dificultad para respirar sea un gran problema durante los primeros días de tratamiento.

Terapias atóxicas para infecciones fúngicas

Además de la terapia convencional para combatir las infecciones por hongos, la vitamina C por vía intravenosa, el oxígeno hiperbárico y la terapia con ozono se han usado para reducir el tiempo de infección y mejorar los protocolos de tratamiento estándar.

Si a tu mascota la diagnosticaron con alguna de las infecciones fúngicas antes mencionadas y no está respondiendo adecuadamente a los protocolos de tratamiento en curso, te recomiendo buscar estos tratamientos sistémicos y atóxicos que optimizan la inmunidad.

Prevenir es el mejor tratamiento para las infecciones fúngicas

Dado que las infecciones por hongos en perros y gatos pueden ser potencialmente mortales y, a menudo requieren de tratamiento a largo plazo con medicamentos antifúngicos poderosos y costosos, es evidente que debes hacer todo lo posible para evitar la exposición en primer lugar.

Si vives en un área donde los hongos prevalecen o tu mascota pasa mucho tiempo al aire libre, te recomiendo informarte sobre los tipos de organismos que tu perro o gato podrían encontrar en su área local, así como sobre los síntomas de infección.

Si observas signos de que tu compañero animal pudo haber estado expuesto a los hongos, llévalo con el veterinario de inmediato. Entre más temprano se identifique y trate una infección fúngica, es más probable que tu mascota se recupere por completo.

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