Si hay algo por lo que los gatos son conocidos, es por su tendencia a atrapar roedores. Es un rasgo que parece estar tejido a su ADN y forma parte integral de la historia de cómo llegaron los gatos a vivir con los humanos.
Se dice que los gatos salvajes se acercaron a las comunidades agrícolas por primera vez en la región del Mediterráneo oriental, donde las reservas de grano atrajeron muchas plagas de roedores.
Los granjeros se dieron cuenta que los gatos tenían habilidades para atrapar roedores y empezaron a domesticarlos. También es probable que los vikingos y otros marineros llevaran gatos en sus barcos para ayudar a controlar a los roedores.
En la actualidad, los gatos se siguen considerando como cazadores de roedores. Incluso algunas ciudades tienen programas en los que se utilizan gatos salvajes para cazar roedores. Por ejemplo, en Washington D.C., en el programa Blue Collar Cats se dedican a atrapar gatos salvajes, primero les brindan atención veterinaria y luego los liberan en los callejones de la ciudad.1
Los dueños de negocios y viviendas los alimentan y les dan refugio con la esperanza de que se queden y atrapen a las ratas problemáticas. Los programas de gatos de trabajo también utilizan a los gatos que no pueden ser domesticados y les buscan un lugar como tiendas, almacenes, fábricas y oficinas para vivir.
Los gatos de trabajo reciben refugio, agua y atención veterinaria por parte de la persona que los adopta, todo a cambio de su servicio, que por lo general consiste en eliminar plagas de un área determinada.
Suena como el trabajo perfecto para los gatos, sin embargo, funciona bajo la premisa de que los gatos son buenos para atrapar roedores. Pero resulta que todo esto puede ser más un mito que una realidad, ya que las investigaciones sugieren que los gatos ya no son tan buenos para atrapar roedores.
Los gatos hacen muy poco para reducir las poblaciones de ratas
Investigadores de la Universidad de Fordham en el Bronx, Nueva York, se encontraron con una oportunidad única. Estaban estudiando a una colonia de más de 100 ratas que vivían en un centro de reciclaje de desechos de la ciudad de Nueva York, cuando un grupo de gatos salvajes se mudó al mismo lugar. Así que decidieron colocarles microchips y utilizaron cámaras de captura de movimiento para seguir todos los pasos de los gatos y su efecto en las ratas.
“Queríamos saber si el número de gatos presentes influiría en el número de ratas observadas y viceversa”, explicó en un comunicado de prensa el investigador principal, Michael H. Parsons, Ph.D., un académico de la Universidad de Fordham.2 Para descubrirlo, los investigadores analizaron más de 300 videos tomados durante un periodo de 79 días.
Todos los días, hasta tres gatos merodeaban cerca de la colonia de ratas, sin embargo, solo se produjeron unas cuantas interacciones reales. Los investigadores solo registraron 20 casos de acecho, tres intentos de muerte y dos muertes durante todo el estudio.
Cuando los gatos mataron a una rata se debió a que descubrieron su escondite. Solo una vez, un gato persiguió a una rata pero luego perdió el interés.
La presencia de los gatos en el centro de reciclaje ayudó muy poco a reducir la población de ratas. Sin embargo, sí influyó en el comportamiento de las ratas, ya que con la llegada de los gatos comenzaron a pasar menos tiempo al aire libre y más tiempo moviéndose a lugares protegidos.
“Como cualquier presa, las ratas sobreestiman los riesgos de depredación. En presencia de los gatos, cambiaron su comportamiento para volverse menos perceptibles y comenzaron a pasar más tiempo en sus madrigueras”, dijo Parson. “Las personas ya casi no veían a las ratas y asumieron que se debía a que los gatos las habían matado, cuando en realidad se debió a que las ratas habían cambiado su comportamiento”.3
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Dejar a los gatos en libertad puede poner en riesgo la vida silvestre
Los resultados de este estudio sugieren que la práctica de liberar a los gatos para que maten a las ratas puede ser contraproducente, ya que los gatos pueden ser dañinos para la vida silvestre. Se estima que cada año, los gatos domésticos matan a billones de mamíferos pequeños y aves.4 Los gatos con acceso al aire libre también están en peligro de contraer infecciones virales, ser atropellados o atacados por humanos u otros animales. Pero además los gatos que andan libres por las calles también afectan a otras poblaciones de animales.
De hecho, cuando llevaron gatos domésticos a una isla, causó múltiples extinciones de la vida silvestre e incluso se estima que en los Estados Unidos los gatos que viven en libertad matan hasta 3 700 aves y 20.7 billones de mamíferos cada año.5
La mayoría de estas muertes son causadas por los gatos que no tienen dueño y se estima que los gatos “son probablemente la fuente principal de mortalidad antropogénica (causada por el hombre) para las aves y mamíferos”.6 Mientras que su habilidad para cazar ratas puede ser sobreestimada en comparación con otros roedores más pequeños como los ratones.
Incluso para los gatos salvajes, las ratas son una presa muy grande, por lo que prefieren atacar a roedores más pequeños. Las ratas también pueden defenderse, que es otro obstáculo para los gatos. De hecho, los gatos que están bien alimentados pueden vivir en paz junto con las ratas, lo que significa que liberar gatos en entornos urbanos para cazar las ratas solo podría funcionar si los gatos tienen hambre.
“Quienes se dedican a utilizar gatos como solución para el control de plagas pueden evitar alimentarlos intencionalmente con el fin de incitarlos a cazar”, señalaron los autores de este estudio, lo que representa un problema para el bienestar de los gatos y agregaron que, “es necesario tener evidencia más concluyente antes de justificar el uso de gatos como instrumentos para cazar ratas”.
En conjunto, los datos sugieren que los gatos no son la mejor opción para tratar de mantener las poblaciones de ratas bajo control, ya que no reducen el número de ratas y los riesgos que representan para la vida silvestre superan cualquier beneficio que se pueda obtener.
También es debatible si las ratas merecen ser “controladas”, ya que ellas, al igual que los gatos, son inteligentes, curiosas y pueden ser excelentes mascotas, aunque también es cierto que pueden transmitir ciertas enfermedades.
Con respecto a los ratones, la historia es muy diferente, ya que los gatos son muy buenos cazando a estas presas pequeñas. En un estudio, seis gatos que fueron puestos en libertad en un terreno de 35 acres mataron a más de 4 200 durante un periodo de ocho meses,7 lo que sugiere que, en una batalla entre un gato y un ratón, el gato sigue siendo el rey.