Los seres humanos han pasado gran parte del tiempo con compañeros felinos, durante casi 10,000 años, pero a pesar de todo el tiempo de calidad que hemos pasado con ellos, aún sabemos muy poco sobre cómo los gatitos se domesticaron.
Los seres humanos y los caninos han vivido alrededor de 30,000 años de manera cooperativa, y los perros son considerados totalmente domesticados. Los gatos, por el contrario, son sólo "semi-domesticados," según Wesley Warren, PhD1 de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington.
"Ellos recientemente se separaron de los gatos salvajes, y algunos incluso todavía se reproducen con sus parientes silvestres. Así que nos sorprendió encontrar pruebas de ADN de su domesticación," dice Warren, que es el autor principal del análisis del genoma del gato publicado a finales del pasado año en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.2
Los científicos aprendieron sobre la genética de la domesticación al evaluar qué partes del genoma son alterados como consecuencia de los animales que viven con el ser humano. El equipo de investigación dirigido por la Universidad de Washington, comparó los genomas de los gatos domésticos con el de los gatos silvestres para buscar áreas específicas del genoma del gato doméstico que experimentaron cambios rápidos.
Ellos descubrieron que en comparación con los gatos salvajes, los gatos domésticos tienen más mutaciones en genes implicados en la mediación de la conducta agresiva, formación de la memoria y control de la capacidad de aprender tanto del miedo, como de estímulos basados en recompensas. Los gatos con mutación del gen amigablemente domesticado se aparearon y pasaron esos rasgos a sus gatitos hasta que hubo un buen tamaño de la población de gatos menos agresivos.
De acuerdo con Stephen O'Brien, otro de los autores principales y director científico del Theodosius Dobzhansky Center for Genome Bioinformatics en San Petersburgo, Rusia:
"Hay una gran diferencia entre los gatos domesticados y los gatos silvestres. Un gato doméstico se sentará en tu regazo, pero un gato silvestre entregara tu cabeza en bandeja de plata."
Los investigadores teorizan que hace miles de años, los humanos probablemente hicieron crecer el aprecio por los gatos por sus capacidades de control de roedores. Con el fin de atraer a los gatitos a quedarse, los seres humanos ofrecían recompensas de comida.
Esta investigación en realidad es parte de un proyecto más grande para secuenciar el genoma del gato que inició en 2007 para estudiar las enfermedades hereditarias en gatos domésticos. Algunas de estas enfermedades son similares a las enfermedades humanas, incluyendo desórdenes neurológicos y enfermedades infecciosas y metabólicas.
Para este estudio, los investigadores secuenciaron a una gata Abisinio llamada Cinnamon cuyo linaje se remonta a varias generaciones. La secuenciación de Cinnamon proporcionó el genoma de referencia. Los investigadores también secuenciaron los genomas de ciertos gatos domésticos de raza pura y determinaron que ciertas características tales como color, textura y patrón de su pelaje, así como la estructura facial y qué tan dócil es un gato, son señales de su domesticación.
También compararon el genoma del gato con el genoma de otros mamíferos, incluyendo un tigre, vaca, perro y humano, para aprender más sobre la biología felina. Las diferencias que descubrieron en el genoma del gato ayudan a explicar por qué los gatitos son carnívoros obligados, y cómo su visión y sentido del olfato se diferencian de otros animales.
Por ejemplo, los investigadores encontraron mutaciones de genes específicas que metabolizan la grasa en gatos y tigres, lo que les da la capacidad para digerir alimentos grasos de la proteína animal. Estas mutaciones no están presentes en los genes de las vacas y los seres humanos.
El equipo también descubrió que los gatos tienen menos genes olfativos que los perros, probablemente porque para cazar se basan menos en el olfato que los perros. Pero tienen más genes que detectan feromonas que les permiten buscar compañeros, que podría ser todo un desafío para los animales naturalmente solitarios.
Los gatitos también tienen mejor oído que la mayoría de los carnívoros y su visión es extraordinaria con poca luz, lo cual tiene sentido ya que tienden a ser más activos al amanecer y al atardecer.
Así, que mientras los genomas de los gatos domésticos han cambiado muy poco desde que se separaron de sus contrapartes silvestres, aún es posible con la secuenciación ver los marcadores de domesticación más recientes.