Por lo general, los expertos están de acuerdo en que el comportamiento de un perro casi siempre está relacionado con alguna acción que su dueño, cuidador o entrenador hizo o no hizo en algún momento de su vida.
Lo curioso es que hay tres comportamientos en particular que la mayoría de los dueños de perros no perciben, pero que podrían reforzar involuntariamente; es decir, mendigar los alimentos, jalar de la correa y saltar sobre las personas.
Estos son los comportamientos que siempre les han molestado a los dueños de mascotas, y parece casi imposible eliminarlos, tal vez porque en realidad es más fácil fomentarlos, sin percatarse de ello, que entrenar a los perros para que no los realicen, y una vez entrenados, también podría ser fácil deshacer el arduo trabajo realizado.
El perro que mendiga alimentos
La mayoría de los perros siempre tienen hambre, lo que es una buena manera de decir que comerán cualquier cosa indefinida. El Dr. Jules Benson, Vicepresidente de Servicios Veterinarios de Petplan Pet Insurance, explica el fenómeno de la siguiente manera:
“Si observamos el familiar silvestre más cercano del perro doméstico, el lobo gris, está adaptado a llevar una alimentación de festines e inanición, y podría pasar muchos días sin conseguir una presa fresca. Puede sobrellevar la situación al consumir grandes cantidades cuando hay alimentos disponibles, almacenar alimentos (¡podría ser similar a enterrar huesos en el jardín!) y carroñear (¡ten cuidado con el bote de basura de la cocina!)".
En otras palabras, es natural que nuestros compañeros caninos coman siempre que haya alimentos disponibles, y no necesariamente porque tengan hambre en ese momento, sino porque nunca estarán 100 % seguros de que tendrán algún alimento disponible todos los días de sus vidas.
Por desgracia, también es posible que algunos perros maltratados o abandonados alberguen recuerdos de inanición de experiencias de su vida pasada, y que siempre perciban a los alimentos como un recurso valioso y escaso.
Dicho lo anterior, si asumimos que un perro está sano y lleva una alimentación balanceada nutricionalmente y adecuada para su especie con la cantidad correcta de calorías diarias para mantener su peso corporal ideal, entonces también es razonable asumir que mendigar alimentos es un comportamiento aprendido, lo que significa que lo has reforzado con tanta frecuencia que ahora se ha vuelto un hábito.
Recomendaciones y trucos para lidiar con un perro que mendiga alimentos:
- Ignora este comportamiento — Debes dejarde responder a esta conducta o nunca dejará de realizarla. Además, corre el riesgo de tener exceso de peso si recibe demasiada cantidad de alimentos o premios. Si cedes tan solo una vez podrías deshacer todo el trabajo arduo que has logrado hasta ese momento.
- Utiliza su obsesión por los alimentos para entrenarlo — Al menos una vez al día, realiza sesiones breves de entrenamiento. Es muy probable que aprenda nuevos comandos y trucos rápidamente una vez que se percate de que podría recibir snacks. Por ejemplo, debes asegurarte de utilizar porciones muy pequeñas de premios saludables, chícharos congelados o cubitos de queso.
- Conviértete en su sustituto alimenticio — En otras palabras, tanto como sea posible, distráelo para evitar esta conducta. Reserva algún tiempo de juego; llévalo a realizar una caminata, agradable, un paseo en automóvil o viaje al parque para perros.
Al final del día, se trata de amar a tu perro más de lo que él ama la comida, al no ceder a su comportamiento de mendigar alimentos. Lo más amoroso que puedes hacer es redirigir constantemente su energía y concentrarte en el entrenamiento, ejercicio, tiempo de juego y otras actividades que no involucran alimentos.
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El perro que salta sobre personas
A diferencia de otros comportamientos indeseables que pueden ignorarse cuando es necesario, es casi imposible no reaccionar ante un perro que salta sobre ti. "Reaccionar ante un perro que te salta encima es casi por reflejo", escribe la entrenadora de perros, Victoria Shade, y "así es exactamente como este comportamiento se convierte en un hábito".
Como explica la conductista veterinaria, la Dra. Valarie Tynes, en un artículo para la revista veterinaria dvm360:
"Muchos perros se sienten muy motivados para saludar a las personas al acercarse a sus caras. En la mayoría de los casos, dar un rodillazo o patear a un perro podría ser menos enérgico que el deseo del perro de saludar a las personas al saltar sobre ellas". (Estos perros son la versión canina de las personas que saludan a todas las personas con las que se encuentran con un gran abrazo y un beso).
Dado que (por fortuna) no todos los que se encuentran con un perro saltador responden a su comportamiento con una patada o rodillazo, el castigo que recibe es intermitente y, por lo tanto, ineficaz. Además, hay perros que no perciben los castigos como tal, sino más bien refuerzos porque reciben atención, aunque sea de forma negativa.
Al darle un rodillazo a un perro saltador o algo peor, patearlo, como una forma de castigo (o simplemente para mantenerlo alejado) no le enseñará una conducta más aceptable para reemplazar el comportamiento inaceptable. Además, al darle un rodillazo o patada puede causar lesiones en el perro o en ti mismo. También está el problema de reforzar involuntariamente el mal comportamiento porque le brindas atención cuando salta.
Por lo tanto, este perro necesita un comportamiento que lo reemplace y sea igual de motivador. Tynes sugiere enseñarle a sentarse y saludar a todos. Sentarse se convierte en el comportamiento alternativo recompensado con caricias o premios.
Mientras le enseñas a sentarse para saludar a las personas, es importante que dejes de reaccionar cuando salte sobre ti. Ponte de espaldas, mantente erguido e ignóralo. Esto es lo opuesto a lo que él quiere (atención) y le envía el mensaje de que no estás satisfecho con su eufórica rutina de saltos.
El perro que jala la correa
Este es un comportamiento tan natural para la mayoría de los perros que es fácil restarle importancia, en especial si paseas a tu perro pequeño o mediano cuyo jalón no amenaza con dislocarte un brazo. Pero si lo permites, tu perro aprenderá con mucha rapidez a interpretar la tensión de la correa como una señal para avanzar a toda velocidad.
Jalar la correa no solo es molesto, sino potencialmente peligroso. Si la correa está sujetada al collar de tu perro, podría lesionar su garganta, cuello o espalda. Si es una raza grande o gigante, podría causarte lesiones e incluso podría ser difícil controlarlo.
Estos son los pasos generales y necesarios para entrenar a tu perro para caminar con correa:
- Permítele que camine un poco arrastrando la correa, luego levanta el extremo opuesto. Bríndale la oportunidad de dirigir el camino durante unos segundos mientras mantienes la correa sobre el suelo. Reduce la velocidad para que se sienta obligado a disminuir la velocidad, en última instancia, para detenerse. Toma un breve descanso para brindarle afecto y felicitarlo.
- Luego, permítele dirigir el camino de nuevo, pero cuando levantes el extremo, llámalo y permanece estático. Si jala la correa, mantén tu posición sin arrastrarlo hacia ti. El objetivo es enseñarle a mantener floja la correa al moverse hacia ti. Cuando reduzca la tensión de la correa, llámalo y felicítalo.
- Si regresa hacia ti, felicítalo más y dale un premio de entrenamiento. Si se detiene antes de llegar a ti, tensa la correa lo suficiente como para aplicar un poco de fuerza. Inmediatamente llámalo para que regrese de nuevo. Felicítalo a medida que se acerque cada vez más y proporciónale un premio si regresa a ti. Muchos de los perros solo necesitan dos o tres repeticiones para entender que cuando no jalan la correa recibirán premios y felicitaciones.
- Cuando tu perro haya aprendido a acercarse a ti para aflojar la correa, podrás comenzar a retroceder cuando se acerque a ti para mantenerlo en movimiento.
- Enseguida, gira y camina hacia adelante para que te siga. Si camina de largo, dirígete en otra dirección para que se coloque nuevamente detrás de ti. El objetivo es enseñarle a seguirte sin jalar la correa.
En función del temperamento de tu mascota, al principio será suficiente con hacer sesiones de 5 a 15 minutos. En cada sesión, practica como controlar la dirección de tu perro durante intervalos de 30 segundos. Desde el primer momento en que comience el entrenamiento con correa, debes asegurarte de que tu perro no obtenga nada al jalar la correa.
A algunos perros les toma más tiempo que a otros aprender a mantener floja la correa. Ten paciencia y no te involucres en una lucha de poder. No tires, jales ni utilices la correa para corregirlo o castigarlo. Haz una pausa antes de que alguno de los dos se canse o sienta extenuado.
Después de cada breve sesión que dirijas, felicítalo generosamente e invierte algunos minutos jugando con la pelota o algún otro juego que le agrade.
No importa lo que intentes enseñarle a hacer o no hacer, la consistencia es la clave del éxito. Si por lo general no estas enfocado durante las interacciones con tu perro, en un instante podrías comenzar a deshacer días o semanas o incluso meses de entrenamiento, especialmente con respecto a los tres comportamientos que mencioné anteriormente.