Las mascotas podrían disminuir el riesgo de trastornos mentales

exposición temprana a perros

Historia en Breve

  • Un estudio reciente sugiere que la convivencia temprana con un perro puede reducir el riesgo de desarrollar esquizofrenia en la edad adulta
  • Los resultados del estudio demuestran que las personas que conviven con un perro antes de los 13 años tienen una probabilidad 24 % menor de ser diagnosticadas con el trastorno más adelante en la vida

Parece que casi todos los días aprendemos algo nuevo sobre las formas en las que los perros benefician la vida de los humanos. Un estudio reciente sugiere que la convivencia con un perro durante la infancia puede reducir el riesgo de desarrollar esquizofrenia en la edad adulta.

Estudios anteriores han identificado a las mascotas como factores ambientales que parecen alterar el sistema inmunológico humano, ya que afectan las respuestas alérgicas y los efectos para reducir el estrés en la química cerebral. Algunos científicos teorizan que el efecto de modulación de las mascotas también puede influir en el riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos a los que una persona es genéticamente susceptible.

"Se han relacionado trastornos psiquiátricos graves con alteraciones en el sistema inmunológico relacionados a las exposiciones ambientales durante la infancia,” según el autor principal del estudio Robert Yolken, MD, del Johns Hopkins Children's Center en un comunicado de prensa, "y dado que las mascotas suelen ser una de las primeras exposiciones que tienen los niños, resulta lógico que exploráramos las posibilidades de una conexión entre ambos".

Cuál es la relación entre la esquizofrenia o el trastorno bipolar con las mascotas

Para su estudio, Yolken e investigadores del Sistema de Salud Sheppard Pratt en Baltimore examinaron las relaciones entre la convivencia con una mascota (gato o perro) durante los primeros 12 años de vida y un diagnóstico futuro de esquizofrenia o trastorno bipolar. El equipo examinó a un total de 1 371 personas entre 18 y 65 años de edad.

Dentro de ese grupo había 396 personas con esquizofrenia y 381 con trastorno bipolar, todos los cuales fueron reclutados de los programas de rehabilitación del Sistema de Salud Sheppard Pratt. También seleccionaron a 594 personas en el grupo de control del área de Baltimore para descartar cualquier trastorno psiquiátrico actual o pasado.

A todas estas personas se les preguntó si habían tenido una mascota (gato, perro o ambos) durante sus primeros 12 años de vida. Los que tuvieron una mascota en casa desde que nacieron fueron considerados como expuestos desde el nacimiento.

La convivencia temprana con un perro hace que sea mucho menos probable desarrollar esquizofrenia

Aunque los investigadores no encontraron relación entre la convivencia con perros y el trastorno bipolar, o entre los gatos y cualquier trastorno (más información a continuación), descubrieron una disminución significativa en el riesgo de desarrollar esquizofrenia en las personas expuestas a un perro temprano en la vida.

Sus hallazgos sugieren que las personas que conviven con un perro antes de cumplir los 13 años muestran una probabilidad 24 % menor de ser diagnosticadas con esquizofrenia en el futuro. Este efecto parece ser mayor en los niños que convivieron con un perro desde su nacimiento o antes de los 3 años.

Existen 3.5 millones de personas diagnosticadas con esquizofrenia en los Estados Unidos. Según Yolken, si la medida que se utilizó durante la investigación refleja el riesgo relativo de desarrollar el trastorno, entonces es posible prevenir hasta el 24 % de los casos mediante la convivencia con un perro durante la infancia u otros factores involucrados con la exposición a una mascota en el hogar.

"Existen diversas explicaciones para este posible efecto 'protector' de la convivencia con los perros, quizás es un elemento del microbioma canino que se transmite a los humanos y refuerza el sistema inmunológico o somete una predisposición genética a la esquizofrenia", explica Yolken.

No hace falta decir que este estudio es solo el comienzo. ScienceDaily afirma lo siguiente:

"Los investigadores advierten que se necesita mayor información para buscar los factores detrás de cualquier relación fuertemente respaldada y para definir los riesgos reales de desarrollar trastornos psiquiátricos al exponer a los niños menores de 13 años a las mascotas."

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La exposición temprana a los gatos y la esquizofrenia

Como señalé anteriormente, este estudio no encontró relación entre la convivencia con perros y el trastorno bipolar, o entre gatos y cualquier trastorno, excepto que los investigadores encontraron un ligero aumento en el riesgo de ambos trastornos en personas que convivieron con gatos entre los 9 y 12 años de edad. Según Yolken, este hallazgo sugiere que la edad de exposición puede ser "importante" en cuanto a la modificación del riesgo.

Yolken fue coautor de un artículo del 2003, el cual utilizaba evidencia de varios estudios epidemiológicos realizados en los últimos 50 años que mostraban una relación entre la exposición al parásito Toxoplasma gondii (este parasito es el principal huésped en los gatos, el cual causa toxoplasmosis) y un mayor riesgo de esquizofrenia.

Según Yolken, una gran cantidad de personas en dichos estudios con trastornos psiquiátricos graves, incluyendo esquizofrenia, también mostraban niveles de anticuerpos para el parásito de la toxoplasmosis.

Sin embargo, según la genetista Karen Sugden de la Universidad de Duke, es muy difícil probar que la toxoplasmosis causa enfermedades mentales en humanos. En un estudio del 2016, Sugden observó a 200 neozelandeses a finales de sus 30 años, que se encontraban infectados con T. gondii y concluyó que, "En general, existe muy poca evidencia de que el T. gondii se encuentre relacionado con un mayor riesgo de desarrollar trastorno psiquiátrico, control de impulsos deficiente, aberraciones en la personalidad o deterioro neurocognitivo."

Dicho esto, Sugden no descarta la idea de que el parásito pueda causar esquizofrenia. Ella menciona que, para probar esta teoría, los investigadores deberían saber si los participantes estuvieron expuestos al parásito en la infancia o adolescencia, previo a la edad típica de aparición de esquizofrenia (finales de la adolescencia /principios de los 20).

El estudio de Sugden, así como muchos otros, utilizó muestras pequeñas. La esquizofrenia solo ocurre en aproximadamente el 1 % de la población, por lo que para obtener resultados estadísticos realistas, los investigadores tendrían que seguir a decenas o incluso a cientos de miles de personas durante períodos prolongados, con pruebas para determinar si la exposición al T. gondii o la enfermedad mental apareció primero.

Un reciente estudio danés a gran escala (en el que participó Yolken) analizó a 80 000 donantes de sangre. El número de donantes con esquizofrenia fue bastante pequeño (151), sin embargo, los investigadores encontraron que las personas expuestas al T. gondii mostraban un riesgo 47 % mayor de ser diagnosticado con esquizofrenia.

De los 151 donantes con esquizofrenia, 28 resultaron positivos para el T. gondii antes de ser diagnosticados con esquizofrenia. Los investigadores encontraron que estas personas contaban con 2.5 veces más de probabilidades de desarrollar la enfermedad después de la exposición.

Los resultados del estudio danés son similares a los resultados de otros estudios extensos que también han descubierto aproximadamente un aumento 2.5 veces mayor de probabilidad de que las personas con toxoplasmosis sean diagnosticadas con esquizofrenia. Sin embargo, debido a que la incidencia de esquizofrenia en la población general es muy pequeña, la exposición al T. gondii aumenta las probabilidades ligeramente.

Yolken y otros investigadores sospechan que la toxoplasmosis por sí sola no puede causar enfermedades mentales, pero que el parásito "interactúa con variantes genéticas que generan una mayor susceptibilidad".

¿Las personas con gatos deben preocuparse por la esquizofrenia?

Para aliviar cualquier temor que puedas experimentar, aunque es cierto que los gatos son los huéspedes principales del parásito Toxoplasma gondii, la mayoría de las personas en los Estados Unidos no se encuentran expuestas a las heces infectadas, sino a la carne cruda o poco cocida, frutas y verduras sucias, y agua o tierra contaminadas.

Si conformas el 11 % de los residentes de Estados Unidos (1 de cada 3 personas a nivel mundial) que contraen una infección por T. gondii, según la investigación más reciente, el riesgo de desarrollar esquizofrenia es tan bajo o menor que otros factores de desarrollar un trastorno que probablemente ni siquiera conoces (como vivir en la ciudad).

Si alguien en tu familia sufre de esquizofrenia u otra enfermedad mental, la investigación sugiere que tener unas mascotas puede ser beneficioso.

Si eres dueño de un gato, y estas esperando la llegada de un bebé a casa, se recomienda evitar la posible exposición al parásito. Esto es sencillo si se siguen los siguientes pasos:

  1. Si tienes uno o más gatos durante el embarazo, destina las tareas relacionadas con la caja de arena a otro miembro de la familia.
  2. Utiliza guantes desechables para limpiar la caja de arena, al igual que una máscara facial si te encuentras inmunodeprimido.
  3. Mantén la caja de arena en perfectas condiciones; mientras más tiempo pasen las heces felinas en la caja, mayor será el riesgo para que los huevos parasitarios se vuelvan infecciosos.
  4. Si tienes un perro, asegúrate de que no consuma heces de gatos.
  5. No permitas que tu gato pasee libremente al aire libre; es mejor pasearlo con una correa, o permitirle el acceso a un recinto seguro en el exterior si el clima lo permite.
  6. Congela la carne durante varios días antes de alimentar a tu gato (o cocinarla para tu familia); Pela o lava las frutas y verduras antes de consumirlas.
  7. Como siempre, utiliza agua caliente y jabón para lavar los platos, tablas para cortar, utensilios, barras y tus manos después de interactuar con carne, pollo y mariscos crudos, al igual que frutas o vegetales sin lavar.
  8. Cubre las cajas de arena al aire libre cuando no se utilicen para evitar que se conviertan en areneros para gatos.
  9. Utiliza guantes al trabajar en el jardín o en la jardinería, al igual que al interactuar con tierra, arena o agua contaminada con heces felinas; posteriormente, lava tus manos cuidadosamente.
  10. Evita interactuar o adoptar gatos extraviados o desconocidos durante el embarazo, y considera que los gatos muestran un riesgo extremadamente alto de transmitir ooquistes de T. gondii.

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