Uno de los superpoderes más impresionantes de los perros es su increíble sentido del olfato, y ahora un nuevo estudio sugiere que tienen otra característica sensorial que según Erik Stokstad de la revista Science, "les permitirle usar el campo magnético de la Tierra para orientarse en un área desconocida".
Los científicos ya sospechaban que los perros, como muchos animales, pueden sentir el campo magnético de la Tierra. Un estudio del año 2013 demostró que cuando los perros salen de casa, tienden a seguir un eje magnético de norte a sur si el campo magnético de la Tierra es estable en el momento en que salen.
Los perros se orientan para defecar
El equipo de investigación del estudio de 2013 no observó diferencias en la sensibilidad magnética entre las diferentes razas de perros, que durante el curso del estudio incluyeron a perros tan pequeños como un yorkshire terrier y tan grandes como un san bernardo.
"Descubrimos que los perros están orientados de norte a sur, más cuando defecan que cuando orinan, pero solo cuando el campo magnético es estable", explicó la investigadora, la Dra. Sabine Begall, de la Universidad de Duisburg-Essen.
Para el estudio de dos años, el equipo de investigación evaluó a 70 perros de 37 razas diferentes mientras defecaban (1 893 veces) y orinaban (5 582 veces). Los investigadores observaron que los perros se posicionaban en el eje norte-sur para defecar, siempre que el campo magnético fuera estable. (Cuando el campo cambió, se hizo más difícil observar el patrón).
Tanto los machos como las hembras hacían lo mismo al defecar, según los investigadores. Pero los machos tomaron diferentes posiciones que las hembras al orinar, lo que quizás se debió a que levantan la pata para orinar. Los científicos aún están tratando de determinar si la dirección (derecha o izquierda) en la que levantan la pata afecta la orientación del perro.
Los perros podrían usar una brújula para orientarse
En el nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Ciencias de la Vida de República Checa, se equipó a cuatro perros con cámaras de video y GPS, mientras que un estudiante de posgrado los paseo por el bosque. Los perros rastrearían el olor de un animal a lo largo de una distancia promedio de 400 metros (un cuarto de milla). En su regreso, el GPS registró dos tipos de comportamiento: rastreo y exploración.
Los perros regresaron sobre la ruta original, quizás siguiendo el mismo olor. Sin embargo, los perros exploradores regresaron con sus dueños por medio de una ruta nueva.
Al analizar los datos de los videos de los perros, los investigadores descubrieron que "En medio de la exploración, el perro se detenía y corría unos 20 metros a lo largo de un eje norte-sur antes de regresar”, escribe Stokstad.
Estas cortas carreras de 20 metros parecían orientarse a lo largo del campo magnético, pero los investigadores no estaban seguros, por lo que, durante los siguientes tres años, realizaron varias visitas al bosque con 27 perros de caza. Al final de los tres años, los investigadores analizaron 223 exploraciones, mientras que, en 170 de ellas, los perros se detuvieron antes de regresar y corrieron unos 20 metros a lo largo de un eje norte-sur.
Cuando los perros hacían esto, tendían a regresar con sus humanos por medio de una ruta más directa.
“Durante los paseos por el bosque, el equipo trató de evitar que el perro obtuviera otras pistas de navegación”, señala Stokstad. "Siempre que fuera posible, se trataba de llevar a un perro a una parte desconocida, para que no pudiera fijarse en puntos de referencia conocidos. Un perro tampoco podía regresar a buscar a su dueño, quien se escondió cuando el perro se alejaba. El olor tampoco pareció influir, porque el viento rara vez soplaba desde la dirección del dueño hacia el perro".
El coautor del estudio Hynek Burda, un ecologista de la Universidad de Ciencias de la Vida de Praga, considera que la explicación más plausible es que los perros corren a lo largo de un eje norte-sur para "averiguar en qué dirección están". Esto sugiere que los perros recuerdan la dirección a la que se dirigían y usan la brújula para descubrir la ruta de regreso más directa.
Los investigadores están diseñando un nuevo experimento en el que colocarán imanes en los collares de los perros para interferir con el campo magnético y ver si esto les dificulta orientarse.
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