¿Cómo se siente tu mascota con el collar isabelino?

collar isabelino para mascotas

Historia en Breve

  • Tal como sospechamos desde hace mucho tiempo, las mascotas se sienten tristes cuando tienen que usar el "collar de la vergüenza"
  • La ciencia ahora respalda todas nuestras sospechas, gracias a los resultados de una encuesta que involucró a más de 400 dueños de mascotas de varios países
  • Los resultados de la encuesta demuestran que los collares isabelinos tienen un impacto negativo en diferentes aspectos cotidianos, además disminuyen la calidad de vida de las mascotas
  • Los dueños también se ven afectados, no solo por la incomodidad de sus mascotas, sino también por las lesiones y los daños que causan durante su uso
  • Si tu mascota necesita usar un collar isabelino por alguna razón, es importante buscar otras alternativas diferentes al típico estilo de plástico en forma de lámpara

De acuerdo con los resultados de un estudio publicado a principios de este año, el collar isabelino, también conocido como cuello isabelino o "collar de la vergüenza", hace que las mascotas se sientan tristes.

Sin embargo, como siempre, es bueno tener un poco de información científica para lo que ya se sospechaba, después de haber visto a nuestras mascotas tratar de moverse en su entorno mientras usaban un collar isabelino.

Los collares isabelinos afectan la calidad de vida tanto de las mascotas como de los dueños

Estos collares se colocan con buenas intenciones, como para proteger una zona quirúrgica, para que no la muerdan, chupen o rasguñen. Pero hasta ahora, no hay suficientes investigaciones que demuestren cómo estos artefactos impactan la salud mental y emocional de los animales. De acuerdo con el estudio, realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Sídney, los collares isabelinos afectan la calidad de vida de una mascota y de su dueño.

Los investigadores realizaron una encuesta que involucraba a personas cuyas mascotas lo habían usado en el último año, para determinar cómo afectaba su capacidad para dormir, comer, hacer ejercicio, interactuar con otras mascotas y su calidad de vida en general. La mayoría de los 434 encuestados se encontraban en Australia, Reino Unido, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Irlanda y Suecia.

De acuerdo con los resultados de la encuesta, los collares interferían con su capacidad para tomar agua o jugar, y en algunos casos provocaban lesiones o irritación, además de daños al dueño y a la propiedad. La mayoría de los encuestados reportaron una menor calidad de vida cuando su mascota usaba el collar y muchos se rehusaron a que su mascota lo mantuviera puesto debido a los cambios en el comportamiento o en la salud mental del animal.

"Los collares isabelinos se utilizan para prevenir el autotraumatismo, en especial después de una cirugía, por lo que son de gran importancia", explicó la coautora del estudio, la Dra. Anne Fawcett. “Pero también nos enteramos de que algunos animales sufren accidentes, lesiones o irritación a causa de los collares".

Los collares isabelinos parecen generar más problemas de los que resuelven

De acuerdo con los resultados de la encuesta, el collar isabelino provoca varios problemas para las mascotas, entre ellos:

  • Dificultad para tomar agua (60.2 %)
  • Incapacidad para jugar (67.5 %)
  • Picazón/irritación, choques contra las paredes, caídas en las escaleras y angustia psicológica (25 %)
  • Problemas para defecar, acicalarse, utilizar un arnés o correa, atravesar las puertas, dormir en una jaula y caminar dentro de casa “sin estrellarse contra las puertas, mesas o sillas” (10 %)

En general, el estudio descubrió que estos conos tienen el potencial de generar angustia en las mascotas, lo que a su vez preocupa a sus dueños.

“Algunos animales encontraron maneras ingeniosas de quitarse los collares, como al correr debajo de los muebles a gran velocidad, pero los collares dañados o mal ajustados podrían aumentar el riesgo de lesiones”, explicó Fawcett.

Los comentarios de los dueños en la encuesta también fueron reveladores, como los siguientes:

  • Un Bulldog terminó con el cuello húmedo e inflamado por babear en su cono y parecía muy deprimido cuando lo traía puesto
  • En Europa un perro no podía caminar en la densa nieve sin que su collar se llenara de ella
  • Una persona tuvo moretones en las piernas debido a que su mascota lo golpeaba con el collar
  • Otro dueño explicó que, a lo largo de los años, los conos habían causado muchos daños a sus puertas y paredes
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Recomendaciones con base en los resultados

Con base en los aspectos negativos relacionados con los collares isabelinos, los investigadores recomiendan investigar otros métodos que funcionen para el mismo propósito, como: collares inflables, descansaderos de cuello, visores, calcetines y envolturas corporales o ropa. Por fortuna, existen diferentes tipos de collares que logran el mismo objetivo.

"También recomendamos que los miembros de los equipos veterinarios asesoren a las personas sobre los posibles efectos negativos del collar, incluyendo posibles molestias o lesiones", explicó la coautora del estudio Yustina Shenoda.

"Como mínimo, se recomienda informar a los dueños sobre cómo ayudar a sus animales a tomar agua y comer, y alentarlos a vigilar a sus mascotas cuando los lleven puestos. Este consejo se puede ofrecer de manera verbal o a través de un folleto que los clientes se pueden llevar a casa".

Gatos, paseos y el collar isabelino

Las personas que tienen gatos saben que muy pocos de ellos disfrutan de los paseos en automóvil. Los gatos no solo desprecian los viajes en auto, sino que muchos también sufren de mareos. Te sorprenderá la cantidad de gatos que logran vomitar cada vez que viajan en el auto, aunque se trate de solo un paseo para rodear la cuadra.

Hace unos años leí una sugerencia del Dr. Tom Morganti, sobre una posible solución al problema. Morganti tenía un paciente que vomitaba cada vez que se subía a un vehículo. ¡Los dueños del gato se habían resignado a lavar el coche después de llevar a su mascota de paseo!

Un día, el gato, en ese momento un gato mayor, se sometió a una cirugía que requirió el uso de un cono isabelino, para que no pudiera interactuar con la zona en recuperación. Por primera vez en su vida, el gato se subió a un auto sin vomitar. Cuando sus dueños lo trajeron para que le quitaran las suturas, el gatito aún llevaba el cono y también regreso sin vomitar.

Desde entonces, Morganti ha sugerido los collares isabelinos para tratar el mareo en más de una docena de gatos y en un par de perros, y en cada caso ha funcionado.

Si tienes una mascota que se marea en el auto y deseas probar este truco (considerando que el collar será menos incómodo que las náuseas y los vómitos), puedes comprar un collar en línea o en una tienda local para mascotas. Para lograr esto, es importante que compres uno que reduzca la visión periférica.