¿Por qué algunos perros comen popó?

Historia en Breve

  • Investigadores de la Universidad de California en Davis publicaron hace poco un estudio sobre la coprofagia (el acto de comer heces) en perros
  • Algunos de sus hallazgos son los siguientes: los perros coprófagos tienden a ser glotones, viven en hogares con varios perros y prefieren la popó fresca de menos de 2 días
  • Los investigadores también descubrieron que ni los productos comerciales hechos para disuadir al perro ni el entrenamiento para modificar el comportamiento son efectivos para frenar el hábito de comer popó
  • En mi experiencia, hay muchos motivos alimenticios y de comportamiento por los cuales muchos perros comen su popó
  • La forma más efectiva de prevenir la coprofagia es ofrecerle una alimentación de grado humano y nutricionalmente balanceada con la suplementación adecuada, y recoger la popó de tu perro de inmediato para eliminar la tentación

Es momento de retomar el tema favorito de todos los dueños de perros: ¡comer popó! Este hábito tan repugnante tiene un nombre científico: coprofagia, y es bastante común entre los perros. Los gatos también lo hacen de vez en cuando pero no tan a menudo como sus colegas caninos.

De hecho, este comportamiento es tan frecuente en los perros que un equipo de investigadores del Centro para la Salud de los Animales de Compañía de la Universidad de California en Davis, decidió averiguar si podrían determinar los factores involucrados en el consumo de las heces.

También evaluaron a varios productos que aseguran tratar el problema, junto con algunas técnicas de modificación de la conducta.1

El título de su estudio, “The paradox of canine conspecific coprophagy,” (“La paradoja de la coprofagia canina congénere”) da a entender que los investigadores analizaron en concreto los hábitos de comer heces en los que los perros comen popó de perro (ya sea la suya o la de otro perro).

La palabra “paradoja” sugiere, con debida razón, que ya que se sabe que los perros rechazan su excremento (con ello, nuestra capacidad para adiestrarlos y la efectividad del uso de la jaula cuando se les adiestra), el hecho de que algunos perros se coman el producto parece contradictorio.

El estudio sobre la coprofagia de la UC Davis usó dos grandes encuestas en línea

Para su estudio, los investigadores utilizaron dos encuestas en línea. Una recibió 1 552 respuestas y encontró que el 16 % de la población de perros en general podría clasificarse como comedores de heces debido a que se les encontró probando las heces al menos en 6 ocasiones.

De este grupo, el 76 % había sido sorprendido en el acto más de 10 veces. Había muy pocas similitudes entre los perros—entre las cuales no estaban ni su alimentación, edad al dejar la leche materna ni su edad actual. Sus dueños informaron que todos fueron fáciles de adiestrar, lo cual sugiere que poseen una aversión a las heces como los demás canes.

La otra encuesta estaba dirigida a los propietarios de perros que ya comían heces y obtuvo 1 475 respuestas. Los investigadores descubrieron que el 62 % de estos perros satisfacían a diario su hábito de comer heces y el 38 % lo hacían de forma semanal.

Algunos hallazgos adicionales del estudio con respecto a los perros coprofágicos fueron los siguientes:

Había más probabilidades de que fueran glotones en comparación con los perros no coprofágicos

En general, vivían en hogares con varios perros, lo cual podría sugerir que hay un componente social o de “seguir al líder” con este comportamiento

El 75 % eran mayores de 4 años

Además, tendían a comer tierra y caca de gato

Muchos de ellos pertenecían a los grupos de razas terrier o hound. La raza con mayor probabilidad de tener este hábito fue el pastor de Shetland y la menos probable fue el poodle

El 85% de los perros preferían comer heces frescas (de no más de 2 días)

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¿Qué hay de las soluciones comerciales y el entrenamiento?: No valen la pena

Los investigadores de la UC Davis también utilizaron las encuestas en línea para evaluar la efectividad de 11 productos disponibles en el mercado que aseguran ayudar a frenar este hábito. Entre ellos estaban: 21st Century Deterrence®, Coproban®, Deter®, Dis ‐ Taste®, For ‐ Bid®, Nasty Habit®, NaturVet Deterrent®, Potty Mouth®, S.E.P®, Stop Stool Eating® y Stop Tablets®.

De acuerdo con los encuestados, solo uno de los productos obtuvo un escaso 2 % de efectividad. Otros tres tuvieron una tasa de éxito del 1 %, y los demás fueron un absoluto fracaso. El entrenamiento para frenar el consumo de heces también fue ineficaz según las respuestas de la encuesta. El uso de la orden “deja eso” obtuvo el resultado más alto con solo el 4 %.

En términos generales, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que la coprofagia es un comportamiento normal del perro que se clasifica desde “difícil” hasta “imposible” de eliminar. La mejor manera de evitar que un devorador de popó haga de las suyas es asegurarse que no quede nada de su popó para que no la pruebe.

Además cuando salga por su paseo, tu perro debe ser supervisado con mucho cuidado en caso de que otro perro o animal haya dejado un “depósito” cerca.

¿Los perros se comen la popó para corregir carencias digestivas?

En mi experiencia, muchos perros comienzan a comer popó porque sus cuerpos los están presionando para que corrijan una insuficiencia o desequilibrio en el proceso digestivo. Tal vez el páncreas no esté produciendo suficiente insulina u otras enzimas o quizás el balance entre las bacterias intestinales buenas y malas esté fuera de control.

Los perros comen popó no porque piensen que es deliciosa, sino porque sus cuerpos los están impulsando a ingerir algo que está presente en las heces, algo que tal vez esté faltando en su alimentación.

Lo que he observado es que la coprofagia es más frecuente en perros que son alimentados con croquetas, la cual es una alimentación biológicamente inapropiada que puede crear una deficiencia crónica en las enzimas digestivas.

Ya que las heces de otros animales son una buena fuente de enzimas digestivas, los perros con una deficiencia a veces ingieren heces ricas en enzimas.

De hecho, la popó de conejo es una fuente muy rica no solo de enzimas, sino también de vitamina B, razón por la cual muchos perros, si se les da la oportunidad, se dedican con mucho ánimo a consumir los excrementos de conejo.

Creo que la razón por la cual la mayoría de los perros que comen popó se limitan a las heces frescas es porque, además de las enzimas digestivas, también contienen altos niveles de microbios que son necesarios para regenerar a las bacterias beneficiosas del intestino.

Causas de la coprofagia relacionadas con el comportamiento

Es posible que algunos perros, sobre todo aquellos que vienen de perreras, coman popó porque se sienten ansiosos o estresados. Las investigaciones también sugieren que los perros que son castigados por la eliminación inapropiada de heces pueden convencerse de que hacer popó es malo, por lo que se la comen para ocultar la evidencia.

La coprofagia también es un problema en perros de criaderos. Los cachorros que pasan hambre, dejan de tomar pecho muy pronto, tienen que pelear con otros por su comida o se les obliga a sentarse durante semanas en una caja pequeña sin estimulación física o mental, tienen un alto riesgo de convertirse en comedores habituales de heces.

La coprofagia también puede ser un comportamiento aprendido. De hecho, los perros más viejos pueden imitar el comportamiento de comer popó de los perros más jóvenes en el hogar.

Algunos perros parecen expertos en heces ya que son bastante selectivos en cuanto a la popó que se comen. Algunos prefieren solo las heces heladas, otros comen solo las heces de un animal en particular y ¡algunos perros solo practican su hábito en ciertas épocas del año!

5 consejos para ayudar a frenar el desagradable hábito de tu perro

  1. Ofrécele una alimentación nutricionalmente balanceada que contenga proteínas de grado humano (de preferencia sin procesar) y suplementos con probióticos y enzimas digestivas para ayudar a reducir la necesidad de tu perro de encontrar fuentes menos apetitosas de enzimas en el patio o en la caja de arena. Otra opción que me ha dado buenos resultados ha sido el uso del producto Homeostatic Soil Organisms como fuente de probióticos.
  2. Recoge las heces de tu perro de inmediato, de preferencia en cuanto evacúe.
  3. Si su perro prefiere comer de la caja del gato, coloca la caja en un lugar de tu casa en donde no pueda alcanzarla, o toma en cuenta comprar o hacer una caja de arena a prueba de perros. También te recomiendo mejorar la alimentación de tu gato y agregar enzimas digestivas y probióticos a sus comidas para hacer que la popó de tu gato sea menos atractiva para tu perro.
  4. Asegúrate de que tu perro tenga juguetes que estimulen su cerebro y alivien el aburrimiento. También haz que se mantenga bien ejercitado. Los perros aburridos y sedentarios tienden a desarrollar conductas y hábitos mucho más extraños que los perros que hacen mucho ejercicio y tienen una buena estimulación mental.
  5. Si deseas experimentar con algunos productos comerciales para la disuasión de la coprofagia, asegúrate de buscar un producto que no sea tóxico y que no contenga glutamato monosódico.

Si a pesar de tus mejores esfuerzos, el hábito de comer popó de tu perro no está mejorando o está empeorando, te recomiendo hacer una cita con tu veterinario para descartar cualquier causa médica subyacente de esta conducta. Algo interesante es que la terapia con microbios puede ser muy exitosa para los dueños que han intentado todo para frenar este asqueroso hábito.

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