¿Sabías que los perros tienen tres párpados? Podemos encontrar el párpado superior, el párpado inferior y un tercer párpado conocido como membrana nictitante. El tercer párpado es el mismo en perros de diferentes razas y tamaños, aunque la pigmentación puede variar de una raza a otra. Además, algunos son claros, mientras que otros están opacos.
Otros animales con membranas nictitantes incluyen pájaros, gatos, reptiles, peces y camellos. El tercer párpado ayuda a mantener los ojos húmedos ante el viento, la arena o la suciedad, sin necesidad de parpadear. Como es de esperarse, esto resulta muy útil para buscar presas que pueden desaparecer rápidamente.
Todo lo que quisiste saber sobre el tercer párpado de tu perro
La membrana nictitante de los perros es un tejido delgado y opaco que se encuentra en la esquina interna de cada ojo, justo debajo del párpado inferior. El tercer párpado, según la oftalmóloga veterinaria, la Dra. Deborah Friedman, ofrece las siguientes funciones:
- Actúa como un limpiaparabrisas para la córnea (la superficie transparente de la parte frontal), al eliminar los desechos y la mucosidad
- La glándula lagrimal dentro del tercer párpado produce aproximadamente un tercio de las lágrimas de un perro
- Contiene tejido linfoide que produce anticuerpos para combatir infecciones
- Protege la córnea de lesiones
Los ojos humanos funcionan de manera similar, pero con dos párpados.
Cuando el ojo se cierra, puede parecer que está rodando hacia atrás de la cabeza. Y cuando duermen, el párpado superior e inferior se abren, lo que revela el tercer párpado o "globo ocular blanco" como lo describen algunas personas sorprendidas.
En la mayoría de los casos, el tercer párpado permanece retraído. Si se hace visible, puede indicar un problema que requiere de atención. Entonces, si de repente observas el tercer párpado de tu perro, podría significar que su globo ocular se ha hundido por un fuerte dolor ocular.
También podría significar que existe una lesión en el ojo o que la estructura que sostiene el tercer párpado está lesionada o debilitada. Otras causas de la visibilidad del tercer párpado incluyen conjuntivitis alérgica y enfermedad autoinmune.
En algunos perros, una parte del tercer párpado siempre es visible, una condición conocida como síndrome de Haw. Cuando un perro nace con el tercer párpado visible, se considera como una condición normal y no indica la existencia de alguna enfermedad (aunque es indeseable en perros de exposición).
Causas del ojo de cereza
El "ojo de cereza" es el término descriptivo utilizado para el prolapso de la glándula lagrimal dentro del tercer párpado, una glándula que se mantiene en su lugar gracias a unas pequeñas fibras de tejido. El prolapso puede ocurrir en un ojo o en ambos, y una vez que un ojo se ve afectado, existen muchas posibilidades de que el otro ojo también lo desarrolle.
Cuando ocurre un prolapso, el tejido desarrollará enrojecimiento, engrosamiento e irritación en el rabillo del ojo del perro. Una vez que esta glándula se dilata, puede inflamarse periódicamente e incluso desarrollar una infección.
Puede parecer que tu perro se siente bien y que la afección no suele ser tan dolorosa. Sin embargo, debido a que la glándula ya no se encuentra en su posición normal, puede evitar la lubricación adecuada, lo que puede provocar resequedad ocular.
Cualquier perro de cualquier edad puede desarrollar el ojo de cereza, pero ciertas razas son más propensas a esta afección. Estas incluyen muchas de las razas braquicefálicas (de cara plana), así como el Beagle, el Bloodhound y el Bull Terrier. Otras razas incluyen el Cocker Spaniel, el San Bernardo y el Shar-Pei.
La causa del prolapso de la glándula del tercer párpado aún se desconoce, pero se cree que está relacionada con la debilidad del tejido conectivo en los ligamentos que mantienen la glándula en su lugar.
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Tratamientos del ojo de cereza
Existen dos maneras de tratar la glándula lagrimal prolapsada, ya sea de manera médica o quirúrgica. El tratamiento médico requiere de una acción rápida y agresiva. El tratamiento debe comenzar tan pronto como ocurra el prolapso y dentro de las primeras dos semanas.
En los casos en los que una glándula ha sido prolapsada durante varios meses, generalmente no existe esperanza para una intervención no quirúrgica.
Mi enfoque con un perro que acaba de desarrollar el ojo de cereza es crear inmediatamente un protocolo agresivo que incluya gotas para los ojos a base de hierbas, así como homeopáticos específicos y nutracéuticos (incluyendo colágeno orgánico y MSM) para controlar la inflamación y tratar de restablecer la integridad de los ligamentos diseñados para mantener la glándula en su lugar.
Sin embargo, si el tratamiento médico falla o no es una opción viable dentro de unas pocas semanas, es necesario realizar un procedimiento quirúrgico para asentar la glándula en su posición normal debajo del párpado inferior. Una técnica, conocida como imbricación de bolsillo, consiste en crear un nuevo bolsillo en el tejido del tercer párpado para alojar la glándula. Dado que existirá una inflamación tras el procedimiento que tomará tiempo para resolverse completamente, los resultados quirúrgicos no serán completamente evidentes hasta semanas después.
Otra técnica, conocida como tachuela orbital, consiste en suturar la glándula a los tejidos que rodean el hueso orbital.
Es importante considerar que estas cirugías pueden fallar, y es necesario realizar un segundo o tercer procedimiento. El progreso tras la cirugía también depende de la naturaleza crónica de la afección o de la inflamación del tejido ocular. En ocasiones, se necesitan gotas lubricantes para los ojos para complementar estacional o periódicamente la película lagrimal, durante el resto de la vida del animal.
La cirugía para extirpar la glándula lagrimal fue común en algún momento, pero por fortuna ya no se considera una forma de tratamiento aceptable porque elimina casi la mitad de la lubricación del ojo. Cortar la glándula es sencillo, pero no es una solución viable a largo plazo, ya que es difícil no comprometer la integridad del ojo. La extirpación de la glándula desarrolla queratoconjuntivitis seca (QCS) o resequedad ocular.
Para evitar problemas mayores en el futuro, incluyendo la ceguera eventual, los perros con QCS dependen de sus dueños para lubricar sus ojos manualmente por el resto de sus vidas. Si el veterinario sugiere extirpar la glándula como "tratamiento", se recomienda obtener una segunda opinión con un cirujano calificado y con técnicas más novedosas.
Si tu perro desarrolla ojo de cereza, es importante consultar a un veterinario de inmediato para comenzar el tratamiento médico, con la esperanza de prevenir la cirugía y restaurar la salud ocular de la mascota.