Los rodenticidas son una de las causas más comunes de intoxicación en mascotas; de hecho, un centro de control de envenenamiento de animales en Italia reportó que este tipo de intoxicaciones representan el 27.6 % de las llamadas que reciben.
Cada año, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA, por sus siglas en inglés) reporta más de 100 muertes de mascotas a causa de rodenticidas y se cree que hay muchos más casos sin reportar. En 2019, la Sociedad Americana para la Prevensión de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA, por sus siglas en inglés) colocó a los rodenticidas en el número 7 en su lista de las 10 principales toxinas para mascotas.
Los casos de exposición a rodenticidas aumentaron ese año, al representar el 6.8 % del número de casos del Centro de Control de Envenenamiento de Animales de la ASPCA (APCC, por sus siglas en inglés).
Parte de lo que hace que los rodenticidas sean tan peligrosos es que, además de ser tan comunes, por su tamaño, los perros y gatos pueden masticarlos con facilidad. Los rodenticidas en bolitas (pellets), bloques o productos a base de granos pueden esparcirse alrededor de casas residenciales, garajes, graneros, granjas, parques y áreas de vida silvestre.
Y aunque muchos de los productos son muy parecidos, pueden contener ingredientes activos muy diferentes, por lo que el tipo de tratamiento variará dependiendo de los ingredientes. Si tu mascota ingiere algún tipo de rodenticida, conserva el empaque o trata de darle al veterinario una descripción precisa sobre el producto para que pueda identificarlo.
Cuatro de los rodenticidas más comunes que debes conocer
Los siguientes son los cuatro rodenticidas más comunes que todo dueño de mascotas debe conocer. Lo mejor es evitar tener estos productos en tu casa o jardín, ya que tu mascota se las puede ingeniar para encontrarlos, incluso cuando piensas que los guardaste fuera de su alcance. Las mascotas también pueden intoxicarse si se comen a un roedor que ingirió recientemente un rodenticida.
1. Anticoagulantes. Estos pueden ser de acción corta (warfarina) o de acción prolongada (brodifacoum y bromadiolona) y funcionan al inhibir la epóxido reductasa de vitamina K1, que disminuye los factores de coagulación, por lo que provoca que el desangramiento del animal que los ingiere.
Los signos de hemorragia interna incluyen: letargo, tos, dificultad para respirar y encías pálidas. También pueden producirse vómitos, diarrea, hemorragia nasal, hematomas, orina con sangre y sangrado de las encías, aunque con menor frecuencia.
Aunque los rodenticidas anticoagulantes están prohibidos para uso residencial desde 2011, si tu mascota se expone a este tipo de producto, el tratamiento requiere vitamina K1 oral durante un período de 5 a 30 días. Aunque es poco común que los gatos sufran de intoxicación por anticoagulantes, los perros son muy sensibles a estos productos y pueden intoxicarse incluso al ingerir una cantidad muy pequeña.
2. Colecalciferol (vitamina D3). De acuerdo con la Línea de ayuda de envenenamiento de mascotas (Pet Poison Helpline), "Este es uno de los rodenticidas más peligrosos tanto para perros como para gatos y se está volviendo cada vez más popular debido a las restricciones de la [Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos] EPA sobre el uso de rodenticidas anticoagulantes de segunda generación".
Los síntomas de intoxicación incluyen falta de apetito, debilidad, letargo, mal aliento e insuficiencia renal aguda que se desarrolla dos o tres días después de ingerirlos. Aunque no existe un antídoto específico, algunos animales responden a un tratamiento agresivo que incluye líquidos intravenosos y medicamentos para ayudar a disminuir la concentración de calcio en el cuerpo.
3. Brometalina. Este rodenticida es neurotóxico y causa edema cerebral o acumulación de líquido alrededor del cerebro. Puede causar temblores, falta de coordinación, convulsiones, parálisis y muerte, con síntomas que se desarrollan entre dos horas y cuatro días después de ingerirlo. Para ayudar a reducir la inflamación del cerebro se necesitan carbón activado, líquidos intravenosos y medicamentos. Los gatos son muy sensibles a los rodenticidas de brometalina.
4. Fosfuros de zinc y aluminio. Estos venenos producen gases tóxicos y aunque suelen utilizarse en cebos para topos y ardillas, también se pueden encontrar en cebos para ratas y ratones. Cuando se ingiere, libera gas fosfina, que puede causar inflamación estomacal, vómitos, dolor abdominal, shock, convulsiones y daño hepático.
Administrar antiácidos inmediatamente después de ingerirlos puede ayudar a reducir la cantidad de gas que produce, pero se necesitará atención veterinaria inmediata para descontaminar el estómago. El personal veterinario también corre el riesgo de inhalar los vapores que pueden liberarse durante este proceso o incluso del vómito de la mascota.
La Línea de ayuda de envenenamiento de mascotas (Pet Poison Helpline) señaló: “La dosis tóxica es muy pequeña y casi todos los pacientes que ingieren este veneno deben ser examinados por un veterinario. Si la mascota vomita en el automóvil mientras se dirige a la clínica veterinaria, se deben abrir las ventanas para evitar inhalar el gas fosfina".
Si crees que tu mascota ha ingerido algún tipo de rodenticida, busca rápidamente atención veterinaria de emergencia, al hacerlo debes proporcionarles la mayor cantidad de información posible sobre el producto que ingirió.
Publicidad
![Clic aquí para aprende más]()
![Clic aquí para aprende más]()
Soluciones para controlar plagas sin productos tóxicos
Si tienes mascotas, colocar rodenticidas dentro o alrededor de tu casa es un riesgo que no vale la pena correr.
Las opciones sin sustancias químicas como las trampas de pegamento y las trampas de resorte no son una buena alternativa, ya que hacen que los animales sufran mucho. Mejor te recomiendo una trampa para animales vivos que se llama Havahart®, que es una jaula que atrapa ratones, ratas u otros roedores para que puedas sacarlos de tu hogar sin tener que recurrir a toxinas o contaminar tu entorno.
Si colocas este tipo de trampas, asegúrate de revisarlas al menos una vez al día. Una vez que lo atrapas, debes liberarlo de manera segura, idealmente en alguna otra ubicación interior, ya que, según la Sociedad Protectora de Animales de los Estados Unidos (HSUS, por sus siglas en inglés), "los ratones domésticos y los roedores que han vivido en edificios durante toda su vida tendrán una pequeña posibilidad de sobrevivir al aire libre. Si es posible, traslada a los ratones a un lugar como un cobertizo o un garaje".
Y sé que esto puede sonar extraño, pero debes considerar que los ratones también merecen compasión, y aunque ciertamente no quieres que vivan en tu cocina, recuerda que han vivido junto a los humanos durante miles de años, sin causar muchos problemas.
Para proteger a tu mascota de los rodenticidas que puedan encontrar fuera de casa, siempre que visites lugares desconocidos utiliza correa y no dejes que coma roedores salvajes que pueden estar contaminados con rodenticidas tóxicos.