Muchos animales son sensibles a pequeñas variaciones de los campos magnéticos. Esto incluye caracoles, ranas, tortugas, langostas, anguilas y muchos más, incluyendo las aves migratorias, que utilizan el campo magnético para orientarse.
Las bacterias también pueden ser sensibles a los campos magnéticos. Documentadas por primera vez en 1975, las bacterias magnetotácticas (MTB, por sus siglas en inglés) producen nanopartículas que forman cadenas y actúan como una brújula, lo que permite que las bacterias se orienten hacia el campo magnético de la Tierra.
De acuerdo con investigadores de la Universidad de Florida Central (UCF, por sus siglas en inglés), Israel y el Reino Unido, estas bacterias podrían ser la razón por la que ciertos animales tienen un "sexto sentido".
La relación simbiótica con las bacterias magnetotácticas
Aunque se sabe desde hace unos 50 años que los animales pueden detectar los campos magnéticos, la parte corporal que detecta el magnetismo continúa siendo un misterio. Es un "sentido sin recepción", señalaron los investigadores en el periódico Philosophical Transactions of the Royal Society B. Propusieron que una relación simbiótica con las MTB podría estar relacionada con el sentido magnético sobrenatural de los animales.
El autor del estudio, Robert Fitak, profesor asistente del Departamento de Biología de la UCF, utilizó una gran base de datos genética para buscar las MTB en muestras de animales. "Se había ignorado la presencia de estas MTB, o se había perdido entre todos los datos", explicó en un comunicado de prensa.
Tras la inspección, la bacteria apareció en varias especies, desde pingüinos y murciélagos hasta tortugas caguama y ballenas francas del Atlántico. Es más, ciertas especies parecían tener MTB similares a otras.
Las tortugas caguama tenían MTB similares a los pingüinos, mientras que los murciélagos pardos y las ballenas francas del Atlántico tenían perfiles similares de MTB, con una mayor cantidad de Magnetospirillum y Magnetococcus.
Los reptiles y las aves tenían una composición de MTB que era "muy diferente" de la que se encuentra en los murciélagos pardos y las ballenas francas del Atlántico. Los hallazgos sugieren que las MTB se encuentran en los microbiomas de muchos animales, mientras que parece que algunas especies pueden tener especies similares de MTB.
¿Dónde se encuentran estas bacterias magnetotácticas en los animales?
Todavía existe mucho que aprender sobre las MTB y su sensibilidad magnética continúa siendo un misterio. Como tal, no se sabe dónde están ubicadas las bacterias, pero es posible que se encuentren en el tejido nervioso como en los ojos o el cerebro.
En el caso de las aves, el campo magnético activa el criptocromo 1a en su retina. El criptocromo 1a es una molécula sensible a la luz; la molécula equivalente en los mamíferos es el criptocromo 1. Los perros, junto con otros carnívoros similares a los perros (como los lobos, osos, zorros y tejones) tienen el criptocromo 1 en sus retinas, y los investigadores sospechan que podrían utilizarlo para percibir los campos magnéticos.
De acuerdo con el estudio presentado, la magnetorrecepción en las aves se ha relacionado con el sistema visual y el nervio trigémino, que abarca desde el pico hasta el cerebro. Por lo tanto, los investigadores sugirieron que “las MTB residen dentro de las glándulas lagrimales, que están relacionadas de manera neurológica con el nervio trigémino y se secretan en los ojos. Entonces, el anfitrión percibe el movimiento de las MTB".
Si las MTB son responsables de la detección magnética en los animales, los beneficios son claros, ya que les ayuda con la orientación, al mejorar la búsqueda de alimento, pareja y hábitat, así como otros beneficios que aún se desconocen. ¿Cúal es el beneficio simbiótico para las bacterias? Al ayudar a los animales con la orientación, apoya la supervivencia de sus anfitriones.
El apoyo adicional de la conexión de magnetorrecepción proviene de la investigación de 2020 publicada en el sitio web bioRxiv, que encontró que los antibióticos — que eliminan las bacterias — interferían con la orientación en una paseriforme migratoria.
Fitak y sus colegas tienen más investigaciones planeadas para descubrir más pistas sobre las MTB en animales. "Estoy trabajando con los coautores e investigadores locales de la UCF para desarrollar una prueba genética para estas bacterias, y planeamos analizar varios animales y tejidos específicos, como tortugas marinas, peces, langostas y aves", dijo.
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Los perros pueden depender de los campos magnéticos
Cada vez está más claro que la sensibilidad magnética está muy extendida en el reino animal, e incluso los perros pueden depender del magnetismo. Investigadores llegaron a esta conclusión después de medir la dirección del eje del cuerpo en 70 perros, mientras orinaban o defecaban.
Durante un período de dos años, fue evidente que los perros preferían defecar con su cuerpo alineado al eje Norte-Sur.
Cuando estaban inestables, "se alteró el comportamiento direccional", lo que demostró la sensibilidad magnética de los perros. Los perros pueden tener la capacidad de "observar" los campos magnéticos, tal como las aves utilizan su sentido magnético durante la migración, y pueden usar una brújula magnética para orientarse y tomar atajos cuando navegan por un terreno desconocido.
A medida que crece la investigación sobre la sensibilidad magnética, es posible que algún día los humanos desbloqueen esta capacidad o administren medicamentos mediante el magnetismo. También ayuda a revelar cómo las estructuras hechas por el hombre, como las líneas eléctricas o los medicamentos como los antibióticos, pueden interferir con las especies sensibles a los campos magnéticos.
El autor del estudio, Yoni Vortman, dijo para The Brussels Times: "Ahora estamos experimentando con varias especies de aves, al evaluar si los antibióticos afectarán el sentido magnético".