Si tu amigo felino parece tener una gran obsesión por la comida, la busca de forma constante y se come todo lo que le dan, es posible que padezca una afección llamada polifagia, lo que quiere decir: "comer en exceso". Los gatos que sienten un hambre voraz suelen manifestar una o más conductas relacionadas con buscar alimentos, entre las cuales se encuentran:
En términos de alimentación, los gatos suelen ser quisquillosos en lugar de ansiosos, así que la mayoría de los dueños se preocupan por identificar si su mascota presenta falta de apetito, pero no el caso contrario. Por esta razón, cualquier gato que empiece a sentir un hambre voraz de forma repentina debe acudir a un veterinario para una revisión. De hecho, es imperativo indagar cualquier cambio de comportamiento ya que esto suele ser el primer signo que se percibe cuando los gatos se enferman.
Un gatito que siente hambre excesiva podría tener una enfermedad subyacente que ocasiona que su apetito sea mayor. Darle una mayor cantidad de alimento, o ignorarlo cuando pide más, no resolverá el problema. Cuanto antes descubras o descartes las causas, podrás brindarle la ayuda que necesita.
1. Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII o IBD, por sus siglas en inglés). La EII o IBD es una afección en la que los intestinos se inflaman, lo que significa que abunda una gran cantidad de células inflamatorias en el revestimiento del tracto gastrointestinal (GI). Esta inflamación genera cambios estructurales en el revestimiento de la mucosa, lo cual perjudica la digestión y la capacidad del cuerpo para descomponer y absorber los nutrientes de los alimentos.
Entre los síntomas comunes de la enfermedad inflamatoria intestinal se encuentran: vómito, diarrea y pérdida de peso. Algunos de los gatos que padecen este trastorno comienzan a sentir un mayor apetito debido a que su cuerpo no es capaz de absorber los nutrientes adecuados de los alimentos y esto impide que tengan una sensación de saciedad.
2. Hipertiroidismo. En los gatos de edad avanzada, la actividad elevada de la tiroides es una de las razones más comunes del hambre excesiva.
Las hormonas tiroideas regulan muchos procesos metabólicos del cuerpo. Cuando un gato sufre de hipertiroidismo, los niveles de estas hormonas aumentan de manera progresiva, lo cual provoca que el índice metabólico también sea mayor. Cuando el metabolismo se altera de esta forma, el cuerpo del gatito sufre varios cambios, por ejemplo, podría experimentar un mayor apetito y perder peso y masa muscular de forma simultánea.
Cerca del 50 % de los gatos con hipertiroidismo comienzan a sentir más hambre y el cambio puede ser bastante drástico. Algunos podrían consumir sin problema el doble de comida que antes y, aún así, pedir o buscar aún más con mucha frecuencia. Dado que su cuerpo está intentando compensar el aumento del índice metabólico, siente la necesidad consumir una mayor cantidad de calorías.
Algunos gatitos con hipertiroidismo leve no presentan cambios en el apetito, mientras que este disminuye en varios de los que padecen “hipertiroidismo apático”, una forma inusual del trastorno.
3. Diabetes Mellitus. La diabetes es otra enfermedad común entre los gatos de mediana edad y de edad avanzada, en especial si comen croquetas. La mayoría de los alimentos secos contienen una gran cantidad de carbohidratos y un nivel deficiente de proteínas de alta calidad, así que se puede inferir que los gatos corren el riesgo de desarrollar diabetes a medida que envejecen debido a que han comido croquetas durante toda su vida.
El páncreas produce insulina con base en el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre. La insulina permite que la glucosa acceda a las células del cuerpo. Esta se libera cuando los niveles de glucosa son altos (lo que suele ocurrir después de comer).
La diabetes mellitus se desarrolla cuando el páncreas no libera la cantidad suficiente de insulina, o cuando este proceso se altera y las células del cuerpo no reaccionan bien con dicha hormona. Ya que el azúcar del torrente sanguíneo no tiene acceso a las células, el gato no logra obtener la energía que necesita para mantenerse activo y gozar de buena salud. Como no obtiene ni la energía ni la nutrición que requiere de su comida, va a sentir hambre todo el tiempo.
Además, su cuerpo empezará a descomponer las reservas de grasa y proteína para utilizarlas como energía. Esto ocasionará que pierda peso sin importar cuánto coma.
4. Acromegalia. La acromegalia felina, que también se conoce como hipersomatotropismo, es una enfermedad endocrina menos común y se desarrolla cuando la hormona del crecimiento se produce de manera crónica debido a la presencia de un tumor de crecimiento lento en la glándula pituitaria.
La hormona del crecimiento estimula la producción de factores de crecimiento, que se asemejan a la insulina, en diversos sistemas de órganos. Los gatitos con acromegalia suelen tener un cuerpo prominente, cara amplia, patas más largas de lo normal, mandíbulas inferiores que sobresalen, un espacio más grande entre los dientes y muy poco pelaje.
Este padecimiento es más frecuente en gatos machos, mayores de 8 años, que se sometieron a la castración y, en particular, en aquellos que padecen un tipo de diabetes que no se ha gestionado de forma apropiada. Por lo general, los síntomas de la diabetes son los primeros signos de acromegalia e incluyen un mayor apetito, así como sed y micción excesivas.
5. Insuficiencia pancreática exocrina (EPI, por sus siglas en inglés). La insuficiencia pancreática exocrina es una enfermedad en la que el páncreas produce una menor cantidad de enzimas digestivas. En los animales que tienen este trastorno, las proteínas, los almidones y las grasas no se descomponen lo suficiente como para ser absorbidos a través de la pared intestinal.
Esto significa que los nutrientes no pueden ingresar al torrente sanguíneo para suministrar nutrientes a los tejidos. Gran parte de los alimentos que se consumen permanecen sin digerir en el tracto gastrointestinal y salen del cuerpo en las heces. Esto produce una sensación de hambre constante que aqueja al 50 % de los gatos que padecen este trastorno.
Si no se trata, los gatos con EPI pueden morir de hambre sin importar cuánto coman.
Mi recomendación es que lleves a tu gatito con el veterinario integral o funcional lo antes posible en caso de que desarrolle una obsesión por la comida de forma repentina, no importa si es quisquilloso o si su apetito es normal.
Asimismo, los gatos que no logran sentirse satisfechos presentan otros síntomas, tales como diarrea, vómito persistente, sed y micción excesivas, pérdida de peso, hacer sus necesidades fuera de la caja de arena, vocalizar mucho más y experimentar hiperactividad.