Incluso si sigues mi recomendación para agendar exámenes de bienestar dos veces al año para tu familiar felino, sigue siendo muy importante ser un dueño responsable antes y después de cada visita. Conoces a tu gato mejor que nadie y eres su primera línea de defensa para detectar un problema de salud.
1. Cambios al masticar, comer o beber — Si tu gato está teniendo dificultad para masticar, quiere decir que hay algo en su boca que le provoca dolor y que necesita ser investigado. Puede que tenga una enfermedad dental o de encía, un diente roto, estomatitis felina o reabsorción dental.
Los cambios de apetito o alimentación en tu gato pueden ser señal de algún problema subyacente, desde una enfermedad oral, una afección gastrointestinal (GI) hasta un cáncer.
Si de repente tu gato comienza a tomar toda el agua de su tazón hasta acabársela, también es un motivo de preocupación. El incremento de sed (junto con una excesiva producción de orina) son síntomas de varias afecciones felinas, incluyendo problemas en el tracto urinario y enfermedad renal.
2. Pérdida o aumento drástico de peso — Si tu gato está subiendo mucho de peso es muy probable que sea resultado de lo que come (por ejemplo, una alimentación a base de productos secos), cuánto come (la alimentación ilimitada es una de las causas principales de obesidad en gatos) y falta de actividad física (la mayoría de los gatos domésticos casi no se ejercita lo suficiente).
Por otro lado, la pérdida de apetito suele ser la primera señal de una enfermedad subyacente en gatos. Pueden existir muchas razones por las que no tenga hambre o se rehúse a comer, pero no comer puede comenzar a afectar negativamente su salud en menos de 24 horas. Para los gatitos de 6 meses o menos, este problema es mucho más serio.
3. Supresión de la interacción social y el contacto físico — La primera señal que la mayoría de los padres de mascotas notan en un gato que está enfermo o padece dolor es un cambio en el comportamiento. Por instinto, los gatos buscan lugares donde esconderse cuando están lastimados o enfermos. Intentan esconder su dolor ya que, en la naturaleza, un gato que sufra dolor es visto como débil y vulnerable por otros gatos y depredadores.
Si tu gato cambia sus hábitos para interactuar con la sociedad o esconderse, o si lo encuentras escondiéndose o descansando en un lugar inusual (la caja de arena, por ejemplo), es motivo de preocupación. En especial si demuestra otras señales de incomodidad.
De igual forma, el estrés puede hacer que los gatos se aíslen, así que es importante analizar si algo está pasando en el entorno o rutina diaria del gato, que le provoque estrés.
4. Cambios en el nivel de actividad, incluyendo el aumento de sueño o hiperactividad — Los gatos duermen la mayor parte del tiempo, incluso los jóvenes saludables, así que por lo general es difícil saber si las horas que tu gato pasa durmiendo han incrementado. Si sospechas que tu gato está durmiendo más de lo normal, sobre todo si también has notado otros síntomas, llama a tu veterinario.
La “hiperactividad” o los arranques repentinos de energía, sobre todo en gatos de edad avanzada, son una señal de un posible hipertiroidismo, pues a pesar de que su apetito ha incrementado, está perdiendo peso. Vomitar con frecuencia es otra señal de hipertiroidismo, así que, si esta es la descripción de tu gato, asegúrate de hacer una cita con tu veterinario lo más pronto posible.
5. Una caja de arena excesivamente húmeda es señal de mayor producción de orina — Una mayor producción de orina usualmente coincide con un incremento de la sed y consumo de agua, y en gatos estás son señales frecuentes de enfermedades renales, lo cual puede ser agudo (repentino) o crónico.
Otra afección poco común que provoca un incremento en la producción de orina es la diabetes insípida, un trastorno metabólico en el cual los riñones no son capaces de reabsorber cantidades normales de agua, así que el gato elimina grandes cantidades de orina muy diluida.
6. Accidentes urinarios o fecales — Si nada ha cambiado en el entorno de tu gato y mantienes su caja de arena completamente limpia, y aun así orina y defeca fuera de la caja, puede ser una señal de un problema médico como la enfermedad del tracto urinario inferior felino, diabetes, deficiencia cognitiva o hipertiroidismo.
Otra razón por la que esto pasa incluye la aversión al olor de la orina y a la caja de arena.
7. Problemas para orinar, ¡esto es una emergencia! — Esto incluye incomodidad, esfuerzo y varios intentos para orinar, sin mucho éxito. Si tu gato llora al hacer sus necesidades, no está haciendo la cantidad normal de orina en la caja de arena, parece preocupado por esa área de su cuerpo o lame de forma excesiva esa área, entonces deberías hacer una cita de inmediato con tu veterinario.
Existen varias causas subyacentes para las enfermedades urinarias, algunas de las cuales pueden provocar la muerte en tan solo unos días.
8. Falta de aseo, o aseo excesivo de ciertas áreas — Los gatos son criaturas quisquillosas y el aseo personal es un comportamiento felino natural, así que cuando un gato comience a verse desaseado, es importante saber por qué. Algunos gatos con sobrepeso no pueden alcanzar ciertas partes de sus cuerpos (normalmente de la parte inferior trasera) y necesitan ayuda (así como un plan para bajar de peso).
La enfermedad oral, en especial la estomatitis felina, puede convertir el aseo en algo muy doloroso para los gatos. Los gatos de edad avanzada con deterioro cognitivo pueden dejar pasar su aseo, lo cual va de la mano con señales más conocidas como la vocalización excesiva (sobre todo por la noche), confusión en relación a dónde se encuentran y por qué (fijar la mirada hacia la nada), hacer sus necesidades fuera de la caja de arena y perder el interés en interactuar con los miembros humanos de la familia.
9. Aumentos o cambios en la vocalización — Tú más que nadie sabes lo que es “normal” para tu gato en relación a los sonidos que hace. Por ejemplo, algunos gatos casi nunca vocalizan, mientras que otros “hablan” sin parar con sus humanos. Dependiendo de su personalidad, puede que también sepas la diferencia entre los sonidos de felicidad de tu gato y sus vocalizaciones cuando está molesto.
Los sonidos que no debes ignorar son los aullidos que hace de la nada y sin razón alguna, o un lloriqueo agudo y continuo, en especial si está deambulando o parece incapaz o poco dispuesto a sentarse. Estas son señales de que está pasando por un dolor insoportable y necesita ser atendido por el veterinario de forma inmediata.
Algunas señales de enfermedad en los gatos pueden manejarse de forma simple al dejar que sigan su curso, como una comida rechazada o la muy ocasional bola de pelo, por ejemplo. Otras señales pueden ser tan repentinas, severas y espantosas, que reconoces al instante que necesitas llevar a tu mascota al veterinario o un hospital animal de emergencia.
Muchos de los síntomas antes mencionados se encuentran entre los dos extremos y deberían ser atendidos por tu veterinario lo antes posible.