Los gatos son las mascotas más populares en todo el mundo y, solo en Canadá, alrededor del 38 % de los hogares tienen un integrante felino. Por desgracia, el vínculo entre los miembros de esta especie y sus humanos llega a perecer cuando el gatito se vuelve agresivo. Cuando la agresividad de un gato representa un riesgo para las personas u otras mascotas en el hogar, es posible que sus dueños comiencen a maltratarlo, dejen de atenderlo, lo abandonen en un refugio o, en el peor de los casos, decidan sacrificarlo.
Es de vital importancia hacer todo lo posible para evitar que el comportamiento agresivo se desarrolle en el minino, ya que puede ser muy difícil de erradicar. Para contribuir a ese objetivo, los investigadores del Ontario Veterinary College de la Universidad de Guelph, en Canadá, publicaron los resultados de un estudio que sugiere que las interacciones y el adiestramiento que los gatos reciben de sus dueños juegan un papel importante en la prevención o el desarrollo del comportamiento agresivo.
Experiencias durante los primeros años de vida versus experiencias posteriores a la adopción
Doscientos sesenta dueños de gatos adoptados de entre uno y seis años, contestaron una encuesta en la que se les preguntó acerca del comportamiento actual de su mascota, su hogar y entorno social. Los datos de las experiencias de vida que tuvieron los mininos a una edad temprana se obtuvieron de los registros de la Sociedad Protectora de Animales de Guelph.
Los refugios suelen intentar colocar a los gatitos en casas de acogida para mantenerlos a salvo de enfermedades y garantizar que reciban la atención y la socialización adecuadas. Algunos llegan con su madre y compañeros de camada, mientras que otros lo hacen solos y necesitan que los alimenten con biberón.
Investigaciones previas sugieren que este tipo de experiencias durante los primeros años de vida pueden influir en los niveles de miedo y agresividad que desarrollarán más adelante; sin embargo, este estudio no pudo validarlo.
"Contrario a lo que esperábamos, notamos que el trato que se les daba a los gatitos en los refugios a una edad temprana influía muy poco en el comportamiento que desarrollaban en la edad adulta", comentó en un comunicado de prensa de la universidad, Kristina O'Hanley, estudiante de doctorado y autora principal del estudio. "La mayoría de los efectos que vimos tenían una relación con la forma en que se trató al gato después de adoptarlo".
Un felino agresivo: ¿nace o se hace?
El equipo de investigación analizó diversas circunstancias de vida de los gatos mientras estaban en casas de acogida, tales como si su madre los amamantó o si se alimentaron mediante biberón, si había compañeros de camada presentes y la edad a la que se destetaron y se adoptaron para llevarlos al que sería su hogar permanente.
“También analizamos diversos factores en el hogar al que llegaron después de la adopción debido a que se han considerado importantes”, aseguró O'Hanley.
Se asociaron numerosos factores con el comportamiento agresivo en gatos adultos, entre los cuales se encuentra el tipo de adiestramiento o corrección que recibieron, el enriquecimiento ambiental y su acceso al aire libre.
Los investigadores encontraron que el 35 % de los gatos que formaron parte del estudio habían lanzado golpes y mordido personas y que es más probable que las hembras se comporten de forma agresiva con sus dueños y otros gatos. Había un menor riesgo de que se presentara agresión hacia los humanos en los hogares donde cohabitaban varios gatos, por lo que los investigadores formularon la teoría de que la interacción con los miembros de su propia especie ayudaba a prevenir este comportamiento hacia las personas.
Asimismo, el equipo de investigación descubrió que los gatos se comportan de manera menos agresiva con los dueños que usan el refuerzo positivo para gestionar las conductas indeseables. El comportamiento agresivo hacia sus dueños, otros gatos y otras personas fue más pronunciado en los hogares donde los dueños usaban comandos severos como "no", alzaban la voz durante las reprimendas o sostenían a su gato por el cuello.
"Nuestra investigación se centra en comprender por qué los gatos se vuelven temerosos y agresivos, así como desarrollar estrategias de prevención y tratamiento", aseveró en un comunicado de prensa la Dra. Lee Niel, coautora del estudio, profesora del Departamento de Medicina Poblacional y presidenta del Centro Col. K. L. Campbell para el Estudio del Bienestar Animal.
"Lo que hemos descubierto es que los métodos de adiestramiento que las personas usan en casa pueden influir en la agresividad de los gatos".
Además, la Dra. Niel señaló que esta clase de datos recabados por medio de encuestas deben interpretarse con cautela, ya que muestran correlación y no causalidad, y los resultados señalan áreas importantes para estudios futuros.
"Se requiere una investigación más profunda para determinar si los gatos se vuelven agresivos en respuesta a las correcciones verbales y físicas, o si es más probable que los dueños utilicen esos métodos en un gato que ya es agresivo", mencionó Niel.
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Por qué no deberías castigar a tu gato
Además de que es posible que desencadenes el lado agresivo de tu gatito, el castigo (regaños, gritos y golpes) es muy estresante para los felinos. Este tipo de tratamiento negativo también puede hacer que tu gato te tenga miedo sin corregir las conductas indeseables.
Incluso los gritos en casa, aunque no se dirijan a él, pueden hacer que busque esconderse, por lo que es una buena idea mantener un volumen de voz que no sea estridente. Si tu gato se comporta de forma problemática, es mucho mejor llegar al fondo de lo que originó la conducta en lugar de intentar castigarlo.
La verdad es que no importa si se trata de un comportamiento normal, o uno que indique que no se satisfizo alguna de sus necesidades o que existe un problema médico, castigar a tu minino no solo es cruel sino también injusto, rompe la confianza y puede afectar de forma negativa tu relación con él en el futuro.
Errores que se deben evitar al adiestrar a un gato
Los gatos son inteligentes, por lo que son capaces de aprender conductas deseables si se les adiestra de manera correcta. Esto incluye evitar los siguientes errores que, según la entrenadora Mikkel Becker especializada en la modificación del comportamiento de perros y gatos sin utilizar el temor, son comunes entre los dueños de gatos.
• Sobrestimar el tiempo que se necesita. Debes entrenar a tu gato en lapsos muy breves, de uno a cinco minutos, a lo largo del día. Siempre que tengas uno o dos minutos libres, intenta hacer una sesión de entrenamiento rápida con tu gatito: ellos aprenden mejor de esta manera.
• Ignorar las buenas conductas y reaccionar ante las malas. Es fácil ignorar el buen comportamiento de tu gato (como cuando hace uso de su rascador) y regañarlo cuando está haciendo algo que no quieres que haga (como arañar tu sofá en lugar de su rascador).
Cuando reaccionas ante su comportamiento negativo, es posible que lo asocie con una forma de llamar la atención y, por ende, lo siga haciendo. Para evitar eso, llénalo de elogios o premios (o ambos) cuando haga lo correcto e ignóralo cuando muestre alguna conducta que desees erradicar o ayúdale a canalizarla.
• Intentar detener los comportamientos instintivos. Si llevas a casa a un miembro felino, debes acostumbrarte a la idea de que va a tener la necesidad de arañar, saltar y trepar. En lugar de intentar privarlo de esas conductas instintivas, asegúrate de que cuente con lo necesario en casa para poder hacer todo lo que hacen los gatos por naturaleza.
Por ejemplo, puedes evitar que tu minino trepe por las cortinas al proporcionarle un árbol para gatos o una percha elevada. Puedes fomentar el uso de estas alternativas al darle premios y elogiarlo cuando lo haga.
• Asumir que tu gato entiende lo que le dices. Si deseas que se mantenga lejos del mostrador, no basta con decirle "aléjate" y esperar que sepa qué hacer. El refuerzo positivo es esencial para esto y tendrá mejores resultados que el castigo.
Para enseñarle lo que significa "aléjate", redirígelo del mostrador a un lugar más adecuado, como su árbol, y dale un premio. Con el tiempo, aprenderá que debe ir a su árbol para recibir una recompensa cada vez que le pidas que se aleje.
• Establecer metas de adiestramiento poco realistas. Si presionas a tu gato para que aprenda demasiado en poco tiempo, es posible que se frustre y se dé por vencido. Cada gato aprende a su propio ritmo, por lo que debes incrementar la intensidad de forma gradual y solo avanzar al siguiente paso cuando él se sienta cómodo y seguro para hacerlo.
Brindarle a tu gatito diversas oportunidades de tener éxito y ser recompensado también es importante para que desarrolle confianza en sí mismo. Como explica la entrenadora Becker, “ten en cuenta que esos pequeños pasos se suman a otros más grandes y pueden convertirse en cambios significativos en el comportamiento de tu gato".