Muchos veterinarios han dejado de recomendar la receta de la vieja escuela que consiste en una dieta blanda a base de carne molida de res y arroz para tratar la diarrea. Cada vez más hospitales recomiendan que las mascotas con diarrea lleven una dieta a base de calabaza en lugar de arroz blanco y carne molida de pavo en lugar de res.
Sin duda, el tema de la fibra es un poco confuso, sin embargo, es importante contar con un conocimiento básico de los diferentes tipos que existen para comprender los efectos que tendrán en el cuerpo de un animal.
A lo largo de la historia, la fibra (es decir, las diminutas estructuras filiformes de las frutas, verduras y granos) se ha definido como los restos de las células vegetales que resisten la digestión, entre las cuales se encuentran los lignanos, la celulosa y los carbohidratos no digeribles que se encuentran en las plantas.
No obstante, esta definición no incluye la quitina, los fructooligosacáridos (FOS) ni otros carbohidratos no digeribles que provienen de fuentes de origen animal y que son resistentes a las enzimas digestivas de los animales.
Es por eso que, en 2001, el Instituto de Medicina estableció definiciones que diferencian la fibra que se encuentra en los alimentos de manera natural ("fibra alimenticia") y otras clases aisladas que pueden añadirse a los alimentos o suplementos alimenticios (que se conocen como "fibra funcional").
La celulosa, la hemicelulosa, las ligninas, los betaglucanos y los almidones resistentes (que se encuentran en los plátanos verdes y las legumbres) son algunos ejemplos de los tipos de fibra alimenticia que se encuentran en las plantas. Algunos ejemplos de fibra funcional incluyen la inulina, la oligofructosa, las resinas vegetales y las pectinas.
Otras clasificaciones de la fibra
• Viscosa y no viscosa: esta clasificación depende de su consistencia cuando se mezcla con agua. La fibra se considera viscosa cuando se gelifica en el agua, tal como las pectinas, los betaglucanos, el psyllium y algunos tipos de resina. Este tipo de fibra reduce el colesterol, hace que el vaciado gástrico se lleve a cabo más despacio y puede ayudar a que algunos nutrientes (como los azúcares) tomen más tiempo en absorberse en el intestino delgado.
• Soluble e insoluble: la fibra también se clasifica de acuerdo a su solubilidad. La fibra soluble se disuelve en el agua con facilidad y algunos ejemplos son los betaglucanos, las resinas, la mayoría de las pectinas y el psyllium. Por otro lado, la celulosa y las ligninas no se disuelven en el agua, así que se clasifican como fibras insolubles.
Hace tiempo, se creía que la solubilidad de una fibra determinaba el efecto que tendría en el cuerpo, sin embargo, las investigaciones recientes demuestran que no es así. Las fibras solubles se unen a los ácidos grasos y hacen que la digestión se ralentice, lo cual podría estabilizar los niveles de azúcar en la sangre de los animales. Asimismo, se ha demostrado que ayudan a reducir el colesterol en las personas.
Existen fibras de ambos tipos que pueden fermentarse, y la mayoría de las fibras de las plantas enteras contienen los dos.
La fibra insoluble es una fuente de fibra alimenticia que ayuda a que el volumen de las heces sea mucho mayor y que los productos de desecho se desplacen a través del intestino. Por ende, permite prevenir el estreñimiento y regularizar el estado de las mascotas. Desde mi experiencia, casi todos los dueños de mascotas y un gran número de veterinarios agrupan toda la fibra en esta categoría y asumen que todas tiene el mismo efecto laxante en el intestino, mientras que algunas fibras se adhieren y tienen el potencial de causarle estreñimiento a los mamíferos.
Un ejemplo de estas son las pectinas del plátano, las cuales extraen el agua de las heces y la devuelven al cuerpo. Cuando el agua sale del colon, las heces son más firmes. Cuando tu perro sufre diarrea, es una buena idea complementar su dieta blanda con una pequeña cantidad de puré de plátano (si va a comérselo), ya que esto suele ayudar a que las heces blandas sean un problema menos frecuente.
• Fermentables, parcialmente fermentables y no fermentables: además de la solubilidad y la viscosidad, la fibra también se puede clasificar según su capacidad fermentativa. Las fuentes de fibra fermentable, como las pectinas, los betaglucanos, la goma guar, la inulina y la oligofructosa, son una fuente de alimento para los miles de millones de bacterias que se encuentran, por naturaleza, en el tracto gastrointestinal (GI) de tu mascota.
Algunos ejemplos de fibras no fermentables son la celulosa y la lignina. En general, las fibras de las frutas y vegetales son fermentables, y las de los granos no lo son.
En la actualidad, las investigaciones se centran en las acciones y la influencia de ciertos tipos de fibra fermentable en la alimentación de bacterias que están presentes en el tracto gastrointestinal y son beneficiosas. El tracto gastrointestinal es el órgano inmunológico más extenso del cuerpo. Tanto el tejido linfoide asociado al intestino (GALT, por sus siglas en inglés) como las placas de Peyer, que son parte del mismo, se ven afectados por el equilibrio y la salud del microambiente microbiano.
Los científicos están analizando la manera en que los alimentos pueden restaurar o dañar este equilibrio bacteriano, el cual tiene una importancia crítica dentro del intestino, y la fibra fermentable puede desempeñar un rol muy importante para mejorar la modulación de las defensas gastrointestinales.
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Recomiendo la calabaza en lugar el arroz por estas razones
La calabaza enlatada al 100% ofrece cerca de 80 calorías y 7 gramos de fibra soluble por taza, en comparación con la cantidad que proporciona una taza de arroz blanco cocido: 1.2 gramos. La calabaza es rica en fibra soluble (pertenece al tipo que se disuelve en agua para formar un gel viscoso y que recubre y alivia los intestinos irritados). Este tipo de fibra retrasa el vaciado gástrico, y ayuda a que el tránsito gastrointestinal sea más lento (por lo que reduce el número de episodios de diarrea).
Los animales que tienen diarrea corren el riesgo de deshidratarse debido a que pueden perder electrolitos importantes, como el potasio. La hipopotasemia, o niveles bajos de potasio, pueden provocar calambres, fatiga, debilidad e irregularidades en el ritmo cardíaco. La calabaza es una excelente fuente de potasio, ya que cuentan con 505 miligramos por taza.
La calabaza también es más segura para las mascotas con diabetes. El arroz es un grano de alto índice glucémico, así que llega un momento en el que se descompone en azúcar, la cual puede afectar al páncreas; por el contrario, los extractos de calabaza tienen el potencial de restaurar la función de las células beta (que son las encargadas de producir insulina en el páncreas).
El arroz es un grano suave, pero, a mi parecer, no es la mejor opción para una dieta de recuperación destinada a una especie de carnívoros facultativos. La FDA emitió una advertencia sobre las cargas de arsénico en el arroz blanco, y ya que el arroz suele excretarse entero, surge la duda de qué tan bien se digiere y se absorbe este carbohidrato.
Carne molida de pavo o de res
El motivo por el que recomiendo el pavo es muy simple: contiene menos grasa. La grasa puede empeorar el malestar gastrointestinal y la carne molida de res contiene altos niveles de la misma, los cuales no se pueden reducir de forma sustancial por medio de la cocción.
Es importante hervir la carne cuando se trata de una dieta blanda, ya que esta técnica es la que elimina la mayor cantidad de grasa. La carne debe alcanzar los 240 ºC para que la grasa se desprenda. El agua hirviendo solo alcanza una temperatura de 100 °C, así que es posible que el contenido total de grasa solo se reduzca un poco. La grasa restante puede empeorar la pancreatitis y los síntomas de malestar gastrointestinal.
Cocer la carne en el horno, a una temperatura de 243.33 ºC puede parecer una mejor idea, pero es imposible eliminar la grasa en este proceso. Cuando la carne se cuece al horno o se hierve, solo se elimina la grasa de la superficie, mas no la que permanece en el interior (sin mencionar que la cocción de alimentos a temperaturas tan elevadas genera productos finales de glicación avanzada que son perjudiciales).
Por eso recomiendo escalfar una carne que no contenga grasas cuando se trata de dietas blandas. Puedes adquirir pavo molido sin grasa o pechuga de pavo en la mayoría de las tiendas de alimentos, al igual que la calabaza enlatada 100 % en la sección de repostería (asegúrate de que no sea relleno para pastel).
Muchas personas (entre las que me incluyo) prefieren comprar alimentos orgánicos en lugar de transgénicos siempre que sea posible. Si gustas, puedes comprar calabazas frescas y orgánicas, cocinarlas al vapor o hervirlas, y guardarlas en un recipiente apropiado o congelarlas para después. Asimismo, si logras conseguir carne de pavo fresca y orgánica, mucho mejor. Mezcla el pavo cocido con la calabaza en proporciones iguales y dale porciones pequeñas durante el día; puedes complementar con olmo resbaladizo, carbón activado u otros nutracéuticos que ayuden con los problemas gastrointestinales, según lo que recomiende tu veterinario.
Alternativas para mascotas que tienen intolerancias alimentarias o son selectivas con la comida
Es común escuchar a los dueños decir cosas como: "a mi perro no le gusta la calabaza" o "mi mascota es alérgica al pavo". En esos casos, recomiendo usar puré de patata o ñame cocido y sin cáscara (aunque la papa blanca también funciona), así como pechuga de pollo cocida, carne de cerdo sin grasa o bacalao (aunque no hay que olvidar que el pescado contiene un mayor porcentaje de grasa que las aves de corral).
Es necesario que lleves a tu amigo peludo al veterinario si la diarrea no cesa en 48 horas o si hay signos de letargo o de enfermedad. En caso de que la dieta blanda haya eliminado la diarrea, tu mascota podrá volver a consumir su dieta habitual 24 horas después de que sus heces tengan una consistencia normal. Es imperativo recordar que esta dieta de recuperación no es balanceada, por lo que no se recomienda a largo plazo.