En la actualidad, los problemas digestivos afectan a tantos perros y gatos que podría considerarse una epidemia. Entre las diferentes enfermedades intestinales que puede desarrollar tu mascota, la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que también se conoce como enteropatía crónica (CE, por sus siglas en inglés), es una de las enfermedades más costosas y difíciles de diagnosticar con precisión.
Pero, por suerte, Antech Diagnostics acaba de presentar el Canine CE-IBD Assay, la primera prueba de sangre simple y económica para diagnosticar la EII en perros. Según el comunicado de prensa de la compañía, esta prueba no invasiva:
“Incluye datos de tres biomarcadores que proporcionan mediciones objetivas de la enfermedad, lo que permite un diagnóstico rápido y preciso ‘consistente con CE/IBD’ o ‘no consistente con CE/IBD’.
Los biomarcadores ayudan a los veterinarios a determinar si existe una enfermedad inflamatoria, si se requieren más procedimientos de diagnóstico, así como a desarrollar planes de tratamiento más personalizados e incluso a monitorear la respuesta de un perro a la terapia".
Diagnosticar esta enfermedad puede ser todo un desafío
Antes solo exisitían dos pruebas de diagnóstico en las que se basaban los veterinarios para detectar un problema grave de inflamación intestinal. Una se conoce como la "prueba de confirmación", que es por medio de una biopsia de un pequeño trozo de tejido que se extrae durante un procedimiento de endoscopia para enviarlo a un laboratorio de patología para analizarlo. El patólogo evalúa las características comunes en los tractos gastrointestinales (GI) de los animales que padecen una enfermedad inflamatoria intestinal.
Las biopsias casi nunca son mi primera opción, porque es un procedimiento costoso e invasivo en el que se utiliza anestesia, así que tener un método de diagnóstico no invasivo es un alivio para los veterinarios de todo el mundo.
El Canine CE-IBD Assay es una gran herramienta que beneficiará a todos los veterinarios, pero es importante recordar que esta prueba no dice POR QUÉ el perro tiene inflamación intestinal. Una vez que tienes el diagnóstico de EII, el siguiente paso es descubrir y tratar la causa subyacente de la inflamación intestinal y a partir de ese momento, comienza la verdadera etapa de curación.
Muchos veterinarios, me incluyo, también usarán pruebas gastrointestinales funcionales con muestras sanguíneas y fecales para evaluar el grado de enfermedad en el intestino. Lo que analizo en los resultados de las muestras, son los niveles de absorción de las vitaminas B, folato y cobalamina.
El folato es soluble en agua y no se absorbe en el intestino delgado a menos que se descomponga allí. Si el intestino delgado no es capaz de descomponer el folato, puede desarrollar una deficiencia del mismo porque no puede absorberlo.
Si este es el caso, su muestra sanguínea mostrará niveles bajos de folato. Lo que me dice que hay un problema con la capacidad de asimilar y absorber nutrientes o que el intestino delgado no puede descomponer los nutrientes de manera efectiva y esto indica una enfermedad o trastorno en dicho órgano. Por otro lado, si los niveles de folato en la sangre son demasiado elevados, significa que existe un problema que se conoce como sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés), que se ha convertido en un problema muy común entre los perros y gatos.
La cobalamina, que es la otra vitamina B que reviso, se une a las proteínas y se libera a través de una serie compleja de eventos que comienza en el estómago y termina en el intestino delgado. Si hay una deficiencia de cobalamina, podemos suponer que este proceso no funciona como debería. Los niveles de cobalamina dicen mucho sobre la digestión.
La mala digestión también puede afectar el páncreas en una condición que se conoce como insuficiencia pancreática exocrina (EPI, por sus siglas en inglés). La EPI se puede diagnosticar con ayuda de una prueba de sangre que se llama TLI (inmunoreactividad similar a la tripsina). También me gusta realizar una prueba de inmunoreactividad de la lipasa pancreática (PLI, por sus siglas en inglés) para evaluar la función del páncreas, porque la pancreatitis es muy común en mascotas con EII y se puede tratar con regímenes de alimentación específica.
Realizar una prueba de disbiosis y analizar el microbioma también proporciona información sobre el estado de salud del tracto gastrointestinal y permite establecer un plan de recuperación específico (que suele involucrar una terapia para restaurar el microbioma). Por lo general, los animales con EII tienen un historial de uso de antibióticos, por lo que también suelen tener disbiosis; así que identificar y corregir los desequilibrios del microbioma en pacientes que tienen EII, es esencial para una mejora a largo plazo.
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Los microbios intestinales también pueden ayudar a detectar la EII
Se cree que las bacterias que viven en el tracto digestivo, que se conocen como microbioma intestinal, son un factor importante en la EII. Dado que tanto los perros como los humanos sufren de EII, los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego querían saber más sobre esta enfermedad al examinar las bacterias intestinales de los perros.
Para el estudio que se publicó en 2016 en la revista Nature Microbiology, los investigadores recolectaron muestras fecales de 65 perros que tenían síntomas gastrointestinales crónicos e inflamación, así como de 85 perros sanos. Utilizaron una técnica de secuenciación para identificar las especies microbianas presentes en cada muestra, y luego usaron los datos para buscar similitudes y diferencias en las especies bacterianas que encontraron en perros con y sin la enfermedad.
Las diferencias fueron tan significativas como para que los investigadores pudieran determinar qué perros padecían la enfermedad. Por desgracia, también descubrieron que el microbioma intestinal de los perros y los humanos no son tan parecidos como para aplicar estos hallazgos en humanos.
Opciones de tratamiento
Considero que todas las mascotas con EII también podrían tener disbiosis, que por fortuna se puede detectar al analizar el microbioma. La mayoría de los veterinarios coinciden en que es importante abordar un microbioma disbiótico y la respuesta inflamatoria para sanar muchas enteropatías crónicas.
Pero no estoy de acuerdo que para que los perros con enfermedad inflamatoria intestinal tengan una mejor salud intestinal es necesario darle croquetas forrajeras de ‘prescripción’ que contienen proteína hidrolizada. Aunque el alimento forrajero podría mejorar los síntomas gastrointestinales en algunas mascotas, no es una solución a largo plazo.
Los investigadores apenas comienzan a identificar las posibles consecuencias sistémicas, que incluyen respuestas inflamatorias crónicas, por consumir los productos finales de glicación avanzada que se encuentran en los alimentos procesados a altas temperaturas (croquetas y comida enlatada), lo que podría explicar por qué muchas mascotas no mejoran al hacer la transición de una marca de croquetas a otra.
La recomendación tradicional para perros con EII, en especial aquellos con vómitos o diarrea, es averiguar si necesitan evitar algún alimento en específico debido a alguna intolerancia a sus ingredientes. Lo que se puede saber con precisión al realizar una simple prueba de saliva.
Una vez que tengas los resultados, te recomiendo darle una alimentación casera y blanda que incluya los vegetales y carne que se encuentran en la lista de "alimentos aprobados" hasta que los síntomas mejoren y, en caso de ser necesario, medicamentos o nutracéuticos para controlar los vómitos y la diarrea.
Esta no es una alimentación nutricionalmente completa, por lo que te sugiero consultar a un veterinario integrador que se especialice en alimentos o un profesional de alimentos frescos porque después de la dieta blanda, debes elegir una receta o dieta novedosa, nutricionalmente balanceada, sin residuos y de preferencia, a base de alimentos frescos. Cambiar su alimentación le proporcionará al tracto gastrointestinal y sistema inmunológico de tu perro el descanso que tanto necesita, y la naturaleza antiinflamatoria de este tipo de alimentación favorecerá la sanación.
Es importante darle carnes poco procesadas, de grado humano y que no contengan contaminantes, así como productos orgánicos (lo que significa que no hay residuos de pesticidas que alteren aún más la microbioma) y evitar todos los conservadores, colorantes sintéticos y aditivos que puedan empeorar el estado de su sistema gastrointestinal.
Si eliminas de la lista todo lo que daña su salud intestinal, notarás que debes evitar casi todas las marcas de croquetas y alimentos enlatados, incluyendo las dietas de prescripción. Esto significa que debes recurrir a compañías pequeñas y confiables de alimentos de grado humano para satisfacer las necesidades de tu mascota, o bien preparar sus comidas con tus propias manos (solo debes utilizar una receta diseñada para superar los requisitos nutricionales mínimos de tu mascota).
De igual manera, te recomiendo preguntarle a tu veterinario sobre la terapia para restaurar el microbioma, que no es tóxica, influye en el organismo y puede tener un efecto positivo en la salud gastrointestinal, la función de los órganos, el sistema inmunológico y el comportamiento de tu perro.
Además, deberás examinar junto con tu veterinario los suplementos apropiados, incluyendo los protocolos específicos para equilibrar el microbioma y repoblar su intestino con bacterias saludables. Existen varias hierbas y nutracéuticos que son excelentes opciones para ayudar a mejorar la digestión y absorción, así como para reducir la inflamación gastrointestinal.
Para incluir estos suplementos, antes, durante o después de hacer el cambio en la alimentación, debes considerar la situación particular de tu perro. Hacer una transición demasiado pronto o de forma incorrecta podría empeorar los síntomas, por lo que te recomiendo mucho que busques la orientación de un veterinario integrador con experiencia en salud intestinal.
Otros factores ambientales y de estilo de vida que debes abordar incluyen futuras vacunas innecesarias (que no recomiendo aplicar de forma automática a menos que así lo indique la pruebas de títulos) y otros medicamentos veterinarios (que incluye prescribir esteroides sin explicar el siguiente paso a seguir) así como cualquier posible exposición a sustancias químicas para el hogar o jardín en el entorno o estilo de vida de tu mascota que pueda contribuir con la inflamación y dañar su microbioma.
Si crees que tu mascota tiene un alto riesgo de EII (síndrome del intestino irritable, muchos problemas gastrointestinales o diarrea recurrente), este es el mejor momento para tratar su disbiosis y sus desequilibrios en el microbioma, antes de que la inflamación cause una enfermedad más progresiva.